Capitulo 11

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Miré un pequeño niño que bajaba las escaleras jugando en su consola portatil.
—Él es Juan, mi hermano menor, peeo mayor que Gabriel.
—Hola Juan —Le dije al hermano de Sebas. Él despegó la mirada de la pantalla, me vió y con una sonrisa me tendió la mano para saludarme.
Con gusto la tomé, ese niño me daba demaciada ternura.
—Soy ______.
—Al fin te conosco, Sebastián me habla todo el tiempo de ti. —Me dijo y al instante miré a Sebas, él sonrió apenado.
—Pues ella es mi linda novia, la más hermosa y perfecta de todas.
Me sonrrojé y lo abracé. Me encantaba cuando me decía cosas lindas.
—Mami, la novia de Sebas está aquí. —Dijo Juan y escuché un "Ya voy hijo".
Una mujer hermosa bajó cargando un pequeño niño de aproximadamente 2 años, supuse que era Gabriel.
Aquella señora tenía una sonrisa de felicidad que no había visto en ninguna mujer jamás, se veía contenta con la vida, satisfecha y orgullosa por sus tres hijos. Simplemente se veía radiante de felicidad.
—Mami, te quiero presentar a _____.
—Mucho gusto, soy Karen Villalobos.
—Mucho gusto, —le sonreí —supongo que él es el pequeño Gabriel.
—Así es, el más pequeño de mis tres tesoros.
Después de una linda platica con la familia de mi novio, pasamos al comedor, Karen cosinaba muy bien.
Cuando terminamos de comer, nos dirigimos a la sala.
—Y entonces, me pidó ser su novia en un parque. —Dije terminando de contarle a Karen la historia de amor de Sebas y yo.
—Mi hijo siempre ha sido muy romántico y detallista. Estoy muy orgulloza de él y siempre se lo digo. —Me dijo Karen sonriendo.
Sebastián se paró y se dirigió a un armario debajo de las escaleras que quedaban detrás del sillon donde estabamos él y yo.
—Si _____ me abandonara, yo le dedicaría "Infinity" de One Direction. —Sacó una guitarra y se sentó a mi lado, me miró a los ojos y comenzó a tocar cantandome con su dulce voz que alumbraba mis oidos.
Las lágrimas comenzaron a caer de mis ojos mientras una sonrisa se dibujaba en mi cara.
—Hay Sebas —dije limpiando mis lágrimas cuando terminó de cantar.
—Eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Recuerdalo siempre. —Dicho esto se acercó a mí y me besó con tanta ternura que me sentí protegida... hasta que recordé que su familia nos observaba, entonces me sentí incomoda.
—Mami, iré a dejar a _____ a su casa, no quiero que se vaya sola.
—Claro, con mucho cuidado.
Salimos de su casa, caminamos tomados de la mano...
—Bueno chicos, acuerdense que van a llegar los primero examenes, deben estudiar y hacer su máximo esfuerzo. Que tengan buen día —Dijo el maestro retirandose para irse a su siguiente clase.
—Amor, vas a ayudarme a estudiar, ¿verdad? —me dijo Sebas mirandome haciendo una cara tierna.
—Claro que sí amor, aún que tú no necesitas ayuda para las clases, eres muy inteligente.
—Tú lo vuelves estúpido. —Dijo Aaron.
—Callate, idiota. — Le dijimos Sebas y yo al unisono.
—Claro, ahora los tortolitos se ponen de acuerdo para insultarme. —Dijo Aaron mientras nos miraba entrecerrando los ojos.
—Tú te lo buscaste. —Le dije con un tono autoritario y burlon.
—Hey, yo no tengo la culpa de que no te halla follado aún. —Me dijo riendo. Lo golpee en el hombro sonrrojada —¡Auch! Eso me dolió.
—Que bueno.
Sebas solo veía y reía. Me encantaba su hermosa sonrisa y el tono de su voz cuando reía.
Cuando nuestras clases acabaron Sebas tomó mi mochila y la cargó junto a la suya.
—Vamos a tu casa amor, hay que estudiar.
—A mi no me engañan, van a coger. —Dijo Aaron pasando junto a nosotros.
—No jodas. —Dijo Sebas sonriendo.
—¡Hay Sebas, sí, más duro! —Dijo imitando gemidos de mujer.
Sebastián dejó las mohilas en el piso se echó a correr tras Aaron que tiró igual su mochila y corrió. Yo reía al ver la escena.
Comencé a reir cuando ví que Sebas caía al suelo, corrí hacia él. Llegué y le ayudé a levantarse aún riendome.
Aaron regresó y lo ayudó también, los tres reíamos.
—Lo siento, soy muy veloz para ti —Dijo Aaron y en seguida Sebas lo hizo caer.
No podíamos parar de reir.
—Ya basta, mi estomago rebentará.
—De acuerdo, ya no más. —Dijo Sebas —Traeré las mochilas.
Sebas corrió por las mochilas y trajo las tres.
—Aaron, ¿no quieres ir a estudiar con nosotos? —Le pregunté.
—No quiero ser mal tercio.
—No lo serás.
—Bueno quiz... —un mensaje de texto interrumpió sus palabras. Sacó su celular y comenzó a leer. —Lo siento, tengo que ayudar a Katelyn a estudiar, Adiós. —Se despidió corriendo.
—Para eso sí es veloz. —Dije.
—Usen condón. —Gritó Sebas mientas llamaba la atención de todos.
Aaron solo le sacó el dedo y siguió corriendo. Sebas tomó mi mano y nos dirigimos a mi casa.
—Por fin llegamos. —Abrí la puerta de la casa. —¿Me ayudas a hacer una limonada?
—Claro.
Nos dirigimos a la cocina, Sebas buscó una jarra para hacer la limonada mientras yo cortaba los limones que anteriormente había sacado de la nevera, al estar cortandolos por accidente una gota de limón saltó y por los gritos de Sebas me di cuenta que había aterrizado en su ojo.
—Lo siento tanto, dejame vere. —Dije acercandome mientras Sebas se quejaba y tocaba su ojo.
—Me duele mucho.
—Lo sé, lo siento, dejame ver. —Dije apartando la mano de Sebastián, cuando su mano estába a la mitad de su ojo, repentinamente voló a mi cintura y me acercó a él uniendo mis labios con los suyos en un lindo beso.
—Te mentí, estoy perfecto.
Reí mientras golpeaba su hombro y él sonreía.
—Creí que de verdad te dolía, mentiroso. —Seguí cortando los limones.
—Amor, ¿dónde está el azucar?
—Arriba en la alacena.
Terminamos de hacer la limonada, la cual nos quedó muy rica y fresca gracias a los hielos que le agregamos.
Nos sentamos en el sillón a estudiar biología, sería el primer examen de mañana.
Las horas se me pasaron volando y logré aprender todo gracias al excelente profesor que era mi Sebastián.
—Bueno amor, nos vemos mañana, ¿sí?
—Claro amor —Le di un beso y después se fue.

No CorrespondidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora