Asimilando la verdad

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"Me encontraba en una habitación oscura,  sola, golpeando las cuatro paredes que me encerraban. Grite, pero nadie parece oírme.  La soledad y el encierro comienzan a agobiarme, mis pulmones no responden y me falta el aire.  No puedo respirar por más que lo intento con todas mis fuerzas, mis rodillas no responden y golpean el piso, una oleada de dolor recorren mis piernas. Mi fuerza empieza a deteriorarse al punto de acabarse.  Dejo caer todo mi cuerpo y quedo con la mirada perdida en la oscuridad de la sala. Permanecí ahí,  en el frío del piso.  De repente todas las luces se encienden y lo veo, allí estaba él, en el umbral de la puerta. Corrió hacia mi, me sujeto en sus brazos y me susurro al oído -Reacciona Luna, sin ti ya nada tendrá sentido, sin ti mi vida ya no lo tendrá.-
Fue ahí donde rodie mis brazos en su espalda y pude sentir su sonrisa reflejada en mi hombro".

Desperté de mi largo sueño algo exaltada, me incorpore en la cama aún agitada por la falta de aire. ¿Como es posible que tan sólo un sueño pueda causar tantas sensaciones?. Por otro lado, no puedo asimilar el hecho de que Lorenzo siga apareciendo en mis sueños sin pedir permiso, quiero decir, no me molesta soñar con él pero ya esta empezando a asustarme.

Me dirijo al baño y abro el grifo de la ducha, pruebo el agua con mis dedos y se encuentra exquisita. Me desvisto y me sumerjo en el agua, no puedo contar el tiempo que pase allí. 
Cuando salgo del baño me visto con unos Jean ajustados y una remera con una leyenda desconocida para mi pero que me fascinaba y unas zapatillas blancas. Una vez que ya estuve lista, decidí acomodar el resto de mi ropa en el armario designado para mi.

Fuertes golpes y gritos provenientes de la sala me alejan de mi tarea, decido bajar para ver que sucede.

Un joven rubio y musculoso se encuentra parado en medio de la sala, dándome la espalda,  Lorenzo y Maida están frente a él  en una posición lista para atacarlo. Todo se encuentra revuelto como si una pelea callejera se hubiera realizado allí, escucho al joven decir mi nombre.
-Alexander comprende, ella no está aquí. - Dijo Maida en un tono tranquilo a pesar de su postura.
-No mientas, se que se encuentra en este lugar. Todos se refugian en  éste pueblo como si no pudiéramos encontrarlos.- Respondio en tono divertido.
Lorenzo se percató de que me encontraba escondida en las escaleras y me emitió una mirada disimulada. Alexander lo noto y giro su cuerpo para lograr encontrarme con sus ojos celestes color cielo.
-Al fin aparece, nuestra bella Luna.- Dijo levantando la voz mientras se acercaba a mi, las facciones de su cara eran perfectas, su mirada se intencifico, sus ojos estaban perdidos y parecía un maniático.
-Ni se te ocurra acercarte a ella.- Lorenzo lo empujó hacia atrás haciéndolo retroceder por los mosaicos del piso. El se incorporó rápidamente e hizo un gesto con su mano como llamando a Lorenzo. Él se abalanzó sobre el joven y comenzaron a forcejear, Maida se acercó hacia mi notando que me encontraba paralizada del miedo. Me estrecho sus brazos y me abrazo, mientras los muchachos de confrontaban con golpes de puño. Cuando Alexander dejo atrás a Lorenzo y se acercó hacia mi con esa mirada psicópata, algo lo golpeó por detrás en la cabeza y cayó inconsiente. Lorenzo lo golpeó con una estructura de metal, luego lo levantó sobre su hombro y cruzó la puerta de entrada y se alejo de la casa llevándose con él el miedo que me inundaba.
Solté el agarre de Maida y corrí a mi habitación, cerré la puerta tras de mi, para luego oírla llamarme para hablar. Claro que no quiero hablar,necesito calmarme, una sensación indescriptible recorre mi cuerpo.  ¿Cómo puede estar pasando esto? Solo Han pasado dos días de la noche en que me recosté en mi cama, en mi casa, sintiéndome segura por encontrarse mis padres dentro del hogar. ¿ Cómo pudo cambiar todo en tan poco tiempo? 

-Luna, soy yo, déjame pasar.- Reconocí su voz al instante, era Lorenzo.
-No quiero hablar con nadie.- Dije con tono enfadado.
-Lo entiendo,  no hables pero me tendrás que escuchar.- Respondió.  -Empezare por el principio, tu, tus padres,  Maida, Alexander, yo y todas las personas de Casiari pertenecemos en realidad a Mandiara, que es un mundo paralelo a la tierra. Allí todo es oscuridad, el sol no existe en nuestro mundo, Las estrellas bañan el cielo a toda hora. Cada uno de nosotros forma un papel importante. Tu, por ejemplo, como lo dice tu nombre eres la Luna que iluminó nuestro cielo por mucho tiempo. El motivo por el cual tus padres te trajeron aquí no lo se, deberás preguntárselo a ellos cuando los veas. Alexander es un Guardián de la oscuridad que quiere acabar con toda la luz del planeta, por eso quiere acabar contigo. Por eso fui designado como tu protector, para no dejar que ningún guardián se acerque a ti e intente dañarte.- Hizo una pausa y permaneció en silencio por unos segundos. -Se que tienes que asimilar la verdad de la peor manera, créeme tampoco deseábamos que te enteres de esta forma, pero sucedió.  Solo espero que no te enfades y logres hablar pronto con nosotros. Queremos tu bien,  no lo olvides. Te dejare sola para que puedas tranquilizarte y pensar en lo que acabo de decirte.- Concluyó y pude oír sus pasos alejándose por las escaleras y sentí una fuertemente punzada en el pecho y rompí en llanto.  Toda mi vida fue una mentira, todo lo que mi imaginación mostró durante años era real, todas esas personas son reales, todos los habitantes de Casiari me conocen y yo no logro recordar nada.

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