El despertar

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Catherine cerró la puerta de su habitación rapidamente tras haber presenciado lo que había pasado en el comedor. Su habitación se encontraba a oscuras, salvo por el brillo de la luna que entraba por su balcón.
Contempló el paisaje de fuera desde su habitación, entonces algo hizo desviar su mirada y era que desde sus manos salía unas líneas rojas brillantes. Era como si una corriente de lava pasara por sus venas. Pero no era la primera vez que le pasaba. La primera vez que le pasó fue en su séptimo cumpleaños cuando un niño le había roto su muñeca favorita, entonces en aquel momento empezó a salir una luz roja de sus manos y de sus ojos, pero no le dio importancia ya que solo tenía 7 años. Fue tres años más tarde, cuando le echaron la culpa de algo que no había echo. Se cabreó tanto que empezó a salir aquella luz roja de todo su cuerpo hasta que se asustó y dejó de salir la luz. En ese momento se había dado cuenta de que cada vez que se enfadaba le pasaba eso, por lo tanto, intentaba no enfadarse con nadie ya que no quería contárselo a nadie porque en Borwestone le tenían mucho miedo a las brujas y algo como aquello haría que la acusaran de brujería.
Y una vez mas le había pasado en el comedor, por aquella idea de casarse con 12 años solo por intereses del reino. Pero sabía que no era la única en darse cuenta de esto, también fue su padre que estaba mirándola desde la puerta de su habitación.

La hija del diabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora