Capitulo 12

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Cuando terminé mi examen, salí del salón, esperaba a que Sebastián saliera para poder ir juntos a la cafetería.
Me puse a jugar en mi celular para así distraerme.
La puerta de mi salón se abrió y salió Aaron.
—¿Se te hizo facil?
—No tanto, ¿a ti?
—Dudé un poco.
Aaron se quedó conmigo hasta que Sebastián salió.
—Listo.
—Yo iré a buscar a Katelyn. —Dijo Aaron y se fue.
No sé hasta cuando esos dos iban a ser novios, era más que obvio que ambos sentían algo por el otro.
—¿Crees que deveríamos ayudarlos?
—¿En qué?
—Para que ya de una vez Aaron le pida a Katelyn que sea su novia.
—Eso estaría mal. —Dije, se me hacía algo mal forsarlos a estar juntos, deberíamos dejar que ellos se ocupen de sus cosas. Deberíamos esperar a que Aaron tuviera el valor de decirselo a Katelyn... o al revéz. —Ya sucederá, no hay que apresurarlos.
—Pues solo espero que no se tarde.
—¿Hoy vamos a estudiar juntos?
—Sí amor.
—Está bien.
La escuela se me hacía menos estresante y menos complicada con Sebastián. Ahora mismo debería estar desesperada por comprender los temas y estudiar, pero en cambio estoy demaciado tranquila.
—Amor, ¿me acompañas a la cafetería? —Me dijo Sebastián y yo asentí mientas me levantaba de la banca en la que estuvimos sentados.
Siempre que caminamos Sebastián tomaba mi mano, era un acto muy lindo, sentir que, de alguna forma, me protegía.
—Quiero comprarte algo, novia.
Sonreí, me parecía algo tan dulce y lindo que tuviera tantos detalles. Jamás me cansaría de este hombre.
—¿Qué quiere comprarme, señor Villalobos?
—Elija usted señora Villalobos.
—No estamos casados.
—Todavía no.
—¿Eso que significa?
—Que vas a estar para siempre conmigo, que te pediré matrimonio, que vas a ser la madre de mis hijos y que tendrás que soportarme por el resto de tu vida.

Llegamos a mi casa. Estudiamos y entonces no me di cuenta, pero terminé durmiendome.
Desperté en mi cama tapada con una sabana blanca. Quise suponer que Sebastián iba a estar a mi lado, pero en cambio había una nota que decía:

"Amor, te has quedado dormida. Pienso que te vez demaciado hermosa, indefensa y delicada, así que te saqué una fotografía. Espero que no te molestes y no la quieras borrar porque en serio me encanta.
Te veías un poco incomoda en el sillón, así que te cargué y te acomodé en tu cama, te acobijé y te di un beso en la frente, también guardé tus libros.
Que tengas muy buenas noches.

Att: Tu novio."

Sonreí al leer su carta, de alguna manera me alegró. Tomé mi celular para fijarme en la hora. Era la 1:00 am
No podía creer que dormí demaciado.
Ahora no podría conciliar el sueño así que tendría que hacer algo para mantenerme ocupada mientras me volvía a dar sueño.
Bajé a la cocina y me hice un café, pensé en llamar a Sebastián pero probablemente estaría durmiendo, igual que Aaron.
Mientras tomaba mi café un recuerdo volvió a mí... no era tan agradable y decidí olvidarlo, de todos modos ya era pasado, al menos eso creí.
Cuando terminé mi café, subí a mi habitación y ahora tenía menos sueño que antes.
Me puse a checar mi Whats App y mi Facebook que, como supuse, no había nada interesante.
Vi la fecha en mi celular 16 de noviembre, eso me trajo más recuerdos malos, tan malos que caí en llanto. Pensaba en lo que me había pasado, yo creí que por fin había superado aquel tragico insidente, pero aún me atormentaba pensarlo... era como si volviera a vivirlo.
No recordé cuando me quedé dormida de nuevo, solo recuerdo que mi alarma sonó y tuve que levantarme.

La semana por fin acabó, Sebastián me había dicho que quería invitarme a salir a una cena elegante y yo acepté.
Me puse un vestido largo, liso, color azul, y rizé mi cabello. Me coloqué un poco de maquillaje y me puse unos tacones negros.
Cuando estuve lista fui a mi espejo de cuerpo completo, me encantó como quedé arreglada. Después me sobresaltó una voz.
—Que hermosa estás, novia.
—Estúpido, me asustaste —Sonreí, Sebas caminó unos cuantos pasos hacia mí, parandose a un lado de mí, reflejandose también en el gran espejo. No es porque sea mi novio pero estaba realmente guapo. Lucía un traje negro, su cabello estaba despeinado y tenía una sonrisa que destellaba felicidad.
—Pero que hermoso novio tengo —lo besé y cuando nos separamos corrí hacia un cajon —Necesito capturar este momento.
Saqué mi camara y ambos nos acomodamos para una foto en el espejo, después de aquella foto, que salió perfecta, Sebastián tomó la camara, la volteó y me acercó, sacó una foto, en seguida me beso y sacó otra foto.
—Te amo. —Me dijo —Bueno, debemos irmos mi amor.
—Sí.
—Ya estás lista verdad.
—Claro, tardé 3 horas, pero ya estoy.
—Amor, yo no sé porqué te esmeras tanto en elegir tu vestido, maquillaje, peinado, tacones... con lo que sea que te pongas te verás hermosa, yo me enamoré de ti sin vestidos lujosos, sin maquillaje, sin arreglos en tu cabello, yo me enamoré de lo que eres, de como eres... eres hermosa por dentro y en verdad, amor, soy el más afortunado de tenerte.
—Amor, callate —dije limpiando mi ojo, y esforzandome para que la lagrima que se asomaba no saliera — mejor vamonos, no quiero que lleguemos tarde.
Nos fuimos al restaurante, al entrar nos guiaron a una mesa que estaba alejada de las demás, al rededor tenía un corazón con petalos de rosa y sobre la mesa habían velas. Desde la ventana podía verse le hermosa vista de la noche, las estrellas y la luna brillando en la ocuridad.
Ordenamos nuestra comida, la cual estuvo deliciosa, no paré de reir con las tonterías de Sebas. Me la pasé inclerible.
Cuando terminamos la cena, Sebas me llevó a mi casa de nuevo.
—¿Mañana nos veremos, amor? —Me dijo mirandome a los ojos, esa era mi debilidad, sus ojos eran tan hermosos que me perdía en ellos.
—Eh, amor... mañana no, no puedo.
—Oh, bueno... entonces te hablaré para ver cuando podemos salir, ¿te parece amor?
—Sí, yo te llamo, adiós amor —Le di un beso y cerré la puerta.
Me detuve por un segundo a pensar lo que haría mañana, yo sabía que era una mala idea. Sabía que me pondría mal de nuevo, no sé si ya tenía las agallas suficientes para enfrentar lo que viviría mañana. Pero estaba decidida.
—Esto se tiene que acabar, voy a enfrentarlo. —Dije con lagrimas queriendo escapar de mis ojos.

No CorrespondidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora