Capítulo 6

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-¡Xabi-kun! ¿Estás bien? Me preocupas mucho. ¿Qué sucedió? – preguntaba Hikari-san atormentada.

-"Eto"... - dije un poco moribundo aún – creo que estoy bien, dentro de lo que cabe; Hikari... ¿Qué fue eso?

-¿Qué fue qué? – preguntó ella confundida.

-Que Hikari te besó... ¿a eso te refieres Xabi? – preguntó Lalo un poco desorientado, al igual que el resto.

-¡Yo le dije que lo hiciera! Perdóname Xabi – responde inmediatamente Sabrina como si tratase de disimular algo.

-No les hagas caso Xabi; si lo hice porque realmente me preocupé y entré en un pánico tremendo. Si te di... este... ¡respiración de boca a boca! Me asustaste. – respondió Hikari.

-...

El silencio gobernó la habitación por unos cuantos segundos; aún seguía exaltado por lo que había ocurrido, que no sabía si era real o no. Sin embargo, recordaba con una seguridad tremenda que Yami sí había aparecido en el cuarto antes de que cayera, por lo que mi conciencia determinó finalmente que... aquello fue real. Al menos lo fue para mí.

-¡Muchas gracias Hikari-san! – respondí con calma y una sonrisa que se impregnó en mi cara penetrando las emociones de Hikari en aquél momento. Lo descubrí al momento de verla sonrojarse; tornándose su piel a un color rojo tomate, una imagen muy tierna.

Hikari empezó a llorar; sus lágrimas caían en grandes gotas, y su rostro miraba hacia el suelo. En ese momento ignoré todo y, en un impulso, acerqué mi mano a su pecho para poder sentir los latidos de su corazón, notándose que iban a una velocidad realmente rápida. Ella me volteó a ver y me sonrió, entonces me abrazó.

A todos se les hizo algo normal después de lo que me había ocurrido, así que quisieron respetar esa inesperada acción mía. Finalmente decidimos dormir todos en aquella habitación porque ya se había hecho muy tarde, eran aproximadamente las 2 de la madrugada y teníamos que descansar. La flojera reinó en aquél lugar, así que nadie fue capaz de recostarse en otros lugares... al final de cuentas éramos casi todos unos buenos mexicanos.

Todo fue tan extraño aquella noche. Hikari durmió abrazada a mí, y sus padres estuvieron desaparecidos, no era de sorprenderse.

Yo ya no pude mantener el sueño; aquella noche creí que no podría volver a dormir, sin embargo, me sentí muy cómodo dentro de los brazos de mi amiga...

Transcurrían las horas, y me la pasé pensando en lo que había soñado. Qué significaría aquello. ¿Quién era Yami? ¿Existía realmente? ¿O todo era parte de mi imaginación? Tenía demasiadas dudas sin responder. ¿Por qué un golem? ¿Y ese hombre-pájaro? ¿Qué me estaba pasando?

Aun así, en una esquina dentro de esa habitación vi, desde mi posición, una caja pequeña, con un símbolo en medio. Era como un baúl con un triángulo amarillento en medio, y se postraba como si tuviese una clave que debía ingresarse dentro de este.

Me aparté lento y sigilosamente de Hikari para poder resolver ese enigma personal. Me dirigí a la caja, traté de abrirla y, en efecto, tenía una clave. Pero un instinto mío apareció, e introduje mi mano en el bolsillo derecho del pantalón ya muy arrugado; encontré un círculo de oro. Lo observé sorprendido... ¿de dónde habría salido aquello?

Finalmente abrí la caja, y en un inesperado brillo, aparecieron las tres piedras: la piedra roja, la piedra verde, y la piedra azul. Las tres con sus respectivas cintas de descripción: "Piedra Roja, sin oxígeno y sin vida. Corazón fusionado y objetivo claro. Úsala cuando requieras trascender", "Piedra Verde, proviene de la naturaleza que te mueve, úsala cuando requieras trascender", y "Piedra Azul, la fuerza del torbellino y el destello del mar; úsala cuando requieras trascender", además se encontraban ahí unas especies de coderas demasiado delgadas, así como un colgante de plata, era el puro colgante sin dije; supongo que se utilizaría para posicionar una piedra como lo hizo Yami en mi sueño.

De la Oscuridad de la Luna, a la Luz del SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora