Suturas. (One-shot)

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Encendió el cigarrillo.

Era una noche sombría en Death City, una brisa fría se paseaba felizmente, jugando con las ramas y hojas de los árboles. La luna amarillenta, sonriente en lo alto, lucía tétrica, pero al mismo tiempo, encantadora.

Había silencio...

Demasiado silencio...

Dio un soplido, viendo el humo que rápidamente se deshacía en el aire.

Le agradaban las noches así. Giró el gigante tornillo que llevaba atravesado en la cabeza, tratando de enfocar sus pensamientos. De vez en cuando, se ponía pensativo durante la noche.

Vio las suturas que llevaba en prácticamente todo su cuerpo, una sonrisa algo umbría se dibujó en su rostro.

Él mismo se las había hecho. Eran experimentos pasados que realizó en sí mismo. Para él, todos, incluyéndolo él, eran conejillos de indias.

Dirigió la mirada al cielo, tenía la sensación de que la luna le observaba.

No pudo evitar recordar...

― ¿Stein? ¿Qué haces afuera a estas horas?

―Sólo estaba pensado, Spirit. -respondió viendo el firmamento.

―Bah... ―soltó con las manos en los bolsillos. ― ¿Y en qué tanto piensas?

―No lo sé.

―Serás... Creo que te has vuelto más loco...

― ¿Es eso posible?

Su arma se limitó a soltar un metálico suspiro.

―Cambiando de tema, no estuvo bien lo que hiciste hoy, Stein.

― ¿Qué cosa?

―El susto que le diste al chico de la otra clase. En serio creyó que lo ibas a disecar.

―No lo recuerdo...

―No te hagas el tonto.

―Ya, ya... Pero no es mi culpa. Él se metió conmigo primero, y yo sólo quise darle una clase de anatomía, a ver si se tranquilizaba...

―Stein.

―Calma... Era bromeando... Sabes que yo no sería capaz de hacer esas cosas...

―Stein... ―se aclaró la voz. -Será mejor que ya no sigas "bromeando". A este paso te quedaras sin amigos.

―Tú eres mi amigo.

―Sí, pero...

―Si te tengo a ti, está bien. Todos los demás son idiotas, no los necesito, son descartables.

―No es el punto, Stein. -le dijo con el ceño fruncido.

― ¿Y eso que importa? -rio.

Había pasado mucho desde ese entonces, cuando Spirit era su compañero, pero mirar a la luna, justo como aquella noche, le trajo varios recuerdos.

― ¡Miren! ¡Ahí va el raro!

― ¿Franken Stein? ¡El nombre te queda perfecto para lo que eres!

― ¡Buah! ¡El monstruo de Shibusen se aproxima!

― ¡El científico loco!

Consejos para estudiar en el Shibusen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora