Consejos para estudiar en el Shibusen.

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Oc, actualizo después de 3810 años.
No pude evitar poner el cover de Romi de Papermoon porque me encanta.

Bien, bien, les traigo un borrador que escribí hace bastante tiempo. Era para una historia que abandoné, como todo lo que hago, jaja, perdón :'(

Probablemente me arrepienta de publicarlo, pero en fin, espero que les guste, aunque sea un poquito. Puede que no sea muy profunda, que tenga errores y que no tenga mucho sentido, pero si es de su agrado, por favor, haganme saberlo <3

Es un intento de xReader, pero no es un xReader exactamente... A no ser...

Es una de estas historias donde el escritor procura envolverte en la trama y donde eres el protagonista. 

Ya no me embrollo más y se las dejo.

¡Muchas gracias por leer!

❤❤❤❤

En ese entonces, lo único que le alentaba a continuar, era el dulce consuelo de que cada vez le faltaba menos para llegar a su destino. Estaba exhausta, sus pies y su espalda se quejaban exigiendo un descanso, su garganta estaba seca, su estómago rugía de hambre.

Llevaba ya dos días caminando con el ardiente sol y la risueña luna haciéndole incansable compañía. Sentía que en cualquier momento, sus fuerzas la abandonarían y caería muerta para ser tragada por el desierto. La ropa sucia, los zapatos llenos de tierra, y las manos magulladas. Un rudimentario y tosco mapa era lo único que tenía para guiarse. Quiso enojarse con su padre por no darle un norte más fiable el cual seguir, pero no pudo. Supo que él lo había hecho con prisa y con todo el cariño que le tenía.

Fue al amanecer del tercer día cuando la pintoresca y aterradora Death City se coloreó frente a sus ojos, perdida y borrosa en la lejanía, como un espejismo para su cansada mente y su derrotado cuerpo. Era apenas un punto en la distancia, pero bastó y sobró para alborotar sus emociones.

En el corazón llevaba tiernas y alentadoras historias que su padre le contó acerca de esa ciudad, intrépidas vivencias de cuando aquel hombre era joven y alocado; y a pesar de que su pulso se aceleró de emoción y alegría al verse finalmente tan cerca de la surrealista ciudad, un frío destello le recorrió la espalda, helándole la piel y erizándole hasta el último de sus mechones.

¿Y si al final, era una idea increíblemente mala?

Su padre le había contado que varios de los años más felices de su vida los había vivido mientras estudiaba en Shibusen, pero ¿qué garantizaba que sería lo mismo para ella?

Quizá todo era un sueño infantil, un triste sueño suyo y de su progenitor.

Ahora que estaba tan cerca, dudaba. Tenía miedo, muchísimo. No sabía que pasaría de ahora en adelante, y a pesar de que su padre le había dicho una y otra vez que todo estaría bien y que Shinigami-sama comprendería, dudaba que la muerte la vería con los mismos ojos con los que le miraba a él.

¿Y si estaba a punto de cometer un suicidio?

Su propia cabeza se le hizo increíblemente pesada, sintió que sus oídos zumbaban, y aunque no había comido nada, juraría que estaba a punto de vomitar.

Consideró la idea de darse la vuelta y regresar por donde había venido antes de que fuera demasiado tarde, pero si lo hacía, ¿Qué vendría después? ¿Cuál sería su siguiente paso? No tenía un lugar al cual volver, ni un sitio a dónde ir.