Desamor

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 -¿Qué es el amor para nosotros?... No es nada, la pasión y los sentimientos se han ido, utilizamos a las personas… Solo me importa una persona, el resto son simples títeres para mi diversión –interrumpió Christopher, a él aún le importaba alguien más, la mujer que más lo lastimo, a la única persona que pudo decirle “te amo” –Eres un idiota, aun recordándola, aun amándola, debe estar de la mano de otro, tu amor solo fue un juego.

Sus palabras le dolían pero él tenía razón, no era nadie, no era… nunca fue nadie para ella. Stephanoz sabía bien la solución para su mal de amores, “he encontrado al segundo… pero, jaja mejor cae a lo oscuro” el dolor comenzó a crecer, él sabía bien como maltratarlo, como… a pesar de la tregua, seguían siendo enemigos que compartían mente, cuerpo y alma. Christopher cayo, y despertó luego de unas horas, no reconocía el lugar, él se movía, pero no era justamente el quien maneja todo, de la nada, volvió a caer en la oscuridad, perdió el conocimiento.

Un piano, cubierto de tierra, y de algunas plantas, en alguna cabaña, de algún lugar, quien sabe dónde, en la habitación de al lado estaba el, arrodillado frente a un mesa que contenía un espejo, ahora roto, solo miraba aquel lugar donde yacía el espejo, el cuadro. Vistiendo un jean negro, y un buzo con capucha de un color azulado oscuro, muy parecido al negro. La habitación estaba oscura, él estaba dándole la espalda a la entrada.

La escena se volvió oscura, ahora ya no estaba aquel chico de capucha, ahora en aquella habitación destrozada, junto al mueble con el espejo roto, se encontraba un hombre de aproximadamente 42 años, vistiendo una campera verde, y un pantalón jean, tirado junto a los escombros, junto algunas cajas de cartón, aquel "pecador" aun respiraba, solo estaba inconsciente, pero no lo suficiente despierto como para salir antes de que aquella cabaña callera encima de su cuerpo, y aplastara su cuerpo. Mientras que aquel chico de pantalones negros caminaba hacia la oscura noche, teniendo aun la capucha puesta, su rostro no se distinguía, era como que su rostro se fundiera con la oscuridad de la noche, como si no tuviese rostro.

-aquellos que pecaron...

-...serán castigados por sus propios pecados- Christopher termino la oración, ahora era el quien caminaba en la noche.

Ahora era el quien cazaba, quien perseguía a aquellos pecadores, aquellos traidores, quien reía ahora solo era él.

-¿Quién eres? 

-N-no lo se

-¿No sabes quién eres?

-N-no... No lo se

-Nadie, no eres nadie en esta vida, sin mí no eres nadie- "Sin mi" sus palabras resonaron en toda su cabeza, ¿sin ella, no era nadie?

¿Por qué sin ella no era nadie? Era verdad que ella se había llevado parte de él, aunque el solo había sido una pieza, un objeto, un juguete que cuando se aburrió, desecho.

En ese momento solo se paró en aquella habitación, donde solo ellos dos estaban, doblo las mangas de su remera, y le mostro sus muñecas.

-Exacto sin ti no soy nadie, porque te has llevado mi vida contigo, pero mira, estas son cicatrices, y me corrijo sin ti, no era nadie, ahora soy alguien, una persona que no conocerás, que no guarda rencor hacia nadie, porque jamás lograre odiarte.

Jamás lograra odiarla, jah, porque aun la ama, y en el fondo lo sabe, ¿Cómo odiar a alguien que ama con todo su cora?… ¿corazón? El ya no tiene, él se lo había regalado, y ella solo lo apuñalo.

Tomo su mochila, y la puso sobre sus hombros, la miro una última vez a los ojos, y se fue, lo más lejos posible de ella, al salir de aquella habitación, la sangre que salía de sus muñecas, recorrió su mano.

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