Capitulo 24

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VALENTINA

Seguí preparando la comida cuando escuche las voces de King y Roman acercarse.

-Dale una oportunidad, King.- alcancé a oír decir a Roman.

-¿Por qué debería de hacerlo?- preguntó pasando por la puerta de la cocina.

King se acercó hasta mi lado y apoyó su cadera en la encimera.

-Huele bien.- murmuró mirándome de reojo.

Escondí mi sonrisa y seguí con mis tareas.

-King...- Roman sonaba derrotado.

Un profundo silencio se instalo en la cocina, solo se escuchaba el sonido de los platos.

-Lo tengo decidido.- dijo King serio- Dile que venga.- ordenó mirando la puerta.

Respire hondo y arrugué mi nariz, observé el rostro de King, miré a mi alrededor para estar segura de que estábamos solos.

-¿Cambiaste de loción?- pregunté con mi nariz arrugada a disgusto.

-Si.- dijo con el ceño fruncido.

-No me gusta.- susurré respirando de nuevo su aroma.

-¿No?- preguntó extrañado, cogió su camiseta negra y la olió- ¿En serio?- preguntó una vez olida.

-En serio.- confirme antes de oír pasos delante de la puerta.

-Siéntate.- ordenó King con suavidad, alejándose de mi.

Miré hacia atrás y me sorprendió ver a un chico demasiado joven,el muchacho se sentó acatando sus ordenes, dejé de cocinar y observé atenta la escena.

-¿Por qué quieres trabajar en esto?- mis cejas se alzaron al escuchar la pregunta de King, sabía a que se refería con ella.

-Mi vida...Mi vida a sido dura, señor.- el chico agacho la cabeza avergonzado- Quiero defenderme solo, ser capaz de...- tragó saliva antes de continuar- Ser capaz de proteger a los míos.

-Levanta tu cabeza, muchacho.- King se cernió sobre la mesa, cuando levantó la mirada el chico King siguió- No vuelvas a agachar la cabeza, nunca...- susurró con frialdad.

-Si, señor.- murmuró de vuelta.

Busqué con la mirada a Roman, pero no estaba en la cocina.

-Si mueres no cargaré a mis espaldas tu muerte, ¿entiendes?- hasta yo tragué saliva con esa frase

-Entiendo, señor.-confirmo el chico.

-Coge tus cosas, Roman te ayudara a instalarte.- asintió entusiasmado antes de salir en busca de Roman.

King se desplomó en una de las sillas, apoyó sus codos en la mesa y masajeo sus sienes.

-Apenas en un niño.- susurré cuando estuve segura que nadie nos escuchaba.

-¿Y crees que no lo se?- preguntó derrotado y sin mirarme.

-¿Entonces por qué le dijiste que si?- pregunté confundida.

-No fui en su busca, Valentina, el mismo vino por su propio pie.- desvió la conversación pero no se lo iba a permitir.

-¿Por qué le dijiste que si?- volví a preguntar.

King paso sus manos por su cara antes de soltar un largo suspiro,agarró la silla a su lado y dio suaves palmadas en ella, y con pasos lentos me acerqué hasta él y me senté a su lado.

-Fueron sus palabras... Fui criado en un lugar donde solo había muerte y sombras.- tragué saliva al escuchar sus palabras- Salí vivo...pero con cicatrices que no podré olvidar.- pasé mi mirada por su ceja y pómulo- No voy a dejar que ese chico pase por lo mismo que pase yo.

-¿Y tus padres?- me atreví a preguntar con suavidad, King pasos su mano por su cara antes de levantarse.

-Ya sabes suficiente de mi.- dijo serio mirándome desde arriba- Puedes seguir...

-¿Me entrenarías?- pregunté levantándome de la silla.

King me miró de arriba a bajo.

-Estas bromeando, ¿verdad?- preguntó desconcertado.

-Quiero hacerlo.- dije confiada.

-No creo que sea una buena idea.- comenzó a caminar saliendo de la cocina.

-Esta bien, entonces le diré a cualquiera de los chicos.- paró en seco sus pasos- Estoy segura que todos me dirían que si.- le provoqué un poco con una sonrisa dulce.

-Les diré que te digan que no.- se dio la vuelta para hacerme cara- Y será una orden.- se burló ahora él de mi.

-Por favor, King.- susurré dando un paso hacia él- Nunca te pido nada- cosa que era más o menos cierta, King levanto una de sus cejas- Estoy desesperada aquí...Muerta del aburrimiento.- deslicé mi mirada hasta el suelo.

-¿Dejarás de poner esa mirada de cachorro si accedo?- preguntó resignado mientras cruzaba sus brazos sobre su pecho, asentí mirando aun el suelo- Que seas una mujer no quiere decir que te vaya a tratar con delicadeza.- advirtió.

-No esperaba menos de ti.- sonreí al ver como salía de la cocina murmurando algo que ni entendí.

** *

-Llevan horas ahí dentro.- suspiró ruidosamente Roman a mi lado.

-¿Y qué quieres que haga? No me va ha hacer caso.- dije cruzando mis brazos mientras mirábamos de lejos el gimnasio.

-Eres la única a la que la hará caso.- murmuró Hugo a mi otro lado.

-No lo creo...- susurré sin apartar la mirada de allí.

Miré de nuevo la hora, habían pasado más de cinco horas y aun King no había salido con aquel chico tan joven del gimnasio.

-Esta bien, vamos.- resignada comencé a caminar hasta allí.

Cada paso que daba mi corazón se aceleraba un poco más, sentí como latía y el zumbido que escuchaba en mis oídos se hacía más fuerte.

Sentí vagamente los pasos de Hugo y Roman detrás de mi. Me quedé parada en frente de la puerta del gimnasio, alcé mi mano, agarrando el pomo con fuerza, respiré unas cuantas veces comencé a girar el pomo pero lo solté, dando unos cuantos pasos hacia atrás sin apartar la vista de la puerta.

-No puedo.- susurré para mi misma.

-Eres a la única que...- Roman no pudo terminar cuando escuchamos los gritos de King.

-¡MALDITA SEA! ¡¡MÁS FUERTE, JJ!!- gritaba, miré asustada a Roman, quien se veía aterrado; era la primera vez que escuchaba a King gritar así y era... Aterrador.

-¿Qué demonios pasa hay dentro?- preguntó en un murmuró Hugo.

Nos dimos cuenta que algunos hombres más se habían acercado hasta aquí y los demás miraban asustados desde la casa.

-¿¡LO ESTAS ACASO INTENTANDO!?- se escucho gritar de nuevo.

 Se escucharon golpes aterradores, sin pensarlo más entre apresurada,notando como vibraba bajo mi mano la puerta, Roman y Hugo entraron detrás de mi sin dejarme sola. Me quedé abrumada ante lo que vi.

Te enseñaré a amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora