Ya era domingo y no había visto a Sebastián, lo llamé para salir y poder vernos. Él dijo que pasaría por mí, asi que me areglé.
Tocaron la puerta y cuando abrí era Sebastián.
—Hola, amor. Pasa.
—Hola, te extrañé. —Me dio un beso en la mejilla.
Tomé mi bolso y nos fuimos.
—¿A dónde quieres ir? —Me preguntó.
—No lo sé... dame opciones.
—Podríamos ir al parque por un helado, podríamos ir a McDonald's y comer, podríamos ir al cine... no lo sé.
—¿Te parece ir al cine?
—Sí, vamos.
Nos dirigimos al cine y compramos los boletos, después hicimos fila en los snaks para comprar palomitas, refrescos y unos hot dogs. Por suerte no había tanta fila y pasamos rápido.
Vimos la película y cuando salimos me dejó en mi casa.
—Me divertí mucho, amor. —Me dijo y me besó.
—Yo también me divertí. Oye, amor... ven.
—¿A dónde?
—Sigueme.
Me siguió, subimos hasta el techo de mi casa. Habían 2 sillas.
—Este es mi lugar favorito, solo había una silla porque jamás pensé mostrarselo a nadie, pero te amo tanto, confío tanto en ti que... quiero compartirlo.
—Gracias, amor. Agradesco que tengas esa confianza en mí. ¿Y por qué es tu lugar favorito?
—Varias razones, la primera es que desde aquí se puede ver gran parte de la ciudad, por lo general cuando estás abajo, ahí en las calles, escuchas claksons, tráfico, gente hablando, materiales de construcción, etc. Pero cuando estás aquí, arriba... está todo más tranquilo y sigues en el mismo lugar, pero estás mirando desde otra perspectiva... —me sonrió, me tomó de las manos y me dio un beso tierno en los labios. —La otra razón, es porque cuando estaba pequeña le lanzaba globos con agua a los niños. —Reí.
—Que malvada. Pero admito que debió ser divertido.
—Sí, de hecho... ah, también me encanta este lugar porque si miras en la noche hacia arriba, puedes ver la luna y las estrellas.
—Es maravilloso. Amor, gracias por mostrarmelo.
Pasamos ahí al rededor de una hora y después Sebas tuvo que irse, pues mañana tendríamos escuela.
—Te veré mañana, por cierto, mi mamá me dijo que te invitara a comer otra vez, ¿podrías mañana?
—Claro, con gusto.
—Está bien, entonces mañana te veo, —me dio un beso en los labios —descanza, bebé.
—Tú también, amor —cuando se fue me fui a mi cama, me dormí y a la mañana siguiente me duché para ir a la escuela, me maquillé un poco.
Cuando llegué a la escuela me senté con Aaron.
—Hola, adivina qué hice. —Me dijo.
—Mmm... ¿qué? —respondí. —Seguro una tontería que te metió en problemas.
—Nada de eso, recuerdas que me gustaba tu amiga Allyson pero después me gustó Katelyn...
—Eh... sí.
—Bien, me animé a invitar a salir a Katelyn.
—¿En serio? ¿Y? ¿Qué pasó? ¡Díme ya!
—Tranquila, solo salimos y ya.
—¿Y ya? —le dije con tono de aburrida.
—Y... bueno me besó.
—¿Qué? No es cierto.
—Es cierto.
—Debes gustarle mucho, ella no besa a alguien en la primer cita, claro, solo que le guste mucho.
—¿En serio? ¡Ja! Soy todo un galan. —Dijo con tono orgulloso.
—Sí, claro. Lo que digas —Me burlé, en eso entró Sebastián, me saludó con un beso, saludó a Aaron y a sus otros amigos.
—¿De qué hablan? —Dijo Sebas.
—Katelyn y Aaron salieron y se besaron. —Dije.
—Genial, podríamos salir los 4 en una cita doble.
—Gran idea. —Dijo Aaron.
—Amor, hoy si iremos a mi casa, ¿verdad?
—Claro, amorsito, —dijo Aaron —te comeré a besos y te haré...
—¡Callate! —lo golpeé en el brazo —Sí, amor.
—Bien, ¿y me quieres acompañar al ensayo de la banda?
—Sí, con gusto.
Llegó el maestro y comenzó la clase. Al terninar nuestras clases Sebastián y yo salimos hacia su casa y en el camino ibamos platicando sobre Aaron y Katelyn. Al llegar a su casa su mamá y sus hermanos me recibieron con alegría. Creo que les agrado.
—Estaba esperando a que Sebas te volviera a invitar. Me caiste muy bien —dijo su mamá — y espero que te invite más seguido.
—Muchas gracias, a mí me encantaría, los conosco poco y ya me siento en confianza con ustedes, son una hermosa familia y tiene el mejor hijo.
—Sí, yo. —dijo Juan.
—No bobo, soy yo. —Ambos rieron y Sebas le acarició la cabeza a Juan.
Comimos y platicamos, después la mamá de Sebas me mostró fotografías de él cuando era pequeño.
Yo le prometí a Sebas que le mostraría mi album de fotos de pequeña para estar a mano.
—Amor, es hora de irnos al ensayo.
—Cierto, fue un gusto comer connustedes, la comida estuvo deliciosa.
—Gracias, vuelve cuando quieras, esta es tu casa. —Me dijo la mamá de Sebas.
Llegamos a donde ensayaría la banda de Sebas. Comenzaron a ensayar y yo veía como Sebas me miraba cuando cantaba, como si me estuviera dedicando las canciones.
—Ah, Carlos, ¿ya les dijiste? —dijo Bryan.
—No, eso iba a hacer, chicos, conseguí que seamos la banda que abra el acto de la preparatoria 2. —Dijo Carlos y todos se alegraron y comenzaron a festejar.
—Es increible, ¿cómo lo conseguiste? —Dijo Jack tocando su brazo.
—Bueno, mi tío tiene contactos ahí.
—Es increible, tenemos que practicar más o... ¿tú que dices, amor? ¿Sonamos bien? —Dijo Sebas y todos me miraron.
—Sí, suenan muy bien, incluso Liz suena muy afinada, me sorprendió.
—Gracias, he estado practicando y me da gusto que me esté dando resultados.
Liz era una de las personas que eran tan agradables, lindas y buenas personas. Ella me caía super bien.
Cuando terminó el ensayo, Sebas me dejó en mi casa y él se fue a la suya.
Durante toda la semana no pasó nada interesante, solo el viernes que gue cuando acordamos que saldríamos Aaron, Katelyn, Sebas y yo a una cita.
Me alisté para la cita, como hacía calor me puse un short y una camisa de manga corta, unos converse y una gorra para taparme un poco el sol, ya que iríamos a un parque de diversiones.
Sebas ya había llegado y me esperaba en la sala.
—Amor, ¿ya estás lista? —lo escuché decir.
—Sí, ya bajo.