Capítulo 10. Mar en calma

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El tentáculo que la tenía presa se sumergió en ese instante. ¿Acababa de perderla delante de mis narices? ¿Por mi culpa ella había...? ¡No! No podía permitir eso.

Pensé en qué era lo que tenía que hacer. El tiempo se me agotaba a medida que los segundos pasaban. No podía lanzar arpones o el ancla porque corría el riesgo de herirla a ella.

(Si no hay un modo, hay que inventarse uno...)

-Vamos allá.

Corrí con velocidad máxima hacia la otra proa. Allí estaban Pearls e Iris celebrando la victoria.

-¡Ya está!-decían entusiasmadas comprobando que muchos de los tentáculos comenzaban a sumergirse.

-Señor Nick, ¡lo logramos!-dijo feliz.- ¿Qué le ocurre?-se fijó en mi cara preocupada.

-Maya...-solo fui capaz de pronunciar su nombre.- El kraken... Tengo que ir a por ella.

-No entiendo...-Iris se quedó helada.

-¿Ma.... Maya la mística?- Pearls se echó a llorar.

-No tengo tiempo-miré a mi alrededor.

Cuando vi dónde estaban los arpones, me dirigí hacia ellos. Cogí uno y agarré una cuerda para atar varios. Cuando creé aquella especie de red, corrí hacia la borda del barco. Me subí a esta y me lancé al océano. Las piratas gritaron mi nombre tratando de detenerme, pero no había forma de pararme. Estaba totalmente determinado a salvarla.

Un aluvión de gotas se abalanzó sobre mi cara. Como no había mucha altura entre el barco y al agua, pude sumergirme con facilidad. El agua estaba fría, congelada, aparte de revuelta, muy revuelta. Cogí todo el aire que pude y me sumergí. Abrí los ojos y traté de distinguir dónde estaba Maya. Me costó mucho distinguirla, pero gracias a su atuendo morado pude saber la zona a la cuál debía de nadar. Cogí otra bocanada de aire y me volví a sumergir. El kraken estaba muy herido, se desplazaba con dificultad. Yo aproveché eso y, con la red que acababa de crear, le clavé uno de los arpones en uno de los laterales del cuerpo. El dolor que le provoqué hizo que se girase hacia mí, justo lo que yo estaba buscando. Cuando se giró, nadó hacia mí con toda la energía que le quedaba. Esa fue mi oportunidad. Clavé el arpón que estaba al otro extremo de la red, de ese modo su movilidad quedó refrenada.

Cuando mi plan tuvo éxito, subí rápidamente a la superficie para captar algo de aire. Lo más veloz que pude, me volví a meter en el agua y nadé hacia la extremidad en la que Maya estaba atrapada. El kraken estaba a punto de morir, si es que no estaba muerto. La sangre fluía por las múltiples heridas y, al estar atrapado, reducía su movilidad de tal forma que no era capaz de soltarse y escapar. Nadé con todas mis fuerzas hasta aquel tentáculo. Maya yacía inconsciente, llevaba demasiado tiempo sumergida. Cuando la alcancé, la sujeté y tiré de ella para que su agarre la soltase. Pocos segundos después, llegamos ambos a la superficie.

Alcé mi mirada hacia el barco y comprobé que desde la borda estaban el resto de miembros de la tripulación buscándonos. Les hice señales con el brazo que tenía libre. Cuando me vieron, bajaron un bote y, tanto la chica inconsciente como yo, nos subimos arriba.

Al llegar a la cubierta del barco, salí del bote con la capitana en brazos. Estaba muerto de cansancio, pero, al menos, mi plan había salido bien. Todos estaban estupefactos por mi hazaña, no decían nada, solo me miraban con asombro.

-Maya la mística-gimió Pearls rompiendo aquel silencio, acercándose a nosotros.

-Has estado increíble, Phoenix-me alabó Iris también acercándose.

-¿Está bien la capitana?-preguntó Bikini con preocupación.

Cierto, no había pensado en su estado. El hecho de salvarla ya había conseguido que me olvidase de si estaba bien o no. Miré su cara, parecía estar dormida. Todo su cuerpo estaba frío, empapado. Parecía no respirar...

Crónicas Piratas. La historia que nadie supo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora