Especial II: Kyungsoo organizador de bodas (Dolor al ataque).

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Kyungsoo se amargó la vida a sí mismo deliberadamente.

Si las personas no entendían sus acciones, él menos lo hacía con sí mismo. No podía —antes de decir o hacer algo— racionalizar del todo lo que estaba pasando. Todo el peso de sus acciones se acumulaba después, durante esas noches de desvelo pensando en su vida y su débil manejo con ella. Y no estábamos hablando del manejo físico, sino del emocional.

Él podía tener a Jongin cuanto quisiera físicamente. Sin embargo, en ese lazo invisible y más doloroso, estaba en completos ceros.

Y en días como estos era cuando ponía a manejar ese pensamiento. Normalmente prefería mantenerse ocupado y no pensar más allá de sus deberes laborales u hogareños. Desde que vive solo con Junghoon —su sobrino de actualmente nueve años muy hiperactivo— tiene que partir su cerebro en el trabajo y en la crianza y no es como si no lo hubiera hecho antes, es sólo que el peso es mucho mayor ya que no había alguien fijo que lo apoye. O, por lo menos, no alguien quien él quisiera tener.

—¿Quieres que tengamos un rapidín? —escuchó plácidamente a Sehun desde la esquina de la habitación. El hombre más alto robaba comida de la mesa de dulces.

—No, gracias.

—Insisto —Sehun señaló con su tenedor debajo de la mesa. Su cabello sutilmente peinado hacia arriba y su traje color negro—. Debajo de la mesa es perfecto. ¿No tienes ganas de aventurarte un poco antes de que toda esta onda cursi empiece?

—¿Por qué lo haces sonar como si alguna vez lo hubiéramos hecho?

—Es lo mismo con Baekhyun —Sehun se encogió de hombros y tomó otro pedazo del pastel—. Nunca hemos llegado a nada, pero hablamos como si fuéramos los conejos con más hijos de la ciudad. Además, con lo que respecta a mí, de verdad no me negaría si alguno de ustedes dos cediera.

Kyungsoo rodó los ojos y se levantó de la mesa improvisada que se había hecho en el suelo. Los papeles estaban listos y casi todos los preparativos también, su único objetivo ahora era hacer que Sehun no se terminara la mesa de dulces, sino, tendría que pedir otra y su tiempo estaba justo. Aprendió a ignorar a Sehun ya que normalmente —o últimamente— se había convertido en alguien sumamente fastidioso quien intentaba meterse en la vida amorosa de todos.

—¿A dónde vas, asistente? —pudo escuchar la empedernida voz de Sehun a su costado.

—Por si no te habías dado cuenta, hoy es el día —empujó con ambas manos las puertas para salir de la cocina del edificio y entrar al vestíbulo—. Tengo muchas cosas que hacer, preparar y vestir a los niños, asegurarme que Junmyeon no traiga consigo a toda una horda de policías con él o que Baekhyun entre en pánico y se encierre en el baño, de nuevo. Si no es algo de vida o muerte, es mejor que te quedes callado y dejes de seguirme.

—Yo simplemente vengo a darte unas noticias de la última misión.

—Mira, realmente no tengo ganas de saber nada de eso.

Aún caminando, Kyungsoo simplemente suspiró. Como plus, también estaba el manejo de las misiones. Tantas cosas a la vez probablemente lo desestabilizarían un poco, pero el estrés actual era un nada comparado con lo que normalmente tenía en otras situaciones. No obstante, hubo un quiebre sumamente evidente y energético en él cuando escuchó lo próximo.

—Jongin murió.

Se detuvo de repente, una sensación ácida y picante se expandió de su estómago hasta su garganta para finalmente llegar a sus ojos, apretar la carpeta en sus manos, y mirar a Sehun intensamente.

—Lo siento —Sehun murmuró, en su voz un tono de arrepentimiento—. Estaba bromeando.

Pero eso no dejó ir ese pensamiento. La sensación. Su garganta cerrada pidiendo a gritos salir en probables gemidos quejumbrosos o sollozos repentinos. No obstante, mejor se quedó allí, como siempre, su rostro medio impasible ante la final confesión y un Sehun conocedor del tema, pero sensato.

Prof. Baekie vs Mr. ParkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora