El destino nos ha unido [Auryn]

Capítulo 3: Recordar.

Capítulo 3: Recordar.

Me despierto pronto y cojo el móvil. Cientos de mensajes, pero ninguno de él. Reprimo un suspiro y decido hablarle yo primero:

“No sé si tomarme a bien o a mal el encontrarme tu nº en mi escritorio”.

Unos minutos después responde:

“¿En serio estás despierta a estas horas?”.

Niego con la cabeza como si pudiese verme y dejo el móvil en la cama. Bajo al comedor, donde están mis padres desayunando. Soy hija única, pero no soy “la niña de papá” o “la niña de mamá”. Siempre he sido independiente, pero eso no significa que no sea cariñosa.

-Buenos días. –Sonrío y me siento junto a ellos.

-Buenos días, cielo. –Mi madre me acaricia una mano por encima de la mesa. –Hoy tienes una sesión de fotos para la nueva colección de verano, ¿recuerdas? –Oh, mierda, y yo que quería ir con los chicos a dar una vuelta… -Bueno, tenías. –Sonríe y alzo una ceja. –Supuse que querrías ir con los chicos a algún sitio, por lo que será mañana. Llamé a los de la revista a primera hora. –Me levanto de un salto.

-¡Os amo! –Subo a saltitos las escaleras hasta llegar a mi habitación. Cojo el móvil, ignoro las notificaciones y llamo a Dani.

-Cris, sé que no puedes vivir sin mí, pero… -La voz adormilada de Dani provoca que sonría.

-¿¡He oído bien!? –Escucho pasos y luego alguien coge el teléfono. -¡Cris!

-¡Hola, hombre lobo! –Río. –Los cinco en mi casa en dos horas. –Cuelgo y me meto en la ducha.

Salgo del baño ya preparada casi una hora más tarde. Me acerco a un espejo de cuerpo entero y me quedo mirándome (http://www.polyvore.com/normal_03/set?id=80154853).

Entro en twitter para responder a algunos tweets y me encuentro con uno de Dani:

“Hola, preciosa. Álvaro sigue empeñado con lo de que eres su nueva novia y creo que me estoy poniendo celoso”.

Largo una carcajada, este chico es un amor.

“Aw, no tienes por qué, Fernández ;)”.

Cuando quiero darme cuenta solo faltan veinte minutos. Veinte odiados minutos. ¿Desde cuándo tengo yo tantas ganas de ver a alguien?

-¡Cariño, baja, tengo una sorpresa! –Bajo corriendo y mi madre me tapa los ojos con una venda. –No protestes. –Ríe al ver mis intenciones. Desisto y me sacan de la casa. Alzo una ceja y me quita la venda. -¡Tachán! –Salto los escalones de la entrada y corro hasta la acera de en frente, donde se encuentra una moto negra con una raya azul metalizado a cada lado.

-¿Y esto? –Abrazo la preciosidad de vehículo antes de subirme. Ahora mismo los botines me importan bien poco, estoy acostumbrada a conducir llevando taconazos.

-Sabemos que para tu santo no estarás… -La interrumpo.

-Es el mes que viene, ¿eh? –Alzo una ceja.

-Lo sé, pero queríamos dártela ahora para que la disfrutases. –Aparece mi padre, me bajo y les achucho.

-¡Abrazo familiar! –Río y miro la hora. –Uy, siento cargarme el momento, pero en un ratillo van a llegar los chicos, y me gustaría que mi cuarto no estuviese tan desastroso.