Capitulo 2.

65 29 0
                                    

Al día siguiente me desperté y miré él móvil, nada, ni rastro del mecánico, ni de Julen. No se porqué sigo esperando noticias de Julen, está claro que le va bien sin mi. Me levanté y fui a desayunar, como cada mañana mi madre estaba levantada preparando el desayuno.

-¿Preparada para la mudanza?-Preguntó.

-Estoy preparada para mi nueva vida.

-Espero que no te olvides de nosotros y sigas viniendo a vernos.

En ese momento escuché sonar mi móvil así que me disculpe con mi madre y me levanté a cogerlo. No me podía creer lo que mis ojos estaban viendo, era Julen. Está claro que al destino le gusta jugar conmigo, cuando pensaba que él estaría mejor sin mí va y me llama. ¿Qué hago? ¿Contesto? No, mejor no. Las cosas me empiezan a ir bien sin él, estoy empezando a vivir de nuevo y además, tengo que hacer la mudanza, no tengo tiempo que perder y menos con alguien que me dejó de mala manera a las puertas de empezar una vida en conjunto.

Fui a la cocina y desayuné con mis padres, después volví a la habitación, miré el móvil, porque no había parado de sonar, y vi cuatro llamadas perdidas de Julen. ¿Cómo puede ser tan pesado? No dejé que la curiosidad me carcomiera y me puse a peinar mi morena melena, después me vestí y me puse manos a la obra, primero trasladé las cosas menos pesadas y después con ayuda de mi padre y su coche trasladé lo más pesado. Cuando ya no quedaba nada más decidí quedarme y empezar a ordenar las cajas, es decir, sacar todo de ellas y colocarlo. A la hora de comer yo ya estaba agotada así que decidí hacer un break para comer y de paso llamar al mecánico, no puedo estar sin coche por mucho tiempo, en dos días tendré que ir a trabajar.

-¿Chica dura? -Dijo el mecánico a través del teléfono.

-Hola, te llamaba a ver si hoy o mañana podrías devolverme el coche, pasado mañana comienzo a trabajar.

-¿Tienes prisa por verme?

-¿Cómo puedes ser tan creído? ¿No me oyes cuándo te hablo?

Noté como al otro lado el chico no paraba de reír, la verdad es que ya me estaba cansando de sus groserías, no volveré a ir a ese taller nunca, al menos mientras él esté ahí trabajando.

-¿Puedes hacerme caso niño?-Dije.

-Princesita, hoy mismo puedes venir a buscarlo.

-Muy bien, mandaré a alguien a recogerlo.

-No no, tienes que venir tú.

-¿Por qué?

-Quiero verte.

Y en ese momento colgué. Sé que fui una maleducada y que no debería de haber colgado pero no estoy dispuesta a dejarme embaucar por otro hombre y mucho menos teniendo aún a Julen en la cabeza, es que ni loca. Cuando acabé de comer lo que me había traído mi madre decidí seguir sacando cosas de las cajas y colocarlas. Estaba sumergida en las tareas hasta que me sonó el móvil, ¿otra vez Julen? Esta vez si se lo cogí porque sino no pararía de llamarme y me estaba cansando tanta insistencia.

-¿Se puede saber que quieres? -Dije un tanto malhumorada.

-Verte, Marta te echo de menos y necesito verte, estos meses no he podido dejar de pensar en ti.

-Julen…

-Marta por favor, deja que te vea aunque sea por un rato.

Debido a su insistencia decidí aceptar, pero tendría que hacerme un pequeño favor a cambio.

-Está bien, pero quiero que me acompañes al taller a buscar mi coche, después de eso cada uno por su lado y si te he visto no me acuerdo, ¿entendido?

¿Crees en el destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora