2: visita inesperada

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--Ka-Kagami-Kun, me siento extraño...--susurró el peliazul tragando saliva—es extraño tenerte así...

--Y-yo... lo siento—retirándose sonrojado—no era mi intención.

Se miraron un momento y el rubor de Kuroko fue aumentando por momentos mientras sonreía tímidamente. El pelirrojo levantó las cejas sorprendido por el rubor y la sonrisa del pequeño pero enseguida sonrío dejando que Kuroko se acomodara en sus piernas mientras colocaba su cabeza en el torso del alto.

De repente el timbre de la puerta sonó y Kagami se levantó cogiendo a Kuroko en brazos para después dejarlo en el suelo. Se acercó a la puerta... ¿Quién sería a esas horas? Ya era de noche y no esperaba a nadie. Abrió la puerta y vio a un chico de ojos dorados y melena rubia, era claro quien era...

--KAGAMICCHI—gritó el rubio—hemos venido a veros.

--¿Hemos? Pero si vienes solo...

--Baaakaaagami, estoy aquí—Aomine con los brazos cruzados--¿Estás ciego o que?

--Es que como eres negro no se te veía en la oscuridad—aguantandose la risa—anda, pasa Kise, Aomine tú te quedas fuera.

El de pelo celeste apareció detrás de Kagami con su típicas facciones inexpresivas.

--¿Quién...? Oh, Kise-Kun y Aomine-Kun.

Kise se lanzó a abrazar a Kuroko tirándolo al suelo y riendo.

--KUROKOCCHI.

--Eh eh, que Tetsu es de todos—Aomine riendo pero a la vez mandando una mirada asesina al pelirrojo—o no... ¿Bakagami?

Sintió la tentación de decirle que Kuroko era solo suyo se mordió la lengua para no decirlo porque no quería pelear más con él delante del ojiazul. Todos pasaron a la sala de estar y mientras que Aomine se sentó en el sofá Kagami se tumbó en el suelo y el de pelo celeste y el rubio fueron a sacar a Nigou del cuarto en el que estaba encerrado.

--No me vas a ganar por vivir ahora con él—Aomine riendo—yo lo conocí primero y siempre será así.

--Umm...—mirándolo desde el suelo extrañado—¿A que te refieres?

Aomine negó con la cabeza riendo y justó bajaron los dos que faltaban mientras Kuroko llevaba a Nigou en brazos y Kise jugueteaba con él riendo un poco y tratando al pequeño perrito como si fuera un bebe. Nigou se bajó de los brazos y fue directo a Kagami mientras ladraba y sacudía la cola de un lado a otro. Al principio, como siempre hacía, Kagami se puso nervioso porque no le agradaban los perros pero poco a poco empezó a jugar con él con un poco de miedo pero menos que al principio, Kuroko le había ayudado a aceptar a Nigou aunque no le agradara.

--Kagami-Kun, le caes bien—sonriendo y colocándose al lado del pelirrojo—No te pongas nervioso, no te va a hacer nada.

--Tetsu... ¿Qué tal se está en casa de Kagami? ¿Es cómoda? Si quieres te podrías venir a la mía, hay algo de espacio.

Kagami lo miro con odio y Nigou empezó a gruñirle mientras Aomine reía nervioso.

--Aominecchi, ¿No ves que aquí Kurokocchi está genial? Hay más espacio que en tu casa y está menos desordenada además, Kagamicchi necesita compañía porque vive solo.

--Gracias por tu oferta Aomine-Kun, pero aquí estoy cómodo—Kuroko con una sonrisita—ha sido muy amable por su parte, Kagami-Kun, espero que tengas batidos de vainilla... voy a ver.

Kuroko fue hacia la cocina mientras se estiraba sin darse cuenta que el de pelo azul oscuro lo seguía. Cuando estuvieron ya en la cocina el de tez morena lo acorralo contra la encimera y sonrío acercando su cara a la del pelo celeste.

El amor es cosa de tres ~Kuroko no Basket~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora