Day 2: Decisions.

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"Quiero hacer algo idiota"

Agosto 27, 9:21 a.m.

Suelo hacer cosas idiotas, se me da naturalmente, pero esta mañana desperté con el deseo de hacer algo que sabía perfectamente no me causaría ningún bien, algo que me haría quedar como una lunática, loca, desesperada por un poco de atención, de cierto modo eso era, sin embargo no es lo mismo ser que parecer. Esa mañana me atormentaban todas las veces que había dejado deliberadamente que cualquier idiota se aprovechara de mis sentimientos y me dejara triste y derrotada, como si la del problema fuera yo, me acordaba de todas las situaciones en las que puse los sentimientos de alguien más por encima de los míos, los reclamos que no hice ante injusticias por evitar peleas temiendo enfrentarme a insultos que sabía que mi mente me obligaría a tomar como ciertos.

Me cansé. Me cansé de no querer incomodar a los demás con mis sentimientos, de dejarme pisotear por querer seguir siendo "dulce y tierna", de querer cambiar la percepción de unos cuantos idiotas solo para recibir a cambio 2 o 3 palabras bonitas y carentes de emociones reales. Siempre he tenido la mala costumbre de querer gustar a los chicos aparentemente malos, de intentar incansablemente entrar por sus ojos y procurar ser su único pensamiento, ser la luz en medio de la oscuridad que considero son sus vidas, y lo hacía consciente del error fatal que cometía, me excusaba diciéndole a todos y a mi misma que el cariño era reciproco, que no me iba a doler porque me estaba estrellando con ganas, me imaginaba señales donde no las había, me esforzaba por ser incondicional y acertada en las palabras para de todas formas terminar acostada varias noches después leyendo restos de conversaciones y reprochándome por haber sido tan leniente, por responder al minuto y quedarme esperando 10, 20, 30 minutos un mensaje de 3 palabras, por responder a los "jajaja" y a los emojis, por mantener vivas conversaciones que ya estaban destinadas a terminar.

Entonces con los recuerdos enredados en la mente, el corazón arrugado y con ganas absurdas de dejar de extrañar lo que nunca fue mío, me decidí a preocuparme primero por mis sentimientos, al fin y al cabo el ya se había ido y sabía bien que no iba a regresar así que ¿Qué mas da un poco de mi caos en su vida? ¿Qué importaba si aún después de la humillación que supone que alguien de la nada desaparezca de tu vida tu intentes conseguir una respuesta?¿Era posible acaso que me pasara algo más triste y patético? el peor escenario posible era que respondiera, o que no respondiera, así que le escribí, le agradecí por faltar a la promesa inocente que le pedí, por hacerme sentir idiota a mi. Que fácil es llamarte tu misma idiota, pero que doloroso es saber que tu esfuerzo desmedido por ser tu mejor versión solo para hacer sonreír  a alguien más te hace ver idiota, manipulable, vulnerable. Tal vez si tengo un problema, y no es precisamente la rapidez con la que doy por sentado que es correcto querer a alguien, es la ilusión que conservo de que encontraré a alguien por quien valdrá la pena sentir tanto, esperar, aguantar, desvelarme, y me he tropezado muchas veces y muy seguido, y me encariño con las piedras y me cuesta horrores seguir mi camino dejándolas atrás, pero entre más golpes recibo menos me defiendo, parece que mi estrategia en este campo de batalla fuera dejar que el enemigo derrumbe mis paredes en vez de reconstruirlas cada vez más resistentes, me ha resultado imposible volverme incrédula ante el amor, desconfiada de los hombres, no ha logrado nadie convertirme en una mujer fría e inexpresiva, ni en una resentida, yo sola me he encargado de mantener esa ilusión viva, de seguir creyendo en los fuckboys con los que me tropiezo por andar buscando lo que no se me ha perdido en Apps que Google Play no debería dejar al alcance de mis manos, sigo dando todo de mí a quien cruza sin querer en mi camino sin pretender recorrer algún pequeño tramo andando de mi mano.

Me he armado de valor muchas veces para seguir adelante sin mirar atrás, pero esta vez me costaba, aunque era una historia de diez días y sin mucha sazón, me rehusaba a estar sola en la cama de nuevo mirando al techo a oscuras e imaginando realidades alternas en las que todo en mi vida encajaba perfectamente, en las que enfocaba mi felicidad en el futuro sin tener siquiera un conocimiento pleno de mi presente, sin domar a mis demonios, sin saber escapar del laberinto lúgubre que se volvía mi vida cuando me invadía la ansiedad, sin ser capaz de tomar decisiones asertivas, sin aceptar que el mundo no estaba lleno de personas amables, y sobretodo sin sentirme bien a pesar de la tontería que hice.

"Quiero embutirme de helado y llorar y sentirme bien"

Agosto 27, 6:07 p.m.



The Maca Jarta diariesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora