Eran exactamente las 4 de la tarde cuando Kentin tocó a mi puerta. Estaba tranquilamente sentada en mi gran sillón rojo sumergida en mi lectura ''Romeo y Julieta'' del gran y famoso escritor ''William Shakespeare''. Como era uno de mis escritores favoritos y me fascinaba la manera de describir uno de los más hermosos sentimientos que existen llamado ''Amor''. El alma del mundo, la razón del equilibrio. Y claro que como estaba enamorada, solía leer libros así, que te entiendan como te sientes cuando estás en la baba por alguien, que no es ninguna tontería decir que te encuentras en el séptimo cielo cuando el ser que consideras tu ''media naranja''; te recite los más hermosos poemas, esos mortales versos que te roban el alma en cuanto menos te lo esperas. Cuando te pronuncia un ''te amo'' hasta el cansancio y ése sentimiento celestial al tumbarse en la cama, contando nuestra proyección hacia el futuro, nuestros sueños, nuestros deseos del uno al otro y todo eso lo podía leer en la obra maestra de Shakespeare. ¿Habría algo mejor que ello? Me vale un comino cuánto hayan festejado los estadounidenses su 4 de julio, mi corazón gozaba de una algarabía aún más grande, llena de todo el espectro de colores chisporroteando luces incandescentes como las estrellas del firmamento.
En ese entonces me interrumpieron la lectura cuando llamaron a la puerta, dejé mi querido libro en el sillón, me acerqué a girar el picaporte y por supuesto que pude ver la esbelta figura de mi amado y castaño militar, con un porte digno y honorable; igual que el de mi futuro suegro... Quiero decir, su padre. Era muy normal que a pesar de los años que llevábamos juntos, el corazón se me aceleraba como loco a más no poder, que hasta pensé que se me iba a estallar dentro del pecho. Tomé aire disimuladamente y le dirigí la mejor de mis sonrisas, me acerqué a su colorada mejilla para darle el besito de siempre y lo dejé pasar. Aunque pude notar que no tenía muchas ganas hasta para recibir mi beso, como si mostrara una sonrisa fingida ¿Será mi imaginación?
- ¿A qué se debe tu visita?- pregunté coquetamente mientras rodeaba su cuello con ambos brazos y acercando mi rostro al suyo.
- Debo decirte algo Aurore- me dijo intentando separarse unos centímetros, empleó tal seriedad en su voz que me dejó inquieta y confundida porque nunca había rechazado un beso mío.
¿Qué cosa? ¿Hay algún problema amore mio? - pregunté nerviosa, fijando mis celestinos ocelos que reflejaban preocupación, a los suyos del color de la menta.
- Siéntate por favor - me dijo soltando un suspiro e intenté callar las especulaciones de mi corazón, temiendo que se convirtiera en una profecía.
- Ay Kentin me estás asustando ¿Qué ocurre? - pregunté aún más impaciente, estábamos tan quietos desde que me paré a saludarlo que me incomodó, el libro de Shakespeare aún esperaba sobre el sillón.
- Verás Aurore... Mi papá a través de mucho esfuerzo, consiguió un nuevo trabajo que le va a aportar bastante en su condición económica. Sobre todo a mi madre que se encuentra en problemas de salud...
- Oh eso es bueno, me alegro mucho por ti Kentin. Pero por qué reflejas... - no pude terminar la frase, inconscientemente empecé a maldecir dentro de mí y soltar locuras que a la medida que crecían se convertían en gritos, golpeando mi interior.
- Aurore por favor, cálmate. Es duro también de decirlo para mí pero es lo que debo hacer por el bienestar de mi propia familia. Querida, voy a mudarme a Londres.
Entonces sentí que todo se derrumbaba dentro de mí con sólo ésas palabras. Mi mundo, mi tesoro, todo lo que anhelé cuando tuviese una pareja ideal con aquellos rasgos que indicarían que fuera mi amor verdadero. Con la cual compartir esos preciados momentos, la proyección de nuestro futuro en uno sólo hasta la eternidad. Creerme el cuento de que... Seríamos una sola persona. Entonces los gritos de mi subconsciente salieron a la luz, desgarrando mis cuerdas vocales convirtiéndolas en una voz áspera, un rugido desde mi garganta. Sacar toda esa carga recién acumulada dentro de mí.
- ¿Qué estás loco? ¿Me estás bromeando verdad? ¡Tú no puedes mudarte! ¿Después de todo lo que hemos compartido? ¿Vas a echar a la basura ese preciado tesoro? - vociferé entre abundantes lágrimas saladas que se desbordaban de mis cuencas, cayendo lentamente por mis níveas mejillas, dejando un vacío... que más tarde se convertiría en algo más grande - ¡Eres todo lo que tengo! Lo único que tengo...- casi podía sentir que mi delicado y expósito corazón de estos dolores que uno podría sufrir en el trayecto de su vida, estaba por romperse en mil cristales rotos esparcidos por el piso de madera encerada.
''Afrontar la vida no es nada fácil de ahora en adelante...'' habían dicho mis profesores antes de que entrara por primera vez a un instituto. Ahora puedo ver, cuánta razón tenían. Había vivido en una burbuja que contenía un mundo de color de rosa, que nunca pude ver... la oscuridad a la que uno podría caer, como un vacío sin fin.
- Pero no te preocupes... yo volveré... - dijo y apenas lo escuché, había entrado como en una especie de trance, un estado de shock realmente paralítico. Imaginando tenebrosamente, un verano sin él.
No recuerdo cuánto duró esa conversación, pero su beso... su último beso en mis labios, sigue grabado en mi mente, inmortalizado hasta el resto de mi existencia.
Me dijo que volvería, que me quería mucho... pero estos tres años que han pasado me hacen pensar que es todo lo contrario. Que se olvidó de mí y se consiguió a otra. Que ahora viven felices para siempre como en los cuentos de hadas y yo la única que está sufriendo como una magdalena llorando todas las noches, aunque no podría asegurarlo. Pero las llamadas se hicieron más cortas que me hacen dar por vencida, aún recuerdo la última vez que me preguntó cómo estaba y yo le respondí con un ''bien'' sólo para tranquilizarlo, porque en realidad sentía que me moría por dentro, además sólo había pasado un mes. También me dijo que la pasaba muy bien en Londres, que la ciudad era bella, que disfrutaban de su nueva situación económica pero que aún sentía un vacío por dentro y claro... él también estaba sufriendo como yo, pensando en mí todos los días como yo a él, que estaba siempre presente en mi vida cotidiana. También le dije que lo extrañaba y que volviera pronto, pero me respondió que esperara un poco más y luego se despidió muy tiernamente.
En estos tres años aún lo sigo extrañando, realmente él fue lo primero y probablemente lo último que tuve. Por más que mis amigas me dijeron que lo olvidara, yo les decía que ya estaba desapareciendo y al notarlo, era verdad. Ya no estaba tan presente en todos mis pensamientos y podía hacer actividades que me hacían olvidar este vacío con el que cargaba día a día. Pero estaba claro que sólo conseguía engañarme a mi misma, porque cuando lo recordaba sentía nostalgia y unas inmensas ganas de volver a derramar aquellas lágrimas saladas sobre mi almohada. ¿Podré olvidar alguna vez todas esas noches en las que lloré desconsoladamente sobre mi cama? Aunque me muera no lo olvidaré.
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[Fanfic CDM] Hilo del destino
FanfictionEste es un fanfic relacionado con el juego otome online Corazón de Melón. Todos los personajes excepto la protagonista pertenecen a ChinoMiko. Aurore es una chica del instituto Sweet Amoris que siente un pequeño vacío por la ida de un ser que ella q...