Capítulo 4: la lisiada, la Bruja y la Tori.

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– Nah, igual que siempre –Su expresión era de fastidio. La mayor parte del tiempo, se ve feliz o seria.

– Me alegro.

Blair y yo hemos sido amigos oficiales desde hace alrededor de 2 años. Nos conocimos a los 6 años, el día en el que chocamos en el Kindergaden, pero estoy seguro de que no lo recuerda, a pesar de ser hija de la familia más poderosa de la ciudad –Los Blackwood –es bastante agradable.

No es arrogante ni narcisista como la gente pensaría, le gustan las mismas cosas que a mí, incluidos mis malos chistes, y alguien que se ríe sinceramente de unos chistes tan terribles debe valer la pena hablarle y ser su amigo.

La deje en frente de un caballete para la clase y regrese con mis amigos a esperar a que la maestra llegue.

Dentro de 15 minutos más tarde, la maestra llegó al salón de clases --Tardé, como siempre-- detrás de ella entraron otras 5 personas sigilosamente para pasar desapercibidos ante la cansada y apática mirada de nuestra maestra, entre ellos estaba Heder.

– Típico de los populares.– Dijo Jane en voz baja.

Ella sí que odia a los populares, a mimas me importan en lo más mínimo, pero con ella es otra historia, ellos la molestan por su cuerpo, también han destrozado la pastelería del Doctor Gaster –Su guardián–, pero creo que Arthur se encargó de ellos, y la razón por la que más los odia porque ellos casi nos matan y salieron impunes. Yo sé que tarde o temprano algo les pasara y sufrirán.

– Muy bien chicos –La voz de la maestra era ronca ya que era fumadora desde hace mucho tiempo –Hagan equipos de 5, van a practicar la anatomía humana usándose unos a los otros como modelos, tienen que dibujar a todo su equipo, tienen dos horas.

La maestra se sentó en el escritorio, se puso sus audífonos y empezó a leer una novela de romance al estilo de 50 sombras de Grey.
Ya estamos acostumbrados a que ella haga eso.

– Bien –Dijo Nick con seguridad –Somos Jane, Conney, Toby y yo. Espera, nos falta uno.

– Janey cuenta por dos –Conney soltó una leve risa al decirlo.

– ¡Oye! –dijo Jane con tono molesto.

Supongo que seremos solo cuatro, otra vez.

– Chicos, puedo ser con ustedes –Dijo Blair a la distancia hablando con su grupo de amigos.

– ¿Qué? ¿Tu? No –Exclamó Heder –Tu silla es muy difícil de dibujar, no queremos a una coja en nuestro equipo.

Desde que Blair quedó paralizada de la cintura para abajo las cosas no son iguales.
Perdió muchas cosas
Pero al menos está bien, supongo.

Cuando la visite en el hospital me sentí mal conmigo mismo, llegué tarde y fui el último en llegar, todos sus amigos se habían ido ya.
Pero ella se veía feliz y extrañada de verme en ese lugar, me quedé hasta que pasó la hora de visitas.

– Jane –dijo Nick en voz baja.

– No.- respondió.

– Vamos, Jane –Dije yo.

– ¡Argh! –gruñó –Está bien, puede estar con nosotros.

Sonreí de oreja a oreja, no porque ella hubiera accedido, sino porque le gane en cierto modo.
Y eso es muy difícil.

– Hey, Blair, ¿quieres unirte a nuestro equipo?

– Claro

Blair movió su silla hasta nosotros y se acomodó enfrente de un lienzo y sacó su lápiz de dibujo y comenzó a dibujar a alguno de nosotros.

MegalomaníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora