Sangre de Ángel

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Siempre es igual y no sé qué hacer. Intento evitarlo de mil formas distintas pero el dolor vuelve una y otra vez haciéndome cada vez más vulnerable y que mí Esencia se vaya destruyendo poco a poco. Su ausencia me duele y provoca un vacío en mi corazón que hace que mi vida sea insoportable y él es la razón de todo, la razón de que sea un ángel frágil.

Sigo empuñando mi espada con fuerza, y miro a mi alrededor a la realidad cuando a lo lejos la tierra empieza a temblar y se abre un profundo abismo en torno a mí. No lo dudo ni un instante, empiezo a correr intentando huir de aquella oscuridad, pero el Abismo me persigue, negándose a permitir que escape.

Alzo el vuelo con gran rapidez y me elevo hacia el cielo volando en una perfecta espiral. Los rayos del sol se deslizan entre las nubes y por un momento todo es luz. Me elevo cada vez más alto al tiempo que agito con más fuerza mis alas blancas y brillantes haciendo todo lo posible por alejarme de aquella oscuridad.

<< Debo de escapar. No debo dejar que me atrape >>

Sin embargo, eso se queda solo en mis pensamientos. En ese momento, una mano llena de densa oscuridad emerge del Abismo y me atrapa en cuestión de segundos cuando sobrevuelo lentamente. Se aferra a mí, y me presiona con gran fuerza tanto que me hace daño y me va debilitando hiriéndome con un dolor casi insoportable.

Lucho desesperadamente intentando escapar de aquello. No puedo permitir regresar al Abismo porque si me lleva nunca podré volver a ver el Reino Celestial y me condenará obligándome a vivir en compañía de Las Sombras.

Me remuevo pataleando sin cesar, intentando dejar libres mis alas, pero estoy atrapada como una mosca en una tela de araña. Noto como algo sube desde mis piernas hasta mi cabeza, un torrente de odio me inunda por dentro, esta vez con más fuerza que nunca.

Chillo lo más fuerte que puedo, asustada y desesperada.

Se me cae la espada de las manos y cae perdiéndose en algún lugar. Cierro los ojos, luchando mentalmente para que las emociones no tomen en el control y noto un tirón, aquello tira de mí y me lleva consigo arrastrándome hacia el Abismo sin poder hacer nada por evitarlo.

                                                              ****

Oscuridad.

Es lo primero que veo al abrir los ojos. Agito las manos y comienzo a correr con aquel terreno inseguro sin saber a dónde ir. Doy vueltas a mí alrededor, sin poder creerme que vuelva a estar otra vez en ese lugar.

Tengo que escapar, tengo que salir de allí antes de que ellas me encuentren.

Sigo corriendo al tiempo que a lo lejos oigo voces que poco a poco se van arremolinando en torno a mí, impidiéndome pensar con claridad. Son pensamientos horribles de la parte más oscura de mí y esas no pueden ser otras que Las Sombras.

Siento soledad, dolor, odio, y sobre todo angustia.

Grito ante aquello. Son como puñales que se van clavando en mi corazón donde un horrible e intenso dolor vuelve a recorrer cada fibra de mi ser, provocando que no pueda casi no respirar. Me caigo al suelo intentando librarme de aquello pero mi conciencia empieza a ofuscarse y cierro los ojos entre lágrimas.

Lo último que veo son mis sedosas alas las que muy pronto se tornarán negras como la mismísima oscuridad. Las pesadillas empiezan a tomar el control de mí, intento huir y escapar pero ellas me persiguen... buscándome para engañarme y hundirme con ellas, me llaman intentando a atraparme intentando conseguir mi alma.

Obligo a mi mente a pensar en otra cosa y el recuerdo de él me obliga a mantenerme en la realidad sin embargo no sé si podré aguantar mucho más ya que estoy cada vez más débil. Comienzo a oír lamentos por todos lados, gritos de angustia y desesperación de ángeles que tiempo atrás fueron tragados por el Abismo. Veo oscuras figuras pasar ante mis ojos, espíritus errantes que fueron condenados a vagar sin rumbo y no puedo evitar pensar que ya está todo perdido.

Aura ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora