Capítulo 51

136 6 0
                                    

Ignazio: Dígame ¿Cómo está? Con su rostro no entiendo.
Andrea: Tranquilo, por favor díganos entienda nuestra desesperación
Paramédico: Tiene los signos vitales muy bajos creo que no sobrevivirá hasta el hospital.

Puse mis manos en mi rostro me maldecía millón veces, todo esto es mi culpa, por necia, por no hacer caso, soy una terca sin corazón.
A Piero le pusieron un respirador, Ignazio corría junto a la camilla desesperado para que no pasara lo peor. En la ambulancia me senté junto un paramédico Ignazio me había visto con furia y preferí evitar problemas.

Había pasado completamente un día entero después de lo ocurrido y no sabíamos noticias de Piero, Ignazio todo este tiempo no me prestó ni la mínima atención, me ignoro por completo.

Ignazio: ______ no dicen nada. Estoy que me lleva _____ digan algo, yo creo que está muerto.
Andrea: ¡Ignazio! No digas eso, no seas negativo, todo está bien.

De inmediato la ignorancia de Ignazio hacía a mi despareció y me dirigió la peor mirada de mi vida.

Ignazio: Así y dime que planeas esta vez, todo lo que está pasando es por tu culpa, tu maldita culpa.

Después de eso se aparto de mí y se fue a otro lugar, caminado por el pasillo me maldecía. Nunca pensé que en mi vida ocasionara tanto problemas en vez de solucionar las empeore. En ese instante escuche voces, gritos era de una enfermera y un doctor.

Dr: Pero como pudo hacer eso, se les avisa de inmediato que ineptitud la de usted.
Enfermera: Tal vez dejaron registrados sus números.
Dr.: Se da cuenta lo que dice porque no piensa un poquito y los busca deben estar por aquí.
Enfermera: Lo siento, eso hare.
Dr.: Pero ya! Dios donde estarán los familiares del Sr. Barone.

Al escuchar esas palabras de Dr. No dude ni un segundo y me levante de golpe.

Andrea: -Alzando la mano- ¡Presente!

La mirada del Dr. Se iluminó enseguida.

Dr.: Lamento tanto pero desde ayer el Sr. Barone está estable, pudimos extraer todas las pastillas que casi le ocasionan la muerte, está un poco delicado pero va estar bien.
Andrea: Gracias, no sabe que bellas noticias me trae, es un gran alivio escuchar todo esto.
Dr.: Y bueno puede pasar a visitarlo.
Andrea: Gracias, con permiso.

Cuando caminaba quería avisarle a Ignazio pero de seguro me impedía verlo, mejor decidí irlo a ver sola.
Abrí la puerta de la habitación muy tímidamente, quería está vez no arruinar ninguna ocasión.
Observe a Piero, estaba despierto totalmente con su mirada perdida.

Piero: ¿Quién es?
Andrea: Soy yo, Andrea.
Piero: ¡Ah! Eres tú.
Andrea: Me alegra verte bien. Lamento tanto haber ocasionado todos los problemas en tu vida, todo lo que está pasando es mi culpa.
Piero: No, no, no es tu culpa fue mi decisión ingerir esas pastillas.
Andrea: Y esa decisión me imagino fui yo.
Piero: Son muchas cosas. Acércate por favor.

Como un imán que trae los objetos me dirigí a donde Piero, el sintió mis manos, mis brazos, mis hombros, mi cuello hasta llegar a mi rostro, lo cual lo acerco a su rostro, estaba muy débil le temblaban las manos.

Andrea: *tartamudeando* Que, que, que haces.
Piero: Sentir tu olor, saber que eres tú, yo ante todo quiero decirte....

En ese instante entro a la habitación Ignazio, totalmente agitado, Piero soltó enseguida mi rostro.

Ignazio: Hermano –tomando aire- me alegra verte bien.
Piero: Sí estoy muy bien.

Ignazio se incorporo y me regreso una mirada totalmente incómoda, de seguro porque no le avise.

Andrea: Bueno yo creo que debo irme, ya he hecho suficiente. Hasta luego.
Ignazio: Espera –me sostuvo de uno de mis brazos- 

Andrea: La Historia de un Amor - con Piero Barone de IL VOLODonde viven las historias. Descúbrelo ahora