Capitulo 5

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Al amanecer, Hurrem despertó entre los brazos de suleiman después de su primera noche juntos como su esposa, se sentía llena de alegría y le agradecía a alá por todas las alegrías que le había dado y que no se acabarán. Se paró intentando no despertar a Suleiman y mientras admiraba el cuarto, pues ayer estaba tan nerviosa que no prestó atención de lo hermoso que era el palacio de Edirne, contemplaba los jardines cuando sintio unos brazos que la rodeaban por atrás y le besaban el cuello.

- Creí que dormía.

- Como dormir si mi amor no está a mi lado.

Hurrem giro y contempló el rostro de su ahora esposo, suleiman la beso y luego mando a pedir el desayuno pues  solo ese día se quedarían pues suleiman debía regresar mañana para preparar todo para el ataque a Belgrado. Mientras comian hurrem no dejaba de sonreír y suleiman de hacerle cosquillas hasta que un sirviente entro con un pedido especial del Sultan, depósito un hermoso ramo de tulipanes de diversos colores, Hurrem no tardó en recoger el ramo y aspirar su aroma.

- Gracias, mi sultán,  me hace feliz recordando que me encantan los tulipanes.

- Deberías revisar la flor del centro oí que esconde un secreto.

Hurrem sin entender observó un hermoso tulipan rojo pero cuando miro bien vio algo que estaba colgado, al sacar el objeto se sorprendió al tener en sus manos un hermoso anillo de esmeralda decorado con diamantes.

- Este anillo es mi promesa de que siempre te protegere a ti a los hijos que alá nos conceda.

- Mi promesa es que mi amor será siempre de usted y nunca lo dejare pasa lo que pase, mi alma ya es suya.

Entonces suleiman le acarició la mejilla y de la nada empezó a recitar un poema:

Trono de mi mihrab solitario, mi bien, mi amor, mi luna.

Mi amiga más sincera, mi confidente, mi propia existencia, mi sultana, mi único amor.
La más bella de las bellas...
Mi primavera, mi amada de cara alegre, mi luz del día, mi corazón, mi hoja risueña...
Mi flor, mi dulce, mi rosa, la única que no me turba en este mundo...
Mi Estambul, mi Caraman, la tierra de mi Anatolia
Mi Badakhshan, mi Bagdad y mi Jorasán
Mi mujer de hermosos cabellos, mi amada de ceja curvada, mi amada de ojos peligrosos...
Cantaré tus virtudes siempre

Yo, el amante de corazón atormentado, Muhibbi con los ojos desbordados de lágrimas, yo soy feliz.

Después de ese día nunca se separaban, paseaban por los jardines donde hurrem lo convencía para jugar a atraparla si la encuentra, donde siempre terminaba con risas y besos, pero como todo debía terminar, al día siguiente partieron de nuevo a constantinopla, pues suleiman no dejaría a su amada hurrem sola o sin alguien de la familia o de confianza. Mientras cruzaban la ciudad los ciudadanos reconocieron el carruaje del Sultan y empezaron a aplaudir y gritar los nombres de ambos, Hurrem se sintió feliz pues su pueblo la aceptaba cómo esposa de su sultán.

Cuando llegaron al palacio, suleiman se despidió prometiendole que mandaría por ella en la noche, mandó a Firial y un guardia a proteger a su sultana, ella se dirigió a ver a la madre sultana y le pidió a Firial que avisará a la sultana hatice de su llegada y que la esperaría en sus aposentos, entro y recibió un cálido saludo de su tía y ahora madre de ley.

- Mi hurrem, cuanto me alegra tener aquí sana y a salvo.

- A mi tambien sultana, que alá la colme de una larga vida para ver crecer este gran imperio y a su nieto mustafa.

Suleiman y hurrem un amor del destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora