Capítulo 15

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Varias semanas separaban de aquel desastre ocurrido. Desastre que en ocasiones tomaba forma de culpa, culpa aceptada mayormente. Lauren no podía especificar sus sentimientos después de todo lo sucedido. Era una especie de lucha interna que trataba de entender. Sabía que tarde o temprano se encontraría con el vacío que estaba experimentando, pero no lo esperaba de manera tan abrupta y avasalladora. Aquello la ahogaba, la elevaba y después la lanzaba a un profundo precipicio, con el cual chocaba y se hacía añicos. Se sentía adormecida de la vida, viendo como todo seguía igual, pero a la vez no.

Su itinerario diario no había variado en lo absoluto, excepto por el hecho de que su "incondicional" compañera la abandonó. Aunque aquello ya no suponía mucho dolor para ella, porque sí, los impulsos que había tenido contra Nataly no habían sido más que simples exteriorizaciones de dolor y frustración, cosas que al mes de haberlas sentido, comprendió que eran vanas, pues los motivos que tenía la castaña eran mucho más válidas.

Por primera vez, Lauren decidió hacerle frente a las consecuencias de toda una vida, haciéndose acopio de cada destello de valentía que poseía. Tenía la seguridad de que ello supondría muchas dificultades, pero apenas asumió el motivo que la estaba dejando seca de vida, asfixiándola de motivos y esperanzas, no lo dudo. Intentaría cambiar el rumbo que el destino le había designado. Ella no terminaría como su padre, no si podía intentarlo.

En las noches, cuando el insomnio se hacía presente, siempre se acercaba a ella la mirada de aquel hombre que tanto amo. Miradas llenas de amor y cariño que dedicaba para ella y su familia, que siempre representaba una salida en ellas. Él siempre estaba. Pero aquello lograba nublarse ante sus recuerdos, mostrando la tristeza que siempre lo acompañaba cada vez que debía salir de su hogar y volver a su mundo. Lauren era consciente de que ella también se reducía a eso y lo peor, no tenía manera de volver atrás el tiempo para avisarle a su papa y a ella misma, que todas sus acciones desencadenarían en una vida perdida y otra parcialmente perdida.

Las primeras medidas tomadas fueron un hecho, cuando Lauren dicto la orden de cesar las persecuciones impuestas a reas contrarias a su bando. En cuanto reparó en ello, su corazón se contrajo. Sabía que en varios temas debía tener una postura despótica, pero definitivamente, aquel papel asumido la convirtió en algo malditamente asqueroso. Suspiraba constantemente, pues ocho años de malas decisiones no eran nada fáciles de solucionar, en realidad la sorpresa nunca la dejó desde que empezó a rever posturas, pues jamás se había detenido a ver todas las consecuencias que llevaban su nombre. Algunas torturas, malos ratos, injusticias, entre otras cosas, conformaban su pesada mochila, aunque se apegaba a la idea de que la mayoría de las "victimas" tenían peso en lo que les sucedía.

Pocos se habían percatado de los cambios, porque dentro de lo general, todo seguía "igual". Aun así, Nataly fue de las primeras que los notó. No había sabido nada de Lauren, más que los comentarios que habitualmente rondaban por el patio y el comedor. Aunque siendo sincera, no le daba mucha importancia tampoco, pues solo una palabra lograba encapsularla completamente. Camila.

En ocasiones, toda su vida dependía de mirar a aquella hermosa mujer, que cuando la pillaba, solía consentirla con un beso o un abrazo. Nataly aún no lograba asimilar el camino que estaba tomando su vida, pues jamás había cruzado por su cabeza que una persona podía llegar a tal punto de felicidad como ella lo estaba viviendo. El amor le estaba sentando de maravilla, sentía cosas tan placenteras en simples acciones como dar los buenos días o dormirse en los brazos de la bella castaña. Todo estaba pasando de manera rápida, tanto, que en ocasiones, le dolía pensar el solo hecho de que cada segundo vivido, era un segundo que no volvería.

Por las mañanas, antes de levantarse para hacer su rutina de ejercicios y asearse, siempre depositaba un meloso beso en la frente de la dueña de su felicidad, solo eso la tranquilizaba hasta que volvía con el desayuno correspondiente, tanto para ella como para Camila y Dinah, quien por cierto, eclipsaba otra fuente importante de amor para Nataly. Al mediodía, las tres se deslizaban en el siempre y constante lugar izquierdo, aunque los motivos habían cambiado, pues aparte de la cantidad de privilegios que tenían, la seguridad era lo menos que importaba. En poco tiempo, la perspectiva había sufrido un cambio muy radical, lo cual antes que nada, dentro de lo que significaba una penitenciaria, suponía mucha comodidad y alegría. Finalmente, por las noches­­―para felicidad de Nataly­― consistía en bromas que concluían en silenciosas carcajadas, ya que a pesar de ser privilegiadas, no debían de abusar. Primeramente, habían decidido quedarse en sus respectivas celdas, pero al ver lo largas que se volvían las despedidas entre Camila y la castaña, optaron por la integridad mental de Dinah, mudándose finalmente en la misma celda. Y dentro de la intimidad de aquella pareja, las cosas regularmente pasaban en otro sentido. Generalmente les bastaba compartir besos y caricias, aunque no podían negarse a la necesidad que provocaba el hecho de estar enamoradas y, peor aún, en los brazos de quien causaba eso. Entonces, apenas se liberaban las habitaciones conyugales, bueno... ya saben.

[----]

Lo haría. Iría en la mañana siguiente junto a Nataly y trataría de mediar las cosas. Era consciente de que esto no se trataba de orgullo o dignidades, pues dentro de todo, en verdad el impulso de querer matarla cruzó fugazmente por su cabeza en aquel desdichado día y eso era inadmisible hasta para alguien como ella. Había perdido mucho, pero a pesar de todas las cosas negativas que abarcaba su relación con Nataly, sabía que ella la quería incondicionalmente y había demasiados actos y sentimientos que las unían, no importaba que Lauren la tratara como empleada por motivos injustos, ella siempre sería su hermana y viceversa.

Muy temprano se había levantado de la cama, rezongando por tomar aquella decisión. Se acercó lenta e incógnitamente al pasillo donde se encontraba la celda de Nataly. Tomo aire, esto le estaba costando más que tener que reunirse para coordinar uno de los tantos golpes que había realizado, tal vez por el hecho de que, como pocas veces en su vida, aceptaría que cometió un error. Entonces, pasó de largo por las celdas vacías y por la de Dinah, que pensaba que también era la de Camila, pues en su cabeza aún no entraba la idea de que Nataly quisiera sentar cabeza a tal punto de co-habitar una minúscula celda con alguien más. Volvió a tomar aire y miró a un cuerpo, totalmente tapado con una cobija, reposar pesadamente en la cama. No sabía que hacer exactamente, tenía la llave para abrir la celda, pero no se atrevía a hacerlo, y como tampoco podía tratar de despertarla hablándole, porque despertaría a las otras mujeres y eso sería terrible.

Habían pasado varios minutos, donde solo miraba aquel bulto, se estaba empezando a sentir estúpida por todo aquello; sin más, metió la llave y entreabrió la entrada, dio unos pasos y mediante ligeros carraspeos intento despertar a quien suponía era la castaña. Mucho tiempo no le dio hasta que una asustada mirada se posó en ella y sintió un fuerte golpe al ras de su nuca que la hizo sentir débil a tal punto de desmayarla.

Nataly había decidido ducharse en los baños generales para no despertar a la castaña, pero al escuchar mucho barullo afuera, rápidamente salió a ver si estaba ocurriendo alguna emergencia. Su corazón dejo de latir cuando vio a Dinah sola y llorando desesperadamente, algo malo estaba sucediendo y en cuanto oyó "Han secuestrado a aquella muchacha nueva y a otra chica" sintió una ráfaga de escalofríos traspasarla.

Dinah se abrazó a ella apenas la vio, de reojo pudo ver cómo la Alcaide se acercaba rápidamente y mediante un gesto nervioso la invitó a pasar a su oficina. Nataly no había dicho ni media palabra, pues se sentía algo ida y era consciente de que todo se trataba Camila, aún con eso, jamás debelito su abrazo con la desconsolada mujer rubia.

Miraba fijamente a aquella apabullada y derrotada mujer, con la apariencia de alguien que solo obedece ordenes, pues desde que había pretendido asumir las riendas de la penitenciaria, su reputación solo se iba cayendo en picada. Si debía de ser sincera, no tenía muy claro cómo se tenía que sentir, solo sabía que un pesado y triste manto se había posado, sabía que la expresión que estaba teniendo era la de desolación, pues a pesar de que ella no era de las personas que exteriorizaban sus emociones, le era difícil seguir con un rostro impasible después de todas las escenas que se le pasaban por su cabeza. Aunque eso fue otro cuento cuando escuchó el nombre de Lauren, pues rápidamente se puso de pie, asustando a ambas mujeres presentes en dicha oficina, y salió enfurecida en busca de respuestas hacia el lado Norte.

***

Lauren parpadeó unas cuantas veces tratando de adaptarse a la casi nula luz que percibía, sentía mucha pesadez en sus miembros y un terrible dolor en la parte baja de su cabeza. Escuchó lejanamente unos sollozos y al tratar de encontrar el origen de dichos lamento sintió la mirada de la alterada mujer. 

.../ /...

Bueno, esta historia había dejado a medias en mi adolescencia, y hoy, ya casi con veinte y muchos, creo que puedo terminarlo jjajajaja

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⏰ Última actualización: Apr 29 ⏰

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