Capítulo 19

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N/A: Gracias por seguir leyendo. Si alguien esperaba este capítulo, perdón por la tardanza.
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Kate abrió los ojos. La escasa luz que entraba por las rendijas de la puerta, le indicaban que quedaba aún para el amanecer. Recordó que tenía que volver a comisaría y su sonrisa se borró de inmediato de la cara, y más al notar a su marido pegado a su espalda. Castle había pasado su brazo por debajo del cuello de la detective, doblando el codo y abarcando con su mano el hombro de ella, mientras su otra mano, completamente abierta cubría todo su vientre. No se atrevió a moverse, por miedo a despertarle. Notaba una fina capa de humedad entre sus pieles, pese a que no hacía calor, pero sin duda llevaban bastante tiempo dormidos de esa forma.

Acercó sus labios al brazo de él, besándole suavemente, sintiéndose afortunada de poder hacerlo, de estar entre sus brazos, de tenerle a su lado cada día, de estar casada con él. Cerró los ojos intentando dormir unos minutos más, hasta que sonase el despertador.

No supo a ciencia cierta cuanto tiempo había dormido desde ese momento, lo que si sabía es que adoraba la forma en la que Castle estaba despertándola, acariciando suavemente su tripa y dejando tímidos besos en su nuca. Se removió lentamente, mientras le besaba el brazo.

- ¿Te he despertado? – preguntó él susurrándola al oído.

- No me importa que lo hagas, siempre que sea así – contestó mientras se daba la vuelta para mirarle.

Sostuvieron sus miradas durante segundos, hasta que finalmente ella, sonriendo, juntó su nariz a la de él, acariciándole levemente mientras poco a poco se iba acercando con la boca a sus labios hasta atraparlos muy despacio.

El despertador les hizo parar el beso, se separaron riéndose.

- Será mejor que vayas a la ducha antes que te secuestre y llame a Gates para decir que estás enferma.

- No se te ocurrirá… - le dijo mientras le acariciaba la mandíbula.

- Sigue en la cama y verás de lo que soy capaz…

Ella salió de la cama poniéndose de rodillas para besarle sin intentar cubrir su desnudez y caminando de espaldas provocándole mientras le observaba. El escritor, de un manotazo, se deshizo de las sábanas saltando de la cama y lanzándose sobre ella, que no reaccionó a tiempo y fue incapaz de cerrar la puerta del baño, dejándose atrapar entre los brazos del escritor, que cerró la puerta con el talón y mientras comenzaba a besarla, abrió la puerta de la ducha y accionó el grifo del agua caliente.

- Ha sido culpa tuya – decía él media hora después mientras ella le apremiaba a que saliese del baño para dejar que se secase el pelo.

- ¿Mía?

- Casi me obligaste… - contestó con voz infantil dejando caer la toalla que se había puesto alrededor de la cintura.

- ¡Seguro! ¿Quieres salir ya para que pueda arreglarme? – le preguntó intentando no mirarle.

- Voy – contestó arrastrando la palabra y robándola un beso – te espero en la cocina.

Ella asintió y se quitó la toalla del pelo dándole con ella en el desnudo trasero mientras él salía.

- ¡Detective! – exclamó paralizándose.

- ¡Fuera! – le apremió riendo mientras cerraba la puerta.

Una hora después salían del ascensor en comisaría. Durante el trayecto, Castle había intentado hablar sobre el trabajo que les esperaría allí. Todo, menos recordarle que tenían que acercarse hasta el juzgado para recoger la orden que la obligaría a realizarse la dichosa prueba que ella tanto temía.

Algo más que amistadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora