Capítulo 14

42 3 0
                                    



 En los días que iban pasando, Lauren se había encargado de estar siempre llena de trabajo y cosas que hacer. Para su suerte, Alice no realizó comentario alguno con respecto a Nataly, aunque sabía con certeza que ésta se había enterado de todo lo que pasó y, que sin duda, trataría de sacar provecho de eso, incluso sabiendo que eso era importante para Lauren.

Entre otras cosas, los ánimos con los del sur estaban muy caldeados, por lo que de alguna forma, la ojiverde se vio forzada a dimitirse hasta que ella sintiera que las cosas estaban en su lugar. La salida de Nataly implicaba una inmensidad de cosas, tanto personales como laborales, puesto que ella se encargaba de llevar a cabo, junto a Lauren, todas las operaciones importantes. La castaña comprendía una pieza fundamental en la organización, por lo que su ausencia se sintió hasta en las paredes, las cuales debían ser pintadas una vez que ella hubiera contratado a un pintor.

Lauren sabía que no había tiempo para detenerse y hacerse eco de la traición de su antigua compañera. Pero a la vez, su cuerpo ya avisaba un pronto colapso de no tener un poco de descanso.

―Lucy! ―llamó Lauren, arreglando un pequeño bolso con ropa―.

―Señora, ¿sucede algo?―preguntó al ver a la ojiverde acomodando el bolso sobre su hombro―.

―Ya te lo dije, soy Lauren para ti―indicó―. Te llamaba para decirte que me iré en la casa de mi familia este fin de semana. Por lo que, necesito que te encargues de esto hasta que vuelva ¿entiendes?

―Por supuesto, Lauren―dijo asintiendo―. Vete tranquila que te llamaré si ocurre algo

―Eso está bien... ―sonrió aliviada―. A la mínima cosa llámame, estaré al pendiente no te preocupes―agarró las llaves de la mesa―. Nos vemos luego.

Salió de su oficina sintiéndose mucho mejor, el hecho de saber que en unas horas estaría en casa la reconfortaba de sobremanera, más aun después de todo lo sucedido últimamente. Al salir al patio trasero, hizo sonar el desbloqueo de su querida Honda BCR negra. Ella siempre estaba allí, dispuesta para cuando Lauren necesitaba escaparse de todo ese mundo dentro de la prisión.

Se puso el casco y se montó. Con un gesto hizo que los vigilantes abrieran el único portón del lugar. Moviendo el mando del acelerador, dejo que la sensación de libertad se deslizadora sobre ella, con un insistente viento golpeando el visor de su casco. Ni Camila, ni Nataly, ni los del sur, ni la organización podía eclipsar la felicidad y el placer de lo que se encontraba experimentando la ojiverde. Aquello era embriagador, la velocidad, el ver por el retrovisor, como rápidamente aquel infierno se desvanecía en la distancia.

***

Lauren escuchó como unos golpes en la puerta la sacaban del profundo estado de sueño donde se encontraba. Cuando se sintió medianamente consiente, mascullo un débil "adelante". Lo cual trajo a una sonriente adolescente dentro, quien en instantes, se subió en la cama de la ojiverde y la abrazó.

―Lauren, mamá quiere que bajes a cenar con nosotros. ¿Vienes?―preguntó con una alegre ansiedad

―En cuanto despierte lo haré. Lo prometo―murmuró y tapo su cabeza―.

―Lauren! Despiértate―la movió―, ven a comer con nosotros

―Taylor, déjame dormir. Esto es importante

―Oh vamos... la cena también es importante. A mamá le llevó toda la tarde hacer aquella salsa para la Lasaña. Lo hizo por ti

―Señor dame fuerza... ―dijo en broma después de unos minutos, girando para estar de frente con su hermana―. Esa Lasaña debe valer la pena o lo lamentaras―gruño con una sonrisa, abrazando a su pequeño sol.

Leyes del Amor (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora