Capítulo IV - Esto lo he visto siete veces antes

142 8 1
                                    

El silencio se hace presente por unos segundos, sin embargo, tengo que contestar con lo primero que viene a mi mente.

—¿A qué te refieres con un trato?

—En lugar de trato, podríamos llamarlo un acuerdo si así lo prefieres —dice la chica de nieve.

—Antes que nada, dime quién eres y cómo has conseguido esas cartas.

—Eso no es importante ahora, quiero escuchar tu respuesta respecto al acuerdo —responde con frialdad. A pesar de su apariencia, su forma de hablar tiene una tonalidad mucho más dura.

—No, no pienso establecer nada sin antes tener información de la otra persona —mis palabras hacen que la chica guarde silencio por unos segundos, poco después habla:

—Soy Paola Rivero; 14 años, 159 cm de altura, 42 kg de peso. Mis medidas son “80/53/80”, poseo un lunar en el pecho, cerca de mi…

—¡Espera, espera, espera! ¡Eso es mucha información! —La interrumpo al mismo tiempo que agito mis manos, sube la sangre a mi rostro al imaginar la descripción que proporciona.

—Tú fuiste el que lo solicitó, si no estás dispuesto a manejarlo entonces no lo hagas.

—¡O-obviamente no me refería a eso! —respondo aún avergonzado—. ¿Q-qué tipo de acuerdo quieres establecer conmigo, y por qué me llamas a estas horas de la madrugada? 

—P-pues, la razón por la que te llame aquí, es que… —Su actitud indiferente se rompe por completo, Paola disminuye su tono de voz un poco. Ella baja su cabeza pero se puede notar un color rojo en su rostro, lo cual la hace ver bastante linda.

«¡¿Acaso, acaso va declarar sus sentimientos por mí?!»

Mis pensamientos hacen que suba aún más la sangre a mis mejillas, pero antes de imaginar cualquier otra cosa, ella termina su oración.

—Me gusta tu amigo Nicolás, así que quiero que me ayudes a convertirme en su novia.

Por un momento guardo silencio, el rubor de mi rostro disminuye por completo.

—Debí imaginarlo —digo mientras golpeo débilmente mi frente con la palma de mi mano derecha, suspiro.

—¿A qué te refieres con eso? —pregunta la chica, volviendo a esa personalidad fría.

—Olvídalo, después de todo él es el popular con las chicas. —respondo con voz baja, casi susurrando.

—Tus pensamientos ilusos demuestran claramente que no has tenido una relación de esta naturaleza en toda tu vida.

—Y supongo que la señorita que pide mi ayuda, sí.

—No, por falta de interés en asuntos tan triviales, hasta ahora.

—Entonces, ¿Quieres que te ayude a salir con Nicolás, y cuando lo logre me devolverás las cartas?

—Básicamente, eso es el objetivo.

«Creo que este planteamiento de historia lo he visto unas siete veces antes»

—Me rehúso —contesto mi decisión final, después de todo, mi mente recuerda las últimas palabras de Nicolás en el departamento sobre mi hermana—. Pero, ¿Por qué no te unes al club de fans que tiene?

—Yo poseo más inteligencia que ese grupo de hormonas andante.

—Bueno, eso es cierto —digo mientras río un poco—. A pesar de todo, creo que no me he presentado apropiadamente, yo soy…

—Leonardo Bravo, estudiante de primer año de preparatoria, al parecer 168cm de altura, cabello y ojos azul oscuro. Eres incapaz de subir un escalón en la relación con tu amiga de la infancia. Vives bajo la sombra de tu hermana, y últimamente has tenido conflictos con una chica que asiste a la misma escuela que tú—. Su descripción es tan exacta que no puedo evitar asustarme un poco.

Odio las Comedias Románticas EscolaresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora