Capítulo 5.

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Taemin enterró el rostro en la almohada no muy seguro de lo que estaba haciendo, ni de si de verdad quería aquellas caricias que recibía en su cabello, ni siquiera estaba seguro de cuánto tiempo había pasado desde que estaban así, viéndose y acariciándose, en momentos besándose, era como si todo hubiera sido olvidado y no había un pasado, aunque sólo era un parecer porque lo había pero ninguno quería pensar en él en ese instante, sólo eran ellos acostados sobre la cama sin apartar la mirada del otro, sin tocarse más de lo que sería una caricia, tampoco les importaba la poca ropa o en el caso del ilustrado que no estaba llevando nada más que la toalla que le fue colocada para cubrirlo mientras estaba en al baño, aunque no estaba muy seguro de que continuara cumpliendo su función, mientras que Min Ho estaba sólo en ropa interior porque su ropa desapareció al sólo estar enfriando el cuerpo del arquitecto.

El menor sintió la cercanía de Min Ho y cerró los ojos al sentir los labios de éste rozar los suyos, era un beso casto en comparación a cuando estaban todavía en el baño y luego de sus palabras el mayor en donde le dijo que él elegiría lo que serían en un futuro se inclinó y lo besó demandante, siendo inesperado para él que aunque quiso resistirse terminó entregándose a él, a sentir sus labios que parecían que podían calmar el dolor de su corazón por tenerlo así, entregándose al beso como en el pasado, haciendo que el amor dejara su escondite como si fuera un criminal y se paseara por todos lados como el rey. Taemin sabía en ese momento que la alegría que se instalaba en su corazón no era eterna pero quería entregarse a ella al menos por el momento luego de que por cuatro años su corazón se sintió tan vacío. Después de aquel beso el arquitecto lo cargó hasta la habitación y lo dejó sobre ésta, quitándose su ropa mojada y lanzándola al suelo como tuviera permiso de hacerlo, para posteriormente acostarse a su lado.

Los labios de Min Ho se deslizaron por el cuello de Taemin marcándolo y el ilustrador sólo gimió porque aquellos labios contra su piel se sentían tan bien, siendo él quien buscó más cercanía e invirtió posiciones, sintiendo las manos del arquitecto tocar su piel como si le pidiera permiso para hacerlo, y él estaba bien con eso, con sentir que el mayor no estaba dando todo por hecho aunque hubiesen compartido un beso más de una vez en ese día. Tan sólo la toalla en su cintura y el bóxer de Min Ho les separaba de sentirse por completo como lo que comenzaba a considerarse como una necesidad, porque el cuerpo del menor sobre el del castaño parecía no pesar nada.

Taemin colocó las manos al lado de la cabeza de Min Ho y se alejó un poco para observarlo, sonriéndole ampliamente por primera vez en ese día, ¡demonios! se sentía tan bien al estar así con el chico que estaba bloqueando cualquier cosa que pudiese arruinar el momento. Presionó sus caderas contra las del arquitecto escuchando un gemido dejar sus labios y se volvió inclinar sobre él tomando sus labios en un nuevo beso mientras sus caderas continuaban haciendo presión y movimientos leves que comenzaban a calentar sus cuerpos. El ilustrador se alejó con el ceño fruncido cuando escuchó la puerta de la entrada de su apartamento sonar, ahora podría comenzar a odiar a sus amigos por ser tan inoportunos porque sólo ellos podían entrar sin tener que golpear la puerta.

Min Ho parecía confundido cuando Taemin se detuvo y más con aquel ceño fruncido, sabía que el momento que estaban teniendo no era real, no en un cien por ciento ya que el pelinegro no había dicho nada más que no querer ser su amigo, no había respondido a sus palabras cuando le dijo que podían ser lo que él quisiera, tampoco fue como que él le pidió una respuesta, pero en ese momento que se alejó de aquella manera, temía que volviese a su actitud de no querer saber de él, que se alejara para que no lo siguiera lastimando, él a diferencia del ilustrador no había prestado atención al sonido de la puerta, ni siquiera lo escuchó.

—Ya no estamos solos —susurró el menor dejando un beso corto sobre los labios del mayor, se alejó de su cuerpo, para dirigirse a su armario y comenzar a vestirse.

Éxtasis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora