Prologo

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-Apresúrate chico, corre, corre lo más rápido que puedas y no mires hacia atrás.

-Pero ¿por qué padre? ¿Qué sucede?

-Demasiadas preguntas hijo mío –Dijo el padre mientras desenvainaba su espada- y no hay tiempo para responderlas, Ricardo, llévatelo que baje por el tercer pasadizo hacia la parte de atrás.

-Sí señor. –Respondió el guardia, y tiro del brazo del joven hacia un hueco en la pared detrás de una silla muy grande movida hacia un lado-

El chico no entendía nada de lo que sucedía, muchas preguntas cruzaban por su mente: ¿Por qué su padre lo había echado de esa manera? El entendía que estaban todos en peligro pero, ¿Por qué tenía que huir de su hogar? Además ¿Quiénes eran esas criaturas aladas que irrumpían en el castillo? No podía irse no de esa manera como un cobarde, no podría vivir con ello el resto de su vida, abandonar a su padre y a su madre el rey y la reina de Monte Carlo los poderosos Giovanni y Lucrezia Maquiavelo. El chico decidió regresar y enfrentar a las criaturas e incluso a la muerte si era preciso pero se negaba a abandonar a los suyos, así que en su descenso por el pasadizo se acerco por detrás y desarmó y dejó inconsciente a Ricardo el guardia que lo escoltaba hacia la salida de la parte de atrás del castillo Maquiavelo, se apresuro a subir nuevamente las escaleras hasta la sala del trono en donde había dejado a sus padres y a la mayoría de los guardias luchando en contra las criaturas y al llegar se sorprendió ver que la gran mayoría de los guardias del palacio estaban todos muertos solo quedaba no más que una docena y sus padres luchando el chico se apresuro a internarse en la sangrienta batalla que se libraba y uno por uno fue enfrentándose a las criaturas que eran un tanto extrañas, en su anatomía parecían humanos pero tenían un par de alas plateadas que sobresalían de su espalda, una a una las criaturas fueron cayendo a manos del chico quien rápidamente llamo la atención de las criaturas quienes se le enfrentaron superándolo en número de tres y a veces cuatro contra uno. El padre del chico al percatarse de su presencia se deshizo de un par de criaturas a las que se enfrentaba y se le acerco librándolo del acecho de 2 criaturas que se le acercaban por detrás y le dijo:

-¿Que estás haciendo aquí?

-No puedo dejarte aquí, ni a ti ni a mi madre. –Respondió el joven-

-No, debes irte no sabes a lo que te estás enfrentando.

-Entonces explícame.

En ese instante entre ellos paso una flecha que dio justo en el corazón de una de las criaturas, y se escucho otra voz que se unió a la conversación.

-Menos charla chicos, Giovanni, si quiere quedarse déjalo. –Dijo Lucrezia, la madre del chico-

-Gracias madre.

-No me des las gracias, debes tener en cuenta que cualquiera de nosotros puede morir aquí. –Dijo la mujer mientras atravesaba la cabeza de una de las criaturas con una flecha-

En aquel momento pudo escucharse el grito de un hombre en el otro extremo de la sala ambos al fijarse de quien se trataba sintieron un vacio que se apoderaba de ellos, una de las criaturas había atravesado en el estomago a Giovanni, la mujer inmediatamente atravesó a la criatura justo en el corazón con una flecha, el chico invadido por la rabia comenzó a asesinar a una criatura tras otra sin escuchar los gritos de su madre quien había sido capturada por una de las criaturas se siguió acercando al cadáver de su padre que yacía en el suelo con una lanza atravesándole el tronco, al llegar se arrodillo a su lado tomo su mano y le dijo:

-Padre, resiste yo voy a salvarte.

-Francesco, no te preocupes por mí, salva a tu madre sácala de aquí.

-Padre, no puedo dejarte aquí.

-Corre muchacho, la han capturado y pronto vendrán por ti, todo esto, todas estas criaturas vienen por ti, todo es por ti.

-Está bien padre, la salvare te lo prometo.

- Apresúrate chico, corre, corre lo más rápido que puedas y no mires hacia atrás. –Dijo el rey, y murió-

El chico se apresuro a bajar las escaleras hacia el vestíbulo en donde tenían enjaulada a su madre, salto y en su descenso asesino a dos de las criaturas que la custodiaban así siguió enfrentándose a ellas y asesinándolas sin piedad, por su espalda se acerco a él una de las criaturas aunque esta era diferente a todas las demás era mucho más alta que las otras y mucho, mucho más fuerte sus alas eran diferentes y aunque eran plateadas despedían un brillo al ser alcanzadas por la luz de la luna, al llegar a donde se encontraba el príncipe lo tomo por el cuello y lo levanto del suelo sin esfuerzo alguno.

-Así que tú eres el chico que ha causado tantos problemas.

-Suéltalo por favor. –Dijo la madre del chico-

-Lo ves Lucrezia no importa el esfuerzo que hagan los humanos, nosotros siempre conseguimos lo que queremos.

-No, Por favor.

El príncipe intento hundir la hoja de su espada en el corazón de la bestia, pero fue inútil la espada se quebró cuando entro en contacto con la piel de la criatura.

-¡Y aun lucha! –Exclamo la criatura volviéndose hacia el joven- Mira por última vez a tu madre chico y si tienes algo que decirle díselo ahora. –El joven príncipe miro a su madre los ojos- míralo Lucrezia tú ya sabes lo que sucederá.

Black WingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora