Capítulo III La primera señal (1º parte)

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Seguía caminando por el bosque y finalmente, me encontré con una puerta de madera en medio del bosque. Al lado de la puerta, había un cartel colgante que ponía "El Petrosello", deducía que se trataba de la puerta de una taberna. A mis pies, había una llave en forma de libélula. Cogí la llave, abrí la puerta y de repente estaba en una biblioteca inmensa, de aspecto antiguo, con unas estanterías tan altas como edificios y un infinito pasillo. Arriba del todo había unas pequeñas claraboyas iluminando cada recoveco y algo curioso pasaba en la biblioteca: los libros, manuscritos, pergaminos y papiros iban volando de un hueco del la estantería a otro, mientras que el polvo se suspendía en el aire. Mirando de un lado a otro, encontré un pergamino frente a mí, en él, estaba la misma chica del cabello moreno y vestido morado, solo que ahora era un dibujo dentro del papel y parecía pedir ayuda. Después posé mi mirada en un mapa geográfico colgado de la pared, de una tierra llamada "Eoma".

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Durante tres horas sin rumbo fijo por el bosque, dos jóvenes iban conociéndose poco a poco. El joven Guardián le contaba cosas sobre quien era él y le habló sobre los Guardianes. El muchacho vikingo le habló de sí mismo, de su dragón y de su isla vikinga. Cada uno prestaba atención al otro, ya que estaban solos y no tenían a nadie más con ellos.

- Entonces nos arrastró ese remolino, perdí a Desdentao y choqué contra el árbol. –Terminó de relatar Hipo su historia.

- Que pasada, sobrevivir a un golpe como ese. – Jack caminaba con el cayado entre los hombros y balanceándose.- Yo fui tragado por una nube negra saliendo de la tierra y ¡bum! me desperté en una parcela.

- ¿Una nube negra saliendo de la tierra? Interesante. Ahora que lo pienso, el huracán que nos arrastró a Desdentao y a mí también era negro como el hollín. ¿Será coincidencia?

- La verdad, no tengo ni la más remota idea. –Afirmó Jack con una sonrisa.

Tras tanto caminar por el gran bosque, por fin encontraron un camino de tierra. Al otro lado del camino, se veía en la lejanía un pequeño pueblo y una cordillera de montañas que atravesaba la tierra, salvo por un diminuto desfiladero que dejaba al descubierto.

- Bueno, una cosa está clara. – Pausó Hipo.- No estoy en Mema.

- Y esto no es Burguess, por lo que veo. – Respondió Jack mientras se apoyaba sobre su bastón y luego se encogió en hombros.- Pero piensa que podría ser peor, como no encontrarnos con un alma por el camino y...

Jack no terminó su frase y empezó a alejarse. Hipo se quedó con la intriga de que seria lo último que iba a decir. Volvió a mirar el paisaje y un pensamiento invadió su mente: Desdentao. Solo de pensar que podría estar herido o incluso muerto, lo desesperaba aún más. Ese dragón es su mejor amigo, forma parte de él. De hecho, sin él, se siente solitario.

Jack observó algo al otro lado del camino y al girarse, vio a un Hipo, sumido en sus pensamientos.

- ¡Eh, chaval! Si no estás demasiado ocupado mirando las musarañas, deberías ver esto. – gritó Jack apuntando hacia el lugar donde mirar.

Hipo no quiso pensar en ello y se dirigió hacia donde estaba Jack. Le mostró a lo lejos un castillo, situado en un acantilado, muy cerca del mar. Estaba amurallado y dentro de él había casas y puestos comerciales.

- Una ciudad. Un buen lugar para empezar.

- ¿Entonces vamos?

- ¡¿Qué?! Todavía tengo que encontrar a mi amigo.

Woodgate y los cuatro grandesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora