Habían pasado 3 días desde que el hombre recibió sus nuevas órdenes, 3 días los cuales se los había pasado buscando a Cassandra pero había sido inútil Cassandra había desaparecido, Orazzio por su parte seguía en el sacro y lo encontraba merodeando por los pasillos frecuentemente, siempre, al parecer, más joven que antes pero aun mucho más nervioso. El hombre no le ponía demasiada importancia, pero siempre intentaba seguirlo, y aunque, sus intentos siempre fueron fallidos un día logro seguirlo hasta una torre del castillo, aquella tarde Orazzio llevaba su traje de cuero rojo escarlata su capa negra pero no llevaba puesta la capucha su lacio cabello dorado se agitaba con el viento, el hombre se quedo entre las sombras de las vigas no tan altas de la torre fuera del alcance de la vista de Orazzio, que al parecer empezaba a impacientarse en su espera.

Hasta que por fin apareció a lo lejos un halcón con las alas plateadas y brillantes como la hoja de una espada recién pulida, al llegar a la torre sucedió algo muy curioso que el hombre nunca había visto. El halcón se convirtió en un hombre, al parecer en todos sus rasgos era humano excepto por las alas plateadas que salían de su espalda, la criatura era conocida como Messawk debido a su metamorfosis entre águila o halcón y humano, al llegar a la torre Orazzio le hizo señas para que esperara, miro a sus alrededores para percatarse de que nadie los estaba escuchando e hizo una seña con la mano para que la criatura avanzara.

-Hasta que por fin llegas, llevo más de 20 minutos aquí arriba.

-¿Nervioso? -Pregunto la criatura con una voz algo nasal pero segura.-

-Para nada. -Contestó Orazzio esbozando una lúgubre sonrisa, y pregunto.- ¿Listo para el trabajo?

-Depende a que trabajo te refieras. –Contesto la criatura-

-Querido amigo, -dijo Orazzio posando su mano derecha en el hombro de la criatura- el trabajo que te encomendare a continuación, no será nada muy arriesgado solo harás una entrega para mi, entregaras algo que servirá de garantía a tu señora.

-No me toques Orazzio sabes que está prohibido que los de tu raza tengan contacto con la mía, se define como una declaración de guerra.

-Siempre me he preguntado eso, siempre he pensado que nuestras razas juntas serian una gran ventaja en frente de los 4.

-Pues no es así, tu raza no tiene ni la más mínima oportunidad en contra de los elementales.

Al escuchar la pronunciación de esta última palabra el hombre sintió como se le erizaban todos los bellos de su cuerpo.

-Falcone, amigo –Continuo Orazzio- me parece que estas subestimando a mi raza, te recuerdo que estamos por encima de todos ustedes.

-Si en el territorio de uno de los 4.

-Exacto, y con acceso al territorio de los otros 3.

-Pero no a sus reinos, y es por eso que no tienen oportunidad contra ellos.

-Puede que sí, puede que no. –Dijo Orazzio con una sonrisa burlona en su rostro- Pero volvamos a lo que nos interesa, le entregaras a tu señora mi collar.

-¿Tu collar? –Pregunto Falcone con aire desinteresado-

-Sí, mi collar de rubí, esto servirá a tu señora como garantía de que todo va debido a lo acordado ya Kattrinna está en mitad de su encomienda y los espías en sus posiciones preparados para recibir órdenes.

-Perfecto entrégamelo, yo se lo hare llegar a ella.

-Por supuesto –Dijo Orazzio mientras descolgaba el collar de su cuello- pero antes quisiera saber ¿cómo me garantizas que llegara con bien a su destino?

Falcone por primera vez miro directamente a los ojos azules de Orazzio y extendiendo sus plateadas alas y pronuncio algo en un idioma desconocido intraducible no solo para Orazzio, sino, también para el hombre que aun seguía posado en las vigas, muy atento a la conversación entre los dos seres.

Orazzio al no poder entender nada llevo la mano derecha a su espalda y escondiéndola detrás de su capa, Falcone noto como su brazo derecho se tensaba y volvió a replegar sus alas y dijo esbozando una sonrisa burlona:

-Cálmate amigo mío, no te pongas nervioso, no pasa nada.

-No me obligues a matarte antes de que todo de inicio.

-Ja, Ja, Ja, claro olvidaba que los de tu raza no podían entender el idioma de los Messawk, solo te decía que mientras este en mi poder tu collar no sufrirá daño alguno. Aunque Orazzio no creyó en las palabras de Falcone, guardo el collar en una bolsa de terciopelo vino tinto y se la entrego a la criatura.

-Que llegue con bien a su destino.

-Descuida, lo hará. La entregare yo. –Dijo Falcone tomando la bolsa y encaminándose al borde de la torre-

Al llegar a ella se volvió, miro a Orazzio, esbozo una leve sonrisa, y se dejo caer saliendo del campo visual de Orazzio, quien corrió al borde de la torre y cuando volvió a divisar a la criatura, ésta había completado su metamorfosis y había vuelto a ser un halcón.

Black WingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora