La verdad de Corina

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De camino hasta el estudio, es un momento súper importante, depende de su padre ser aceptada o no por su carrera, así que pensando que todo salga bien toca la puerta.

Quién es? –pregunta su padre en voz alta con aspereza.

Soy yo papi, Corina –en voz suave enfrente de la puerta con las manos cruzada.

Pasa hija. –en un tono suave sentado en su silla fumando de su pipa y un whisky sobre su escritorio.

Corina abre la puerta con una cara de susto, pero al pasar pone su sonrisa más fresca se acerca al escritorio y se sienta en la silla.

–Papá quiero decirte algo muy importante. –su voz estaba algo tensa y muy nerviosa, sus manos estaban empuñadas muy fuerte sobre sus piernas, su padre la miro fijamente y muy serio como si estuviera escuchando una propuesta. –Si, te escucho. –su voz se escuchaba algo tenebrosa y muy breve. Corina no sabía cómo decirlo, no quería que se enfadara ella buscaba las palabras adecuadas y muy rápida. –Bueno... –Estaba sin aliento, mirar fijamente, su expresión de terror, como su fuera un general e hizo que lo soltara de golpe –Me voy a graduar en ciencias de artes plásticas –cierra los ojos muy fuerte y aprieta los puños y solo espera que no explote, pero pasara levantando la voz, su humor cambio en solo segundos parado en su escritorio apoyando las dos manos sobre el y con una mirada asesina. –Qué carajo estas diciendo corina! – su voz se puso dura y sonaba entre los dientes, corina estaba asustada y algo temblorosa. –Papá, yo no quería engañarte –Empiezan a caer lágrimas de sus mejillas y su voz se quiebra mientras habla, como si hubiera cometido un delito mayor. –Nunca me gusto leyes, me apasiona pintar– lo dice con pasión entre llantos –AMO PINTAR, ES MI VIDA. –mientras lo grita por el estudio se levanta de la silla y se detiene hacia él.

–Me siento decepcionado de ti, muchachita de mierda –se acerca muy cerca de ella su ira es incontrolable no piensa dos veces que alzar su mano y darle una cachetada. Corina se quedó sin aliento, retuvo su lagrimas sin dejar salir ni una del dolor apretó sus manos y alzo su mirada y con voz quebrada y fuerte. –Papá perdóname yo no.. El indiscutiblemente no quería saber la interrumpió tenía sus manos tan empuñadas, pero se contuvo. –No quiero saber una mierda, tu madre sabia de esto? –le pregunto tomando de su whisky. Corina estaba atemorizada y responde con la cabeza abajo. –Si.. – Así que se sienta y su padre pone sus manos en su cinturón. –Qué me vas a pegar? Pregunta tratando de parecer molesta, pero tenía miedo de que le hiciera daño. –quisiera, matarte. Pero eres mi hija. –dijo mirando hacia la ventana.

–Pero mejor mátame, así tu hijita no es una bastarda inútil no crees? –respondió a secas con las manos cruzada y con cara de malévola pensando que sería una solución. Su padre voltio a verla y con las manos en su cintura –Puta Madre, corina que diré a mis colegas? Que tengo una hijita pintora? ¿Qué gracioso no? –sonríe de manera sarcástica. –Espere una abogada, pague 5 años una carrera que no sirve.

–Bueno papá, yo solo quería hacer algo que de verdad me gustara, no lo que te guste a ti, me canse de tu mierda de desprecio, cuando te referías a que pintar era un arte marginal, déjame ser yo. –se detuvo frente a él sin más que decir, todos afuera estaban detrás de la puerta escuchando la pelea, la madre estaba nerviosa, no sabía que podía pasar, Brian estaba en su habitación, con sus audífonos con demasiado volumen para no escuchar los gritos. Pero hasta ahí no termino todo, su padre seguía peleando, esta vez un poco provocado. –Tu no sabes lo que es trabajar –la toma del brazo muy fuerte con voz fría mirándola fijamente furioso su cara era de color rojo- te lo di todo para que me pagues así, la mejor universidad y tu vienes y que haces, escoges una carrera de mierda. –corina asustada y sujeta por el brazo hace para soltarse y le responde aún más fuerte. -no, es así, a mí no me importa iré sola a mi graduación, te guste o no. Pero yo seré un artista y eso que te quede claro. –Su padre se estaba hartando y su paciencia iba acabar –No me desafíes corina, porque hasta hoy llego tu vida de niña rica, se cancelaron tus tarjetas, te iras a Londres a estudiar leyes te guste o no en mi familia no habrá un bastardo. –su tono de desafiante y sin repeticiones hizo enojar a corina era un arma de doble para ella. Su padre toma una decisión apresurada sin pensar las consecuencias. –Te iras a Londres a estudiar leyes y te tendré vigilada, quieras o no, esa será mi decisión. –corina se resigna a no ser parte de su juego, a no seguir reglas en un tono molesto y apretando muy fuerte sus manos empuñadas de la furia le da un golpe al escritorio. –-no me iré a ningún lado porque tu lo quieras, eso jamás. –Mirándolo de manera malévola y desafiante- no iré a ninguna universidad, porque tú lo digas. –Su mirada se desvía hacia la puerta y alza su mano y luego la baja en modo de arrepentimiento, corina estaba atemorizada lista para recibir el golpe pero en voz baja pero firme. -la cachetea que te daría en este puto momento... A mí no me levantes la voz señorita lo hago por tu bien.

Corina entre lágrimas frente a sus ojos y con voz quebrada entre dientes. -me vale un carajo tu dinero. –Se da media vuelta dejando a su padre parado en frente de su escritorio, caminado hasta la puerta, se retira, todos afueras tienen un cristo en la boca luego de esta discusión, su madre la toma de la mano, pero ella le reprocha y sube hasta su habitación.

Al entrar a su habitación va directamente al armario y saca sus maletas las abre y saca toda la ropa visible de ella y las meta en las maletas de forma desordenada, en otra maleta zapatos, en otra toda su ropa interior y cosas personales, toma su teléfono y llama Juan Esteban

Hola –dice con voz suave y dulce Juan Esteban.

–No me encuentro muy bien, le conté todo a mi papá y me trato de una mierda –su voz estaba algo melancólica se aguantó las ganas de llorar, para no preocuparlo, pero era algo notorio.

–No sé qué decirte, lo lamento mucho y a donde iras –su voz se tornó algo inseguro y asustado.

No lo sé, no tengo la cabeza fría para pensar –corina sintió el rechazo de su verdadero amor, por una simple llamada. –sabes que hablamos luego. –corto la llama y tiro el teléfono en la cama, fue hasta su gabetero y saco las llaves de su apartamento nuevo que su madre le había dado el día de su cumpleaños número 22, su sonrisa se ilumino, siempre tan precavida oculto por 7 años en su almario un ahorro de dinero aparte y su cuenta bancaria personal. –Sé que papá cancelo mis tarjetas, pero no mi futuro. –Soltó un carcajada.

Su madre sube y toca su puerta suave, corina sabe que es su madre por la forma en que toca

Pasa mamá–su voz era fría

Hija lo lamento, por favor no cometas una locura. –la mira su madre muy preocupada sentada en su cama.

Que quieres que sea infeliz y estudiando algo que no quiero? Es eso lo que verdaderamente quieres... –La mira a los ojos, estaba muy decidida por lo que quería.

Su madre baja su mirada y asienta la cabeza en modo de negación, con lágrimas en sus ojos. –solo no te alejes de tu familia, si. –La abraza, así que Corina accede y se entrega en brazos de su madre, llorando. –No lo haré mamá, te amo.

El Pintor Vagabundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora