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—¿Pandilandia? —Preguntó Haziel

—¡Somos la pandilla de niños más aterradora del mundo! —Exclamó un niño moreno. 

—¡Nah! Pensamos en algo que nos gustaba a todos y... ¿A quién no le gustan los ositos? Pero, Osilandia como que no molaba mucho. Entonces: Oso Panda + Niños aburridos y encerrados = Pandilandia.  Irónico ¿no? ¿Cuántos años tienes? 

—Siete. 

—Mi nombre es Gabriel, tengo 10 años y soy el líder de aquí. Tenemos mucho que contarte, pero todo a su tiempo. Seguro que tienes hambre. Alicia por favor comparte la mitad de tu sándwich con él. 

—Vale —Dijo la niña de ojos azules y pelo rubio.   

Alicia compartió su sándwich con él. Todos aquellos niños se ayudaban entre sí... Era muy triste describir su situación. 

—Buenas tardes mis hermosas criaturas...  —Dijo una voz proveniente de la puerta— ¿Ya le disteis la bienvenida? Sería algo inaceptable y en contra de lo que os enseño ¿no os parece? 

—Si usted nos dejara vivir nuestra infancia sería mucho mejor para todos. Solo eres una mujer barata que busca hacerse rica mediante nuestra venta.

—Tú nunca vas a cambiar Gabriel... —La señora se fue acercando al niño y lo cogió del cuello de su sucia camiseta— ¡Mi nombre es Scarlett! ¡Aprendes a respetarme por las buenas... —Le dio un beso en la mejilla— O por las malas!

Soltó al niño de la altura en la que lo alzó y le dio una bofetada. 

Se retiró con paso airado.

—Esa bruja no puede retenernos aquí por siempre —Inicia Gabriel—Necesitamos idear algún plan. No es la primera vez que me pega—Hizo una pausa y miró al resto de niños—Ni a vosotros. 

Se oye un murmullo. 

Estos niños parecen haber conseguido una temprana madurez.

Pero Gabriel... Ya lo hemos intentado todo —Dijo Alicia.
—¡Nunca me daré por vencido! —Exclamó Gabriel con furia— Quiero... Que todos nosotros tengamos lo que nos merecemos. ¡Quiero ser libre! No sólo yo. Todos vosotros también. Llevo más tiempo aquí y creo que es hora de que esto se acabe. He madurado durante todos estos años... —Las lágrimas brotaron de sus ojos negros como un río caudaloso, inevitable pararlo— He estado contando las horas, los días... Y este niño, para mi, va a ser el último niño que pase por esa puerta.

Haziel se quedó atónito, por las palabras que ahora habían quedado en el aire. Se podía sentir que no sólo eran palabras, sino que él había expuesto su alma y su dura coraza, a todos los presentes en la inmunda habitación. Haziel decidió correr hasta Gabriel y abrazarlo. Ambos lloraron.

—Tenemos que idear un plan. Uno que no falle e inesperado. Aprovecharemos hasta la última oportunidad. ¡Por los niños!

A coro y como un cántico todos repitieron las palabras de Gabriel.

Tú y Yo (Eternamente Juntos) #PHAS2016 #WattQualityWhere stories live. Discover now