EmmaMe encontraba en los juzgados a punto de firmar el divorcio y dividir los bienes, me sentí mal estar ahí, verlo de nuevo, mi corazón latía a un ritmo desesperado mentiría si digo que ya no siento nada por el, verlo me hace seguir sintiendo lo mismo que sentí ese día en aquella cafetería, lo veía un poco cansado, nisiquiera lo mire mucho, cuando la juez empezó a decirnos cómo se dividirían los vienes yo miré a John y le hice una señal indicándole lo que él sabía, John se levanto y pidió la palabra.
— señora jueza, mi cliente se rehusa a aceptar su parte, ella solo quiere firmar el divorcio y renunciar a la parte acordada de las ganancias.
Vi cómo David le indicaba algo a su abogado y después el tomo la palabra.
— objeción, mi cliente dice que no acepta la propuesta, que la casa al igual de el carro y las propiedades les pertenecen a su esposa.
Intente conservar la paciencia, pero tras insistir en lo mismo termine por ganar, dejando toda propiedad fuera de mi alcance, no quería nada que me recordara a él, verlo me producía más tristeza, como se puede amar y odiar a alguien a la vez, una vez firmado el divorcio termino todo, estaba saliendo del juzgado cuando David me interceptó, me tomo del brazo y quiso hablar conmigo.
— Emma, déjame hablar contigo y explicarte todo.
Verlo tan cerca de mí me recordó las veces en las cuales peleábamos y él siempre me llevaba un ramo de tulipanes para hacer las pases.
— que quieres David!!!
Me moví un poco para que estuviéramos de frente y noto como la ropa que llevaba me quedaba algo floja.
— Emma, tienes que comer, estás muy delgada, de verdad lo siento mucho, fui un tonto, sé que te duele la pérdida de nuestro hijo, pero dejarte morir no es la solución, quiero verte feliz, me merezco tu desprecio pero quiero y necesito verte de nuevo sonreír, te necesito Emma.
Tome mi bolsa y saque las argollas una era cuando pidió mi mano y la otra cuando nos casamos, las puse en su mano y me acerqué a él, deposite un beso a centímetros de sus labios, olí su aroma, me encanto recordar su olor, adoraba su loción, yo se la había regalado una Navidad y se volvió mi loción favorita a pesar de que usara otras esa era mi loción preferida, sentí como sus brazos rodearon mi cuerpo, lo escuche suspirar mi aroma a lavanda que me caracterizaba por mi shampoo, fue difícil despegarnos, pero ya nada nos ataba el uno del otro.
— te deseo lo mejor.
Fueron mis palabras, lo solté y me di la vuelta, lo escuche gritar mi nombre y como John lo detenía, pero no podía voltear atrás, nos habíamos lastimado tanto ya, subí al carro de Adam quien ya me esperaba y arranco, pude verlo a él correr y quedarse parado en la entrada del juzgado, sabía que no lo volvería a ver jamás, comencé a llorar y escuche la voz de Adam animándome una vez más.
— puedo pasar !!
— si pasa.
Vi como mi hermano entro a mi cuarto, yo estaba sentada en mi viejo sillón mirando hacia la ventana.
— muñeca, alguien vino a verte.
— quién es ?
No termine de preguntar cuando vi entrar por mi puerta un oso de peluche enorme del tamaño de un ser humano, sonreí al ver a ese peluche blanco enorme.
— hola Emma, quieres adoptarme ?
Me puse de pie y al ver que alguien bajaba el gran oso lo vi, era el, Evan, siempre con su enorme sonrisa y esos ojos encantadores, no hice más que correr y abrazarlo, él me sujetó fuertemente y agradecí que estuviera de vuelta después de ese viaje que tuvo que hacer a Australia para ir por sus cosas.
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No me dejes
Short StoryTras casarse tan joven Emma una chica con gran poder económico y posición social descubre que él felices por siempre solo sucede en los cuentos de hadas y las novelas de los cuales era fanática, y le encantaba leerlas una y otra vez. A sus 25 años d...