Mark se despertó un tanto exaltado después de haber tenido un extraño sueño, no recordaba exactamente qué había sucedido en ese sueño, sólo tenía esa sensación en su pecho de vacío, como si hubiera estado flotando en la nada misma durante un largo tiempo y después algo lo jalara de pronto.
Su primer pensamiento una vez con los ojos abiertos fue el querer bajar a la cocina por un frío vaso con agua, pero pronto recordó que ya no podía hacer eso, ya no estaba en casa, y ya no se podía pasear por los pasillos cuando no lograra dormir; en casa sí podía hacerlo, pero no en el instituto.
Él había sido mandado, en contra de su voluntad, a un "instituto dedicado a la formación cultural, académica y social de los jóvenes del día de hoy para un mejor mañana", o al menos esa porquería era el lema del New Culture Institute, dedicado meramente a encarcelar a cualquier estudiante que entre a las instalaciones. Muchos llegaban a ese lugar por varios motivos, unos más crudos que otros, pero Mark se encontraba ahí simple y sencillamente porque sus padres así lo habían decidido, cansados de cuidar a un adolescente; pero tampoco era como que le dedicaran mucho tiempo, pues la mayor parte del tiempo preferían ni siquiera llegar a casa, era como vivir con unos extraños, y a Mark no le molestaba, ya estaba acostumbrado.
Pero la verdad, jamás esperó el hecho de que lo mandaran a un instituto de puertas cerradas ubicado en la otra punta del país. En fin, ya no podía hacer nada, ya estaba atrapado en ese lugar, así que dejó de lado la idea del refrescante vaso con agua y se olvidó del paseo nocturno para despejar su mente.
Empujó a un lado las sábanas con los pies y rebuscó debajo de su almohada. Encendió la pequeña linterna de mano, la cual siempre de los siempres debía estar debajo de su almohada sino no lograba conciliar el sueño.
Era una costumbre que tenía desde niño debido al recuerdo de su hermano mayor Taeil, quien se la había obsequiado, "...siempre hay un rayo de luz en donde sea que nos encontremos, pero a veces necesitamos que algo nos lo recuerde para así no perdernos en la oscuridad...", recordaba aquel momento tal y como si acabara de suceder, como si su hermano acabara de decirlo y seguido de ello acabara de salir por la puerta de su habitación para jamás volver, pero en aquel momento no sabía que jamás volvería, de haberlo sabido lo habría seguido. Todo había cambiado desde la muerte de Taeil.
Procuró no alumbrar directo a los rostros durmientes de sus compañeros de habitación, algunos dejaban salir ligeros ronquidos, Renjun y Jaemin estaban enrollados con las sábanas, Jeno babeaba la almohada, mientras Donghyuk susurraba palabras innentendibles, y Chenle, con algún tipo de magia china lograba dormir pacíficamente boca arriba; sí, tenían hábitos un tanto molestos para dormir, pero eran buenos chicos; aún así agradecía no tener que compartir cama con ninguno.
Sigilosamente caminó hacía la ventana reforzada con barrotes de herrería, quiera o no, con ese tipo de decoración, le hacía confirmar su idea de que se encontraba en una cárcel.
Corrió las cortinas y se dejó llevar por sus pensamientos, lo cual no duró mucho, pues se arrepintió de escuchar sus propios pensamientos, eso era realmente peligroso, prefería mantener su mente ocupada con algo más para así no recordar y poder ignorar su vida de mierda. La ignorancia es el primer paso a la felicidad, se recordó a sí mismo aquella frase. Y en pocos segundos, se propuso volver a su yo positivo.
Tratando de esquivar a la depresión y la soledad, dio la vuelta para regresar a su cama, pero inconscientemente miró hacia la cama de Jisung, el pequeño que lo seguía a todas partes desde el primer día que Mark había llegado al internado; ya era su quinto mes aquí, por lo que ambos chicos se habían vuelto buenos amigos.
Se le hizo extraño que Sung no estuviera dormido, pues no era de los que rompen las reglas del internado y sale de la habitación a mitad de la noche, teniendo en cuenta que eso era sancionado con 100 vueltas a la cancha y limpiar los baños por una semana.
Con ayuda de su linterna, analizó la habitación, percatándose de que no se había molestado en mirarla cuando se levantó hace unos minutos. Los demás chicos estaban ahí, pero definitivamente Jisung no estaba dentro de la habitación y mucho menos acostado en la cama, y se preocupó por él: si el rector Gu lo descubría le iría muy mal.
Se propuso mirar debajo de la cama de su amigo para ver si éste no le estaba jugando alguna broma escondiéndose o algo por el estilo, pero a mitad del camino se detuvo debido a una puerta. ¿Una puerta?, ¿qué tiene de relevante una puerta?, dirían muchos; ...pero claro que una puerta es relevante cuando aparece de la nada. ¡Mark podría jurar que esa puerta no estaba ahí!, vamos, ya llevaba cinco meses viviendo en aquel lugar, se sabía de memoria cada aspecto de la habitación gracias a todas esa madrugadas en las que despertaba y no lograba volver a dormir. Seguro ya estaba alucinando, las desveladas comenzaban a hacerle mal. Y para rematar: un extraño halo de luz rosada salía por entre las separaciones entre la puerta y la pared. ¿Lo peor? Lo peor es que se dirigía hacia aquella puerta mutante, dispuesto a abrirla y entrar a donde sea que ésta le llevara.
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Come into my Dream [Mark & Jisung]
FanfictionSe suponía que para esas horas de la noche ya todos los internos debían estar en la cama, dormidos, y bien abrigados, para al día siguiente levantarse y asistir a clases; pero siete camas se encontraban vacías. Hay veces en las que los sueños te ab...