Capítulo 1.

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Bebió de su taza de café con demasiado desinterés, quería volver a su apartamento y perderse entre las mantas de su cama, dormir todo el día, despertar por la noche y ver algo de televisión mientras las ideas comenzaban a fluir para todo convertirse en bocetos por todo su apartamento mientras la voz seguía sonando de fondo porque él ya no le prestaba atención sino que se estaba dedicando a lo que de verdad la gustaba, pero claro, todos sus planes se vieron interrumpidos por aquel compañero de trabajo había estado insistiendo con respecto a salir durante meses, sabía que el chico quería una cita, pero él no quería una y esperaba que con cada rechazo lo entendiese pero al parecer era una persona a la que las indirectas no le llegaban porque no dejó de insistir hasta que ahora estaban sentados en una cafetería que quedaba a una cuadra del trabajo y eso porque era al único lugar que él accedería a salir con el hombre, porque la regla número uno que se colocó para poder mantener su trabajo era que las relaciones con los compañeros no funcionaban, lo había intentado en el pasado y por esa razón perdió un trabajo o quizás porque se metió con el hijo de su jefe, ni siquiera sabía que lo era aunque no tuvieron algo demasiado serio como un noviazgo, sexo casual que llegó a mal interpretarse, sin embargo tuvo su experiencia como para no querer hacerlo otra vez.

—Me gustas.

Detuvo la taza de café sobre sus labios, elevando una ceja, aquello no le estaba tomando por sorpresa, no por completo, aunque no sabía cómo reaccionar, no porque aquello le causara algún tipo de emoción, de verdad que el hombre frente a él no provocaba ni siquiera cariño en él, sólo sabía que era su compañero de trabajo, no era importante en su vida, si era soltero o tenía familia y en ese mismo momento le decía que quería traicionar eso por él, no, para él aquel hombre era nada. Mordió su labio inferior buscando las palabras que no fueran demasiado duras para el rechazo, al menos a él si lo rechazasen le gustaría que fuera así, con palabras que ni siquiera le causaran dolor, aunque si tienes un verdadero sentimiento por esa persona de igual forma terminarías lastimado.

—Do Hye Shin, lo siento, si lo que busca es que le corresponda no lo puedo hacer.

Tampoco era la persona que tenía las mejores palabras para rechazar a alguien, después de todo, un rechazo nunca iba a ser agradable, por eso luego de sus palabras el ambiente entre los dos se volvió demasiado incómodo, para él no pasó desapercibida la mirada sorprendida del hombre, ni siquiera llegaban a la categoría amigos como para que pudiera considerar que iba a ser aceptado, desde que notó que éste tenía otras intenciones con él que iban más allá del trabajo siempre se mantuvo alejado pero al parecer no fue suficiente porque si lo hubiera sido no estarían ahí, con él rechazando cualquier intento que aquello llegara a algo más de ser sólo compañeros de trabajo, una relación era lo que menos quería.

—Taemin —Hye Shin intentó tomar sus manos pero él retrocedió, impidiéndole que lo haga, tenía reglas en su vida, y ese hombre frente a él no era nadie para romperlas.

—Lo siento —fue todo lo que dijo.

Se levantó de la silla tomando su bolso se lo colgó, dejando sobre la mesa el dinero que correspondía a lo consumido, él no quería escuchar una serie de palabras que intentasen convencerlo de aceptar los sentimientos que desde antes de ser expresados él ya los había rechazado, él era así, quizás no siempre, en un pasado hasta pudo haber aceptado a Hye Shin por lástima, por no dañarlo con su rechazo pero ese Taemin del pasado ya no estaba, las personas cambian con el tiempo y él era una clara prueba de eso, había intentado ser tan suave como le era posible ahora, pero era todo, no más aceptar sentimientos que no era capaz de corresponder.

Salió de la cafetería y se dirigió hasta su apartamento, estaba molesto con la situación, odiaba que las personas creyesen que podían expresar sus sentimientos así de fácil, y no era así, era algo que las personas debían entender, él elegía con quien estar no las otras personas lo elegían a él, además de que en pocas ocasiones podía decir que lo hacían mutuamente.

Éxtasis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora