Capítulo 1

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–Sam, mamá quiere hablar contigo–mi hermano grito de algún lado de la casa–Vamos Sam, ya has dormido mucho.

Tome mi almohada y me tape la cabeza con ella.

Sus pasos sonaron en la escalera y mi mal humor estaba apareciendo, la puerta se abrió y él entró.

–Vamos Sam, mamá quiere hablar contigo.

–¿No me pueden dejar vivir? Solo un día les pido.

–No seas dramática, ya baja.

–Y tú aprende a tocar la puerta, algún día vas a entrar y yo voy a estar masajeando mi clitoris.

–Eres una idiota–salió de mi habitación y seguí durmiendo.

Los pasos se volvieron a oír pero los ignoré. Era un maldito sábado y yo no podía dormir hasta la hora que quisiera.

Alguien toco la puerta y segundos después se abrió.

–Samantha–era mi madre–¿Podría hablar contigo? Vamos hija, es algo importante.

Me giré hacia su dirección y la vi con los ojos entreabiertos, estaba con su uniforme de trabajo y una maleta a su lado. Me enderece en la cama y ella se adentro más.

–¿A donde irás con esa maleta?–la mire extrañada–¿Iremos contigo?

–No cariño, no son vacaciones. Debo viajar hacia Chicago por una operación importante de último momento.

Y mi mal humor había aumentado un poco más.

–Si, lo de siempre–dije un poco molesta.

–Cariño, sabes que quiero pasar tiempo contigo, pero también sabes que mi trabajo no me lo permite. Lo siento, deberas que lo siento.

–Tranquila mamá, está bien.

Me abrazo y deposito un beso en mi frente.

–Te amo Sami, cuídate.

–Yo a ti, cuídate tu.

El trabajo de mi madre no era algo que me gustara mucho, odiaba no poder pasar tiempo con ella y tenerla un poco más cerca de lo que quería, pero como decía ella "es por su bienestar"

–¿Me llevas hacia el aeropuerto?–dijo sonriendo con pena.

–MAMÁ..–me hizo ojitos de perrito y no pude negarme–Bueno, está bien.

Me levante de mi cama y me dirigí al baño.

–Me doy una ducha rápido y vamos–mi madre asintió y salió.

El día estaba hermoso, el verano se estaba acercando y se notaba. Íbamos en el auto escuchando a Rihanna a todo volumen y comiendo Ruffles.

Creo que estos momentos eran los que más amaba, pasar tiempo con mi madre, escuchando buena música y comiendo. No me hacía falta más nada, a pesar de que había veces que no la tenía cerca, y no podía contar con ella, estaba muy agradecía por la vida que tenía, la que me había dado mi madre.

–¿Quieres que te acompañe a adentro ?–estacione en el aeropuerto.

–No, tranquila está Richard esperándome.

Richard era un compañero de trabajo de mi madre, que también era un amigo de ella, y para mi parecer muy cercano.

–Uy, así que Richard.

ASHTONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora