Viaje a Mandiara

18 0 0
                                    

-Tenemos que irnos de aquí. - dijo Lorenzo dirigiéndose a mi. Maida intento persuadirlo de su decisión pero él seguía firme.
-Nos iremos a Mandiara sólo Luna y yo.- Concluyó sin hacer caso a ninguna palabra de su hermana.  -Está decidido, prepárate nos vamos en dos horas.-
-Lorenzo, piensa. Alexander puede descubrirlo y estarán solos, aquí podemos ayudar. Todos sabemos que los guardianes aún mantienen en secreto sus poderes, pero no será por mucho tiempo.- Le dijo Nerea pero él no lo considero, y fue a su habitación. Seguí sus pasos, cuando vi que cerro la puerta tras entrar dude en golpear para hablar con él. Luego de unos segundos meditandolo lo decidí,  di tres suaves golpes a su puerta.
-No voy a cambiar de decisión Maida, es mejor que te vallas.- Dijo a los gritos.
-No soy tu hermana.- Dije en tono pasivo. 
La puerta abrió al instante y con la mirada tranquila hizo un gesto para que entrará, cerro la puerta.  Su habitación era tenebrosa, las cuatro paredes se encontraban pintadas de un color negro que resaltaba en la poca luz que emitía el velador de su mesa de noche. En el caso de su cama y el armario eran de un color gris. En la pared se veían cuadros de paisajes extraños que en este momento comprendo deben ser de Mandiara.
-¿Hay vamos?.- Le pregunte mirando fijo a los cuadros.
-Si.- Se limitó a responderme.
Nos quedamos en silencio mirando hacia la pared, cuando menos lo imaginé estaba frente a mi acariciando mi mejilla, no dije nada. No quería arruinar el momento, amaba verlo fijo a los ojos y que devuelva el gesto. Acercó su cara a la mía,  una punzada de nervios surgió en mi estomago. Cerré mis ojos y sentí sus labios en los míos, el beso era tierno y lento. Se separo de mi y me miró como pidiendo perdón por lo sucedido, apartó la vista y por fin hablo.  -Deberías prepararte para partir.- No puedo creer que luego del beso sólo diga eso, la humillación corrió por mis venas y sentí mis mejillas arder.  Salí de su habitación y me dirigí a la mía,  me tire en la cama aún con el sabor de sus labios en mi boca.
Prepare un bolso con ropa de abrigo y salí hacia la sala.
Allí me esperaba Lorenzo y los demás de los muchachos.
-Tienes tiempo de arrepentirte Lorenzo.- Dijo Julian.
-No lo haré,  juré que nada le pasaría y lo voy a cumplir.- Respondió.
Mire a los demás y abrace uno por uno para luego partir, pero no sin antes agradecer haberme cuidado.

Caminamos un par de cuadras hasta llegar a una casa pintada de color rojo, con un jardín repleto de plantas frutales y una hamaca en su entrada. No entramos a la casa sino que nos dirigimos a la cochera para entrar en un auto Chevrolet Camaro rojo, dude pero al ver la seguridad de él  me adentré en el vehículo.  Viajamos unos cuantos quilometros en silencio, ninguno de los dos sabía que decir.
-Exactamente, ¿como llegaremos?.- Dije, hacia tiempo lo quería preguntar.
-Viajaremos en auto hasta el portal, después llegaremos rápidamente.- Respondió. 
-¿Portal?.- Volví a preguntar.
-Luna, no estoy con el humor suficiente para responder todas tus preguntas.- Me contesto en tono agresivo.  Quería no responderle pero no dejaría que me humillara las veces que deseara.
-Muy bien, llévame donde quieras. Solo espero que el portal no sea lanzandome por el Gran Cañón.- Dije en tono irónico y enfadado. Él soltó un suspiro y me miró... -Perdoname, no quise hablarte así,  es solo que estoy nervioso por todo lo que está pasando.- Respondió en tono conciliador pero no iba a dar marcha atrás con mi enojo.
-Disculpa pero no estoy de humor para hablar contigo.- Dije en tono aún más irónico que el anterior y mire hacia la ventanilla.  En el reflejo pude verlo mirándome de reojo, soltó otro suspiro y volvió la mirada al camino.

Más de un mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora