-Si lo hago ¿Qué?- tome el valor suficiente para soltarme de su agarre y enfrentarlo
-Te juro que no respondo Alysa- estaba furioso, su voz se engrueso y pude ver como lo que era su antigua yugular se marcaba en su cuello, subimos en silencio. Retomo su agarre pero esta vez se suavizo. Desconocia el lugar hacia el que me llevaba. Las antorchas se alzaban a mayor altura a las demás y el papel tapiz ya no era el mismo, este era blanco
-¿Hacia dónde me llevas?- pregunte luchando contra su agarre
-A un lugar donde podamos tener privacidad- su voz fluía pero la notaba muy distante. Lejos como si sus palabras se las llevara el viento y las amarrara en algún lugar de aquel pasillo o incluso podía sentir como descendían y volvían al salón principal. A aquella fiesta que estaba tomando vida con el paso de los segundos. Se mantuvo callado el resto del trayecto. El lugar se tornó más frio, aún así desconocía el lugar hacia el cual me llevaba karius, solo tenía claro que este lugar mucho mas oscuro y frio era el ala norte. Karius parecía inmutarse ante mi presencia, solo caminaba y caminaba, sin hacer ruido alguno, sin expresión ni gestos, en ese momento comprendí que Karius Vlader estaba muerto y vivo al tiempo. Dentro de toda aquella coraza fuerte, engreída y quisquillosa estaba lastimado. Comprendí que aquella no era su naturaleza que era una mucho mas oscura y resplandeciente al tiempo. Karius Vlader era un gris en cada una de sus escalas, intenciones y actitud como el negro. Pasion y amor como el blanco. Así es karius Vlader, una mezcla entre todo lo que teme y lo que ama. Entre todo lo que lo destruye y todo lo que lo hace fuerte.
Una ventisca helada detonó cada uno de mis sentidos, las antorchas se apagaron y todo se volvió más oscuro. Llegamos al final de las escaleras y divise una puerta. Giro el pomo y entre
-¿ Que demonios pasa contigo?- me gritó como si nada. Esto no iba a mejorar
-¿Disculpa?
-Me hiciste quedar como un tonto ante todo un reino
-¿Tengo que recordar quien comenzó con todo esto de que tenemos una relación?-me crucé de brazos
- Cualquier chica estaría gustosa si hubiera hecho eso. Además te salve de una grande Alysa
-¿Perdona? Tengo que recordarte que tu también estabas metido en un lio.¡ Además no soy cualquiera y jamás tendría una relación con alguien tan engreído, egoísta, idiota y superficial como tú!- le grité mientras daba pequeños golpes en su pecho enojada
- Ahora que lo pienso mejor. Tu no eres nadie Alysa Kast. Seguirías sin ser nadie si no te hubiera traído a este lugar. Quien podría quererte, eres muy grosera, orgullosa y maleducada. Si tus padres estuvieran vivos estarían muy decepcionados de ti. No vales la pena Alysa Kast – dijo fulminándome con la mirada mientras gritaba
- Si no valgo la pena. ¿Por qué me has traido a este lugar? ¿Porque te empeñas en hacerme la vida imposible? ¡Te detesto Karius Vlader! ¡Eres un monstruo nadie podrá amarte nunca!- Salí de allí dando un portazo. Baje lo mas rápido que pude las escaleras, mientras que rebeldes lagrimas amenazaban por caer. Mi vista se nublaba con cada paso que daba, lo único que quería en este momento es llegar cuanto antes a mi habitación, quedarme allí y posiblemente no volver a salir nunca. Giré el picaporte y cerré la puerta tras de mi asegurándola, cerré las ventanas. No quería que nadie entrará, ni me tomara por sorpresa. Con dificultad logre quitarme el vestido y ponerme el camisón. Estampe mi cara contra la almohada, tratando de encontrar consuelo en ella pero lo único que hacia era empeorar la situación. Recordar todos los momentos en los que estuve en esta situación llorando por la ausencia de mis padres o motivos diferentes. ¿Cómo pude quebrarme tanto? ¿Desde cuando había perdido el control de mi vida?. Mi mente estaba hecha un caos, preguntas, recuerdos y posibles respuestas a mis preguntas volaban por aquí y allá manteniéndome inquieta e impidiendo que pudiera dormir. Después de tanto llanto, mis ojos se secaron y sentí como pesaban. El sueño comenzaba a apoderarse de mi. "Pide un deseo Alysa" fue lo último que pude escuchar antes de caer en un profundo sueño.
Divisé el reloj de pared que marcaba las cinco y media de la mañana. Las nubes y el sol se encontraban en guerra. Una la cual las nubes estaban dispuestas a ganar. Me dirigí hacia la ventana para poder abrirla. al hacerlo sentí como la brisa me hizo estremecer. Disfrutaba de aquel frio y el olor a rocío. A unos cuantos metros divisé a un grupo de guardias formados horizontalmente. Vestían su típica capa roja, un pantalón rojo y polera blanca para los hombres, las mujeres vestían los mismos colores solo que el pantalón era reemplazado por una falda. Sus manos descansaban a ambos lados de su cuerpo, mantenían sus rostros inexpresivos mientras que otro hombre se paseaba entre ellos. Por la ropa y el aire de superioridad que irradiaba deduje que era su capitán. Esa cabellera oscura se me hacía familiar, a los pocos minutos de observarlo y detallar cada facción, descubrí que aquel hombre era Eren.
-¡¿Por qué os encontraros aquí?!- dejo escapó un gritó Eren. El cual me hizo sobresaltar
-¡Para defender a nuestra especie!- Dijeron todos los soldados al unísono. En la primera fila se encontraban intercalados hombres y mujeres jóvenes. Rondaban mi edad. Al final de cada hilera hombres más robustos y fornidos. Tres filas después de los jóvenes, se encontraban los adultos en estas filas no había ninguna cabellera femenina
-¡¿A quién defendéis con vuestra vida?!- dijo de la misma manera con su rostro imperturbable y ambas manos unidas detrás de la espalda
-¡A la familia Real!
-¡¿Quién es vuestro único rey al cual servis?!- detuvo su paso y levantó su mirada hacia aquel numeroso grupo de guardias
-¡Vladimir Vlader!
-¡No os escucho!- su mirada se posaba en cada uno de ellos. Se mantenía igual de inexpresivo, parecía frio, distante y cortante en aquella situación
-¡Vladimir Vlader!- Repitieron pero esta vez más fuerte
-¡ mil flexiones de pecho!¡Ahora!- seguido de esto todos dirigieron el dorso de su mano a su frente en saludo militar y respondieron un "si señor" a la orden reciente del castaño. Salí del alfeizar y me dirigí al armario. Tiene que haber algo de Kailia que pueda servirme. Tome el conjunto deportivo negro. Mientras me deshacía del camisón y comenzaba a vestirme. Mi mente no renunciaba a aquella idea. No volvería a ser débil, ni inútil en cualquier situación. Estaba cansada de quedarme encerrada en esta habitación sin hacer nada. Le demostraría a todo el mundo de lo que es capaz Alysa Kast. Le demostraría a Karius Vlader que no estaba dispuesta a ceder, le demostraría que no era el único fuerte en aquel lugar. De algo estaba segura. Ganaría la guerra.
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Make a wish Alysa
VampireVamos alysa pide un deseo - dijo lorelain canturreando, y poniendo frente a mi el panecillo con una vela sobre el Exactamente que tengo que pedir- dije con una sonrisa de oreja a oreja, mirando la llama inquieta Lo que tu alma desee con mayor i...