Miraba sus manos, al igual que la mayor parte de su cuerpo mostraban manchas de un carmesí intenso, durmiendo en un charco que mantenía su temperatura corporal, por momentos lloraba pidiendo ayuda, y por momentos reía locamente, a veces gritaba, y a veces solo se quedaba mirando perdidamente la oscuridad. Solo eran recuerdos de aquellas noches, de la soledad que ha llegado a sentir, que las revive en sus pesadillas, de las cuales se despierta con la camisa del pijama pegada al cuerpo debido a la transpiración, agitado, ¿quién no tendría miedo?, al recordar sus mayores miedos de la niñez, pero quién diría que a aquella edad de tan solo cuatro años, ya le tenía miedo a la muerte, solo por haber visto morir al chico que cuidaba de él, que lo protegía, que era como su hermano mayor. Con solo tratar de recordar como termino aquellas noches en soledad, le duele rotundamente la cabeza, como un mareo, que lo dejara inconsciente, dejándolo caer al vacío. En aquel edificio sintió algo que no pudo sentir nunca, el viento lo abrazaba, lo hacía sentir tan seguro, era como sentir los brazos de su madre, que por aquellos días lo habría estado buscando desesperadamente, porque así era ella, sobreprotectora. La policía lo encontró aproximadamente diez días luego de la muerte de su amigo, aun durmiendo en aquel charco, tiritando de... ¿frio?
Cuatro secretos representan su cadena, cuatro uniones. A quien ama, quienes son...
-Te lo digo así una vida de 80 años tiene creo que 15 mil días... Hace la cuenta cuántos gastaste ya... Calcula los que te quedan si es que llegas a los 80, y fíjate cuantos vas a seguir tirando al tacho para ella... Sólo eso, el resto te lo dejo a vos.
La típica charla, si se sentía decaído, cansado o simplemente no desea hablar con alguien todos llegan a la conclusión de que estaba mal por ella. Ahora estaba recibiendo el sermón de unos de esas personas que pensaban que su mundo se acabaría, simplemente por ella, era verdad que estaba mal, pero poco a poco la superaba, poco a poco se llaga lejos, o ese dicen.
-¿por qué siempre piensan que estoy mal por ella, porque no se dan cuenta que en mi cabeza hay algo más que ella...?
Y así era, en ciertos momentos sus pensamientos eran ocupados por sus pesadillas, recuerdos que iban y venían, imágenes de aquellas noches, era como hacer un repaso de su infancia, un raro resumen.
-La vida está hecha de tiempo no de sentimientos, aunque se vuelvan estables van a cambiar de vuelta, por algo el cerebro es más grande que el corazón, para pensar más y sentir menos
-sé que estoy enamorado, ¿pero es necesario que me recuerden que sólo me amaron por lastima? ¿Sabes, en mi cabeza no solo esta ella?
-lo sé, pero aquí...- con el dedo índice, golpeándolo suavemente en el pecho, señalando su corazón le dijo-... si lo está, solo ella
- ahí donde tu señalas no hay nada, y si sigo vivo y de pie, es por mi fuerza de voluntad
- sigo diciendo que exageras, no podrías vivir sin un corazón
Se fue, sin decir una palabra <<seguiré de luto>> solo eso quiso decir, pero nadie lo entendería, así que prefirió irse. Al finalizar las clases, ya de noche, volvía por el camino de la calle escondida, como un pasaje de aquel barrio donde tan solo hacía dos años atrás se había mudado. En aquella calle, recordaba momentos de felicidad, pero que en aquel momento, lo lastimaban, ahí se imaginaba él, en aquel día donde estaba abrazado con la persona que él amaba, y ahora solo tenía recuerdos, que le cortaban el interior, y hubiesen roto más su corazón, si aún le perteneciera.
<<Otra vez luna llena>> no es que fuese a convertirse en hombre lobo, solo que le recordaba aquellas noches de soledad. Subió a la terraza de su casa, como lo hacía cuando necesitaba pensar, y recordó, la recordó a ella, y una lágrima cayó