10.

341 43 12
                                    

El día lo pasé sin ver a Kuroko, lo intenté llamar varias veces pero no cogía el maldito teléfono, me estaba empezando a poner muy nervioso, no soportaba la idea de que mi peliazul no estuviese a mi lado.

Un mensaje llegó a mi móvil y lo miré con esperanzas de que fuera Kuroko.

Akashi manostijeras: he descubierto quien es el que hace daño a Tetsuya, espero que tengas un momento para hablar conmigo y si no lo tienes iré yo en persona para hablarlo, contesta rápido, al absoluto no se le hace esperar.

Kagami: dime quién es por favor

Akashi Manostijeras: resulta que estuve siguiendo a Tetsuya y descubrí que mantiene una relación con Daiki, o como tú lo sueles llamar, Ahomine, nunca pensé que sería capaz de hacer daño al pequeño Tetsuya, voy a darle una charla de como se tiene que tratar a una persona porque lo que ha estado haciendo esta muy mal.

Kagami: en esa charla vas a añadir tijeras?

Akashi Manostijeras: ¿quieres que tenga la charla contigo?

Así que era Ahomine, nunca le perdonaría a ese idiota hacer daño a mi luz, nunca nunca nunca, no sabía con quién se había metido. Algo tocó mi hombro y me caí del sofá del bote que pegué por el susto.

—Kagami-Kun—era Kuroko—tengo hambre.

—Kuroko deja de hacer esas cosas—levantándome y poniéndome una mano en el pecho—por cierto—carraspeándo y cruzándome de brazos—tenemos que hablar....

Me miró serio y se sentó en el sofá. Me senté a su lado y suspiré pasándome las manos por el pelo. 

—¿Por qué no me dijiste que estabas con Aomine?¿Por qué no me dijiste lo que te hacía? Te pega, lo sé, así que no me mientas que aunque tenga cara de estúpido y sea algo estúpido no lo soy del todo, por favor Kuroko quiero una explicación.

—Kagami-Kun... Yo solo no quería preocuparte y ni sabía cómo decirlo—susurró el pequeño—no se lo digas a nadie por favor.

Lo abracé noté como estaba algo tenso ante el abrazo pero poco a poco fue relajándose asta encajar su cabeza en mi hombro. Agarré un poco su camiseta por la rabia que me daba que Aomine le hiciera lo que le hacía siendo un chico tan bueno.

—Te ayudaré a salir de esto—mirándole a los ojos—haré lo que sea.

—Kagami-Kun, por favor piensa antes de actuar, no quiero que nadie salga mal aquí.

Chasqueé la lengua, cogí a Kuroko en brazos y lo subí a su cuarto como si fuera una princesa. Lo tumbé y me senté en el borde de la cama mirándolo con una sonrisa tierna.

—¿Qué quieres comer?

—Nada... Se me ha pasado el hambre...

Reí un poco y me tumbé a su lado, se acomodó en mi pecho y al notar que Nigou se subió a la cama y se tumbó a mis pies me tensé un poco pero no iba a montar escándalos, esta vez no.

—Kagami-Kun, es solo Nigou...

Hice una mala mueca y noté como el pecho del pequeño se movía sin parar, al parecer se estaba riendo en silencio. Lo miré haciendo que el también me mirase y me acerque a sus labios con miedo pero el no se retiró y como punto a favor cerró los ojos. Terminé con la distancia que nos separaba, al principio el beso era torpe, no nos coordinábamos bien y la posición era algo incómoda. Hice un movimiento para que él quedará encima de mi y entonces es baile de nuestros labios se volvió delicado, sin prisas, como si tuviéramos todo el tiempo del mundo.

—¿Esto está bien Kagami-Kun?

—Mientrás tu estés agusto todo está bien...—susurré abrazándolo por la cadera—en el momento que no estés agusto ya no estará todo bien.

Noté su sonrisa sobre mis labios y nos volvimos a entrelazar en un beso tierno que a veces se convertía en picos pero luego se transformaba de nuevo en un beso en condiciones y así pasó el rato asta que fueron altas horas de la noche.

Pasé una de mis manos por el pecho de Kuroko que se encontraba cubierto por una camiseta que yo ya tenía ganas de quitarle.

—Te quiero...—susurré.

Lo miré con una sonrisa y algo de rubor en mis mejillas mientras el peliazul dejaba escapar una sonrisa tímida.

—Gracias por sacarme de mi pesadilla Kagami-Kun.

—¿Me dejas hacer una cosa?

Me miró extrañado y lo tumbé boca abajo a mi lado, era muy fácil ponerlo en la posición que a mi se me apeteciese. Subí su camiseta y al ver los moratones di besos por toda su espalda, en cada marca daba un beso, aunque suene cursi.

—¿Me ayudarás a tener la valentía para cortar con Aomine-Kun?

—Sí, te ayudaré—pasando mi mano por su espalda—aunque me cueste la vida.

—Exagerado...—riendo un poco.

--------

Llevaba muchiiiiiisimo sin actualizar, lo sé, y lo he escrito un poco rápido así que si ha quedado algo mal, lo siento, y ya se que es algo cortito, sorry.

El amor es cosa de tres ~Kuroko no Basket~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora