Liz se despertó con la luz de la mañana que entraba de lleno por la ventana, tardó unos momentos en recordar. Recordar donde estaba y recordar que había hecho el amor con Cristhian. Miró hacia el lado y no lo vio, su instinto la alentó a escapar, pero también recordó que no era posible.
-Buenos días...- dije una voz demasiado conocida, y vio a Cristian entrar a la habitación. Por lo visto acababa de bañarse, llevaba el cabello mojado y ropa limpia. Se sintió un poco resentida por eso, se veía arrebatador y ella estaba acurrucada en la cama hecha un desastre.
-Buen día – contestó cohibida.
-Te traje ropa y te preparé el baño – dijo acercándose a ella.
-No es necesario...- contestó incómoda. La verdad era que no sabía cómo proceder y menos cuando ni siquiera podía levantarse o conservar algo de dignidad.
- Vamos Liz, un baño caliente te vendrá bien.
-¿De verdad piensas que dejaré que me ayudes?
-No hay nada que no haya visto...o tocado...-respondió provocador y Liz le lanzó una almohada, lo único que podía hacer.
-Vete...
-De acuerdo, pero el personal llegará en un rato ¿no te importa que te encuentren en mi cama? – le dijo y amagó con retirarse. Odiaba la idea de que la ayudara a darse un baño, de volver a ser una pobre y patética mujer después de lo sucedido entre ellos, pero más odiaba que fueran a encontrarla allí.
-Está bien, el baño, acepto – respondió casi en un gruñido y él apenas esbozó una sonrisa.
-Buena chica...- comentó acercándose a ella. Fue hasta su lado y se inclinó para levantarla en brazos tomándola con sábanas y todo- Agárrate fuerte, pelirroja – susurró y la llevó hasta el baño donde había preparado la tina con espuma y esencias aromáticas para ayudarla a relajarse.
Suavemente la depositó en el agua y dejó la sabana a un lado.
-Llámame cuando quieras salir, o si necesitas ayuda para lavarte el cabello, estaré afuera – dijo él con sobriedad girándose para salir.
-Cristhian - lo llamó ella y se acercó, arrodillándose junto a la tina.
-¿Qué necesitas pelirroja?
-¿Fue tu manera de convencerme para que haga la rehabilitación? – preguntó ella refiriéndose a la noche que habían pasado juntos y la expresión de él cambió, casi como si acabaran de darle un golpe físico.
-Piensa lo que quieras, de todas formas nunca has tenido muy buena opinión sobre mí...-contestó indiferente.
-Te equivocas, siempre tuve la mejor opinión. Eras el más inteligente, el más tenaz, capaz de volver realidad cualquier quimera, fuerte, confiable, leal , justo, tú lo eras todo...por eso no quise quedarme a ver en lo que te convertías...- susurró ella cobijada en el agua caliente, casi como si estar ahí le diera vía libre para decir lo que había guardado tanto tiempo.
-No quisiste quedarte- la contradijo Cristhian.
-Tú me echaste de tu lado – aclaró ella.
-Ya nada de eso importa. Y aquello en lo que me he convertido es mucho mejor que lo que era.
-No es verdad, ya no ríes, no de verdad. Has hecho cosas que van contra tu idea de justicia, y la revancha te ha costado demasiado cara, también te paseas con esas mujeres como si fueran trofeos, sin permitirte sentir nada...
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Heridas de Amor
RomansaSe habían amado desde niños, se habían separado una y otra vez hasta que sus vidas finalmente tomaron distintos rumbos, ahora una tragedia vuelve a reencontrarlos. Elizabeth Beaumont era una mujer llena de vitalidad y energía, una talentosa bailarin...