El viento inconmensurable azota el casco de una solitaria nave en inexploradas aguas, las olas intentan voltearlo con todas sus fuerzas y la niebla no permite ver apenas un palmo por encima de tu rostro. Te aferras con tus manos a las cadenas del barco que te separan entre la metálica tierra firme y las turbulentas aguas mientras intentas mantener tu determinación. Tienes fe en que esta será la manera de lograr tu objetivo ¿Qué es lo que te mantiene vivo cuando todo el mundo se pone en tu contra?
El frío cala tus huesos, miras hacia abajo, dentro de tu abrigo y puedes ver fácilmente tus costillas asomarse por tu lastimada piel, visión de hambre, visión de muerte. Desconoces cuanto tiempo podrás mantenerte con vida antes de que el fin llegue de una vez por todas... pero lo intentarás por mucho dolor que te traiga.
Una poderosa ola choca contra el casco del barco y lo hace moverse hacia un lado, fue solo suerte que no se haya volteado en ese preciso instante. Sentiste como el agua salpicaba su cara y el frío congelante de la misma lastimó tu piel cubierta. No sabes porque, pero sientes que mientras más dificultades encuentres en tu viaje más cerca de tu destino te encuentras.
Pronto escuchas como los motores del pequeño vehículo pesquero se apagaban, el embriagador olor a gasolina quemada permanece. Te preguntas si se averiaron, pero al levantar la mirada observas al anciano del timón haciéndote señales cansadas para que vayas con él. Te confundiste, tus expectativas se ponen a prueba. Subes las escaleras y entras por la puerta, te es comunicada la noticia que más temes: tiene que regresar debido al mal clima. El hombre intenta mostrarse comprensivo al decirte que es típico de la zona y que es imposible que llegues a dónde quieres llegar. No evita mostrar su confusión y dudas ante tu impertinente petición de tomar la lancha y seguir el viaje por tu cuenta.
¿Qué es lo que estás pensando? ¿Acaso quieres morir? ¿No ves que tu ambición te llevará a tu propia destrucción? No pareces preparado para rendirte y el hombre te permite seguir con tu suicidio. Agradeces y miras por el mundo que te rodea por el frío cristal: tu camino está guiado por el espacio que separa a los icebergs a unos kilómetros de tu posición actual.Continúas tu viaje con la única bendición que un condenado recibiría. Te acercas a las oscuras y crueles aguas en aquella endeble pieza de madera quienes no sienten piedad por ti, se sacuden incesantemente con furia a tu alrededor. Las olas amenazan con tragarse vivo a tu nuevo navío, pero continúas. Tu necedad es abrumadora, en ningún momento cuestionas tu decisión, no piensas equivocarte, simplemente avanzas con ciegas esperanzas hasta acercarte al hielo, a tu salvación donde ocurre lo inevitable: eres tumbado por una ola, devorado por las aguas.
El frío penetra en lo más profundo de tus huesos, de tu alma, tiemblas y te ahogas, solo puedes ver oscuridad a tu alrededor. Respiras aquella congelante agua y tus pulmones parecen querer despedazarse por momentos. Te retuerces, no quieres aceptar la muerte, tu piel está pálida, tus labios azules como el mediodía, pero aun así chapoteas y con insospechada suerte logras clavar tus uñas en el hielo.
Sacas fuerzas de un sitio desconocido de tu espíritu y escalas, tus uñas se caen, pero no puedes ver la sangre que ensucia las olas, tiñendo la espuma que sale de éstas, aun así, tus dos manos purpuras, casi negras emergen del gélido sitio de muerte junto con el resto de tu cuerpo.
La marea azota tu espalda con impune e insospechado sadismo, a sabiendas de que cada golpe te atraviesa con un punzante dolor peor al de una puñalada hasta que tus rodillas llegan al suelo blanco, donde colapsas. Tiemblas en posición fetal, muy agotado, muy desesperado para siquiera maldecir. Debiste morir, es imposible no hacerlo... Pero te negaste a hacerlo.
Te pusiste en pie con un tormento que pareció durar horas para ti. Tus pies se arrastran por la nieve, tu cuerpo tiembla y quiere quebrarse como una hoja ante las inclemencias del viento. Ya no tienes nada que perder, hace mucho que pasaste el punto de no retorno. Familia, amigos, tal vez un amor, tal vez sueños, todo lo que conoces fue dejado atrás por el viento ensordecedor que levanta la nieve y hace que golpee tu empapado cuerpo. Sabes que morirás en cualquier momento, que tu cuerpo caerá sobre la nieve y que morirás en medio del blanco mientras su visión se oscurece, pero sigues caminando.
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Necrofantasía
FantasiaToda historia tiene al menos dos lados, todo acontecimiento tiene dos puntos de vista, toda verdad está sesgada por un lado mucho más oscuro. Un viajero sacrifica todo para conocer ese punto de vista que está escondido de los ojos del mundo de mano...