-Quiero a mi hija conmigo.
-No sabemos si está viva.
-Aunque sea quiero su cuerpo, quiero darle una adecuada sepultura.
Secretos, todo gira alrededor de secretos, es el punto inicial y final de esta historia. Se levantó de aquel bar y se dirigió hacia la salida, pero un “ellos capaz la tengan” la detuvo, se dio media vuelta, y un “los arruinare” salió de su boca, de un momento a otro desapareció, se perdió en la noche de Inglaterra.
-Quiero… Quiero que seas mía.
-ja, Ja, ja no –lo dijo de la forma más seca y fría que pudo –ahora vete de mí puta vista.
-Apenas llevamos un día y es el tercer pretendiente al que le pateas el culo. –Nathiel está parado frente a unas de las columnas, con un pie apoyado en ella, bajo los pocos escalones que lo separaban de su amada
-Es que mi chico se pondrá celoso, y además no son lo suficiente para mí.
-¿Acaso yo lo soy? –la abrazo rodeando su cintura con sus brazos.
-Eres más de lo que merezco. –Kimberly lo besa, lenta y perezosamente, demostrándole todo el amor que tenía.
Sus besos eran apasionados, únicos, se amaban, darían la vida el uno por el otro, no se juraban amor eterno, se prometían amarse hasta el día siguiente, el amor puede esfumarse en cualquier momento.
-¿Por qué tenemos la misma habitación? –dijo mirando hacia la ventana, apreciando el cielo, no llovería, estos días no llovería.
-porque deberán fingir que son pareja, al colegio no le importa si los hombres se mezclan con las mujeres. –Caleb hablaba desde la puerta de la habitación.
-vamos cielo, ¿te molesta dormir en la misma cama? –Christopher le da una palmada en el trasero a Sam.
-me molesta que un profesor este en nuestro cuarto, los profesores tienen prohibida la entrada a los dormitorios de los alumnos.
-¿Sabes que solo estoy acá para ayudarlos?
-pero aún es un profesor del instituto. –Sam se alejó de la ventana y mirando aquella habitación donde compartiría habitación con alguien que debía fingir que la amaba, eso es lo que le dolía, que fingieran amor.
-controla a tu novia, nos meterá en problemas –Caleb se fue de la habitación, tomando el camino de la derecha.
Secretos, mentiras, guiones preparados, sonrisas falsas, todo está encadenado.
Christopher miraba por la ventana de su habitación, extrañado mira a Kimberly, algo de ella le llamaba la atención, esa mujer que paseaba por el patio con su minifalda, y cabello azulado tenía algo… algo que despertaba la duda. Esos grandes ojos le recuerdan aquel bebe, ¿Dónde se encontrara ahora?
-Déjame ser tú para siempre amor, quiero hacerte feliz. –era el cuarto pretendiente que se le confesaba esa dia.
-Las personas se van de nuestras vidas por distintas razones, quizás porque debían dejar marcas de su presencia, alguna enseñanza o no creyeron lo suficiente en nosotros, por eso no creas en el <<siempre estaré>> porque jamás existió, todos alguna vez te abandonan, e incluso nunca regresan. Ahora aléjate de mí puta vista antes de que te termine matando, y sabes que está permitido.
-¿No has sido muy cruel? –Nathiel le hablaba sentado detrás de una columna.
-que se entere de una maldita vez que la vida no es un cuento de hadas. –Kim estaba harta, de todo eso, que le juraran amor eterno, sin saber lo que era.