Al dia siguiente, un día distinto, ¡oh si!

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Al otro día se levantó, fue hacer unas compra para comer, pensando que no le quedaba suficiente dinero, tomo la decisión de empeñar unas joyas muy costosas o conseguir empleo, pero corina nunca en su vida había trabajado, sus padres de lo daban todo, pero tampoco podía depender de eso tenía que buscar maneras de un sustento fijo, de regreso del supermercado vio en una tienda que se solicitaba mesonera en un café restaurante, era un local súper chic, cómodo se veía que iba gente muy fina, –y que tan difícil puede ser. –pensó.

Al llegar a casa y ordenar las compras, limpiar la casa y poner hacer el almuerzo coloco un poco de música, tenía ya mucho tiempo que no escuchaba ni bailaba, en medio de la sala hacia pasos frente al ritmo de la música, estaba sola y eso la hizo sentir graciosa y comenzó a reír, luego de haber terminado el almuerzo y comer, vio el reloj que está en la sala, con un diseño de carrusel una pieza que compro cuando fue a una exhibición, detallo que eran las 3:30 p.m tomo una coleta y se tomó su largo cabellera haciéndose una gran cola de caballo, se colocó su suéter negro de manga larga para cubrir el daño que se había hecho en su piel, sabía que eso no era lo correcto, pero no quería sentirse mal, –estas cicatrices me hacen ver fea, sé que no tengo más suéter manga larga para ya ocultarlas– su voz se quebró, pero inhalo aire muy fuerte, tomo su bolso y se fue al parque.

El pintor se encuentra pintando a un señor y su querida esposa, ella solo lo observa, siendo cuidadosa, se hace desapercibida como si fuera turista, su pequeña sonrisa que se dibuja detenidamente en sus labios, por las muecas que le hacia el señor a su esposa era inevitable, después de haber terminado con la pareja se acercó él, con la pintura para dárselo a sus dueños, cuando la vieron la pareja quedo encantada, la esposa le da un beso a sus esposo y el señor le da la gracias al pintor y le paga la pintura, el toma el billete y lo mete en su bolsillo, tomando su pincel, lo coloca en un vaso con agua para que no se endurezca.

Corina se acercó viendo cada una de las pinturas, lo maravilloso de sus paisajes, formas y como le daba profundidad como si fuera un profesional se emociono tanto, le recordó cuando ella también pintaba, pero se prometió no volver hacer. Él se acercó a ella con una mirada dulce y sonriente, fue un flashback de inmediato corina lo miro como si no existiera nadie, pero sabía que tenía que romper el hielo, aun su súper poder de conquistar chicos no se había perdido y para no notar su emoción le pregunta– ¿Desde cuándo pintaba? Son maravillosas tus obras... –El muy fascinado, no sabía que decir se sentía tan alagado -eres unas de las pocas personas que se acerca y opina de mi arte, sin contar con los que están alrededor de la laguna- sonreído de manera de picardía, el bajo su mirada y le empezó a mostrar cada una de sus pintura y contarle la historia que se involucran detrás de ellas.

Corina estaba más sonriente que nunca, la verdad tenia tanto tiempo que nadie la hacía sonreír, era tan inexplicable pero el vagabundo le devolvió la fe a que volviera a pintar, tenías tantas ideas en su mente, quería tomar el pincel y que el solo hiciera su magia, pero se contuvo, empezaron a charlar le propuso hacer una galería de arte aquí en el parque para que todo lo puedan apreciar sus obras.

El joven vagabundo sonrió apenado y algo confuso, se sentía afortunado de que alguien lo tomara en cuenta. –Lo que pasa es que no tengo dinero para hacer eso, nadie se interesaría en mis pinturas, no soy muy bueno para que alguien le dé un valor de dinero. –Bajo su mirada hacia algunas pinturas, corina estaba muy sorprendida se acercó a unas de sus impresionantes obras y la tomo con mucho cuidado y camino hacia él observándolo -Como puedes decir eso... –ambos se miraban, él no podía dejar de mirarla y contemplar de cómo se expresaba. –Son perfecta, no eh conocido nadie que pinte tan bien como tú – vuelve y coloca el cuadro en donde esta y se acerca a él, sentado en la banca –Me imagino que estudiaste arte, en alguna parte– le dice muy sonriente observando su vestimenta y lo curioso que puede ser la vida. –Él muy pensativo no sabía que decirle. –La verdad no señorita, aprendí de un viejo amigo, nunca estudie, lo hago porque me gusta y de algunas sobrevivo. –corina se sorprendió pensó en su mente: ''wao estoy sin palabras, yo si estudie arte y él no, no todo en la vida depende de un título para hacerse un experto en la materia'' –Bueno yo te puedo ayudar, ya verás. – mientras le sonríe, lo invito a comer, él muy apenado acepto porque no había comido nada en todo el día.

Fueron al cafetín que está muy cerca del parque corina pidió al gusto del vagabundo, él no quería abusar pero corina se ofreció a que comiera, que ella pagaba la cuenta.

Después de ordenar, se sentaron a comer, él comía como la velocidad de la luz, corina solo lo observaba mientras comía y lo imaginaba como se vería si fuera una persona de sociedad, alto, de tez blanca, ojos color verdes, sin barba aunque estaba sin rasurar su barba lo hacía ver un poco sexy, de igual forma su cabello con un corte bajo ya que lo tenía algo largo, era liso de color negro, de igual manera se sentía feliz de poder haber ayudado a alguien. Él estaba un poco apenado, se sentía un poco intimidado, no acostumbraba a que nadie lo invitara comer comida tan cara,

-Oye ¿y dónde vives?- tomando un poco de su té helado, sentía curiosidad de como vivía.

–Donde me agarre la noche, –soltando una pequeña risa.

–La verdad mi madre me abandono cuando tenía 10 años y bueno aprendí de la calle.–tomo su rica y jugosa hamburguesa que había pedido y le da un gran mordisco que sabe a gloria

–veo que tienes bastante hambre, mmm, que triste me imagino que es muy fuerte. –lo miraba, mientras se devoraba su hamburguesa.

–ya estoy acostumbrado. ¿y no comerás? –le pregunta ya que se sentía algo solo comiendo.

–sí, pero la pedí para llevar. –sonrió.

–no me digas que le da pena comer hamburguesa delante de mí, no sé porque las mujeres le da pena comer una deliciosa hamburguesa enfrente de su prometido si es lo más romántico para un hombre–sonrió y siguió devorando su hamburguesa.

–claro que no, a uno no le da pena, no, no, eso es una falsedad–corina no sabía que decir, era una realidad, pero antes su dignidad que admitir la verdad.

El solo comía y le pregunto: –¿Y tú a que te dedicas? para ayudarme así de la nada, digo...

–corina respondió: –Bueno te diré que estudie música, te quiero ayudar porque veo que eres buena persona y con un buen talento –No sabía que decir y mintió no quería que supiera la verdad de que es artista plástica, le recordaría muchas cosas y tantas preguntas no lo iba soportar.

Él un poco sorprendido respondió -Ósea que cantas, vaya genial. –sonrió y moviendo su cabeza en modo de afirmación

–Bueno, yo toco la guitarra pero tenía una y la vendí.

–Corina tomo un poco de su té helado –Oh vaya, eso es genial, digo, porque tocas guitarra, en mi departamento tengo una... Si quieres un día te invito y tocas algo para mí. –Era tan divertida la conversación corina no se quería ir sin ayudarlo, estaba algo sucio pero se veía muy guapo. –Bueno me tengo que ir. –se levantó de su asiento y tomo su pedido le dejo algo de dinero, aparte para pagar la cuenta.

El Pintor Vagabundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora