Robín revelada

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Casi todos los soldados estaban reunidos a las afueras del Palacio, esperando a los tres príncipes para entrar  y proclamar, oficialmente, la exitosa conquista de One Piece. Sonaron trompetas, indicando la llegada de los príncipes.

Al llegar al gran templo, sometieron a los pocos guardias que quedaban y se organizaron alrededor de aquel altar.

Un soldado se acercó a una figura en el piso, la Princesa, quien aún no se movía de esa posición de oración.

-Sus cánticos tontos y humo perfumado no le ayudaran aho- le decía, pero la Princesa tomó con rapidez un cuchillo y casi se lo clava en el cuello de no ser porque Nizam la detiene.

-Aunque no lo parezca tiene más trucos de los que crees- dijo mientras le quitaba el cuchillo de las manos

Sanji se puso en frente de la Princesa y le quitó el velo que le cubría el rostro.

-Los rumores eran ciertos entonces- dijo haciendo un esfuerzo por no hacer nada inapropiado frente a sus hombres.

-Sabemos que forjan armas para los enemigos de persia- dijo Nizam- enseñenos donde.

-No tenemos fraguas aquí- le respondió Robín ante aquella acusación inesperada- sus tropas sometieron nuestras únicas armas.

-Los espías dicen lo contrario. Puede ahorrarse mucho sufrimiento Princesa.

-Ni la peor tortura hará que aparezcan de pronto armas que no existen.

-Una mujer con su sabiduría quizá preferiría una solución política- dijo Sanji atrayendo la atención de todos- casarse con el futuro rey de Persia- dijo mientras extendía su mano hacia ella.

Robín no sabía que responder, si decía que no era muy seguro que la matarían a ella y a muchos de su pueblo y no tenía intención de unirse en matrimonio con el líder de las tropas que sometieron su ciudad. Mientras pensaba que decidir volteó su cabeza hacia una entrada, donde iba apareciendo una silueta que al llegar a la luz, era el Príncipe Zoro.

Pero lo que más le sorprendió fue que en su faja sobresalía el mango de la daga que le había dado a Brook.

Se quedaron viendo el uno el otro, por unos momentos en los que no podían despegar sus miradas el uno del otro, a Zoro le pareció increíble la forma en la que se podía perderse en esos ojos azules, como su fuera el mismo mar y Robín tuvo que hacer un gran esfuerzo por no caminar hacia, pues eso era lo que le decían sus ojos negros: "acercate".

Príncipe Sanji- habló Robín finalmente, logrando desviar la mirada de aquel peliverde- prometame que: el Pueblo de One Piece será tratado con misericordia- le pidió la Princesa, pues era lo único que se le ocurrió después de aquella "distracción"

Como respuesta Sanji tomó su mano y depositó un beso en ella, dándole así su palabra como Príncipe y haciendo oficial su futuro matrimonio.

Los soldados se regocijaron por aquel acontecimiento. Mientras que Robín se preguntaba: como recuperaría la daga.

Una hora despues, afuera del Palacio
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Zoro estaba hablando con Usopp, cuando llegó el Príncipe Sanji.

-Ahora te dicen el león de Persia- le dijo a Zoro- se que tu fuerte nunca a sido obedecer órdenes Marimo

-Oye te lo puedo explicar- intento decir Zoro pero Sanji lo interrumpió

-No, jaja no, tenemos que celebrarlo- dijo de forma calmada y hasta contenta- sin embargo hay que seguir la tradición. Te quedaste con el honor del primer ataque, me debes un obsequio hermano. Un tributo- en ese momento se da cuenta de la daga que carga Zoro, y la toma para verla- que bellísima daga.

Te hizo entrega de la ciudad y de su Princesa- dijo Nizam- uniéndose a la conversación- creo que es un tributo justo.

Supongo que lo es- dijo mientras le devolvía la daga.

Los primeros reportes han llegado Príncipe- dijo mientras le entregaba unos pergaminos a Sanji- y hay buenas noticias tu padre ha decidido venir aquí para unirsenos.

Sin duda nos felicitará por esta gran victoria- dijo mientras se imaginaba como le felicitaría su Padre.

En el Palacio, dos horas después
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La escolta privada del rey, junto con el, llegaban a la ciudad montados en caballos, mientras recibían alabanzas de sus súbditos.

Ya dentro del Palacio, en una habitación sólo estaban el Rey, Sanji y Nizam.

-Teníamos indicios de que One Piece le vendía armas a nuestros enemigos- le dijo Sanji.

-Tenían indicios?- Preguntó el Rey con un enojo muy claro- espero algo más que unos indicios para ocupar una ciudad sagrada, con MIS tropas!. Esta... aventura hará enojar a nuestros aliados. Pero supongo que eso nunca lo tomaste en cuenta- Sanji se sentía como un niño otra vez, siendo regañado por su padre por haber hecho una tontería, pero la diferencia era que esto era algo MUY grave. Volteó un momento a ver a Nizam, con la esperanza de que pudiera ayudarlo- no mires a tu tío Muchacho.

La decisión y sus consecuencias son solos mías- dijo con la cabeza baja.

Estas ansioso por llevar la corona- le dijo con seriedad- pero creeme cuando te digo que no estás listo todavía.

Sanji se quedó un momento en silencio- sabes esto mejor que nadie padre- dijo con pesar- sabes que si hay algo que valoro es tu confianza, yo mismo supervisaré la búsqueda de las armas. Prometo no presentarme ante ti hasta tener prueba de que One Piece nos traicionó- hizo una reverencia y se retiró a cumplir su promesa

En Otra habitación del Palacio
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Unas doncellas vestían a Robín con un vestido para presentarse ante el Rey, para que el apruebe su Matrimonio. Mientras daban los toques finales al vestido, se le escapó una lágrima, que le llegó hasta la barbilla.

En las calles
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Zoro se divertía con los soldados bebiendo y enseñándoles acrobacias que ellos sólo harían en sueños. Llegó Sanji montado en un caballo.

-Hermano! -  exclamó Zoro un poco Feliz (eso es por el alcohol)

-Descubrimos indicios de túneles subterráneos en la frontera este de la ciudad, voy en camino ahora.

-Vas a perderte el banquete!

-Tu y Luffy alegren a Nuestro padre en mi ausencia. Tienes un obsequio para honrarlo, verdad?.

-SI! Por supuesto!- le dijo Zoro con una mano en su nuca, mientras se rascaba- emm... ah.. Usopp!!- le gritó a su amigo que seguía bebiendo- el obsequio!

-Que?- preguntó Usopp, pero sin recibir una respuesta.

-Parece que está perdido por el momento

-Sabía que lo olvidarías- le respondió Sanji. Hizo una seña y un súbdito se acercó con una caja, y mientras la abría le decía a Zoro- el manto de oración del regente de One Piece- el manto era blanco y bordado con oro y unas cuantas joyas incrustadas- un regalo que seguro apreciará. Peleaste como un campeón por mi Marimo y ahora te regreso el favor- al terminar de decir eso ambos príncipes alzan sus vistas hacia el castillo, donde se veía a Robín caminar con una escolta de soldados- quiero que, en mi ausencia, se la presentes a nuestro padre por mí.

-Seguro que quieres otra esposa pervertido?- le dijo Zoro, con un pequeño toque de celos ante la idea.

-Escuchame Marimo- le dijo con seriedad- esposar a la Princesa me asegura la lealtad de su pueblo, libre de este lazo, aunque me duela decirlo, ella sólo sería una amenaza. Si mi padre no aprueba esta unión, quiero que le quites la vida, personalmente.

Zoro sólo pudo quedarse callado unos momentos, mientras que Sanji se retiraba. Ahora en serio estaba en un gran lío. Aunque nunca lo fuera a admitir.

El Príncipe De Persia (Zoro x Robín)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora