Cap. 1 (El principe infernal)

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Gafas.

Brakets.

Bolso.

Cabello embarañado.

Pantalonsillos holgados.

Zapatillas viejas.

Todo estaba en su lugar, así que ya estaba lista para salir al colegio. Hoy comenzaría mi ultimo año en el colegio, para ser sincera no estaba emocionada por volver, mi vida en el colegio se baso en burlas y malos tratos. Por esa razón amé mis vacaciones fuera de la ciudad.
Sin estúpidos gilipollas que se creen superiores solo por ser parte del equipo de fútbol del colegio o las típicas barbies que te hacen sentir patética solo por ser las porristas y las más guapas.

Así que hoy esperaba cual seria su nueva bienvenida cuando me vean en el colegio.

-¿Otra vez vestida así?.- dijo mi mamá desde el marco de mi puerta.

-¿Como me veo?.- puse ambas manos cruzadas.

-Como una completa extraña.- se encogió de hombros y salio de mi habitación.- ¡baja a desayunar!

Mire mi reflejo. En verdad parecía una extraña, pero era exactamente lo que quería, no llamar la atención de nadie.

Baje y me dirigí al comedor.

-Buenos días papá.- besé su mejilla.

-Buenos días prin... ¿princesa?.- sonrió nervioso.

Ellos no comprendían que para mi era necesario e importante vestirme de esta manera.

-Oh, tu madre y yo te compramos un regalo.- dijo poniéndose de pie.

-¿Que es?

-Esperábamos que lo usarás hoy.- dijo mostrándome un vestido color coral, con poco escote y muy hermoso.

-¡Esta hermoso! No puedo esperar a usarlo.- mis padres me sonrieron.- ¿a donde saldremos esta noche?.- se miraron entre sí, sin comprender.

-Esperábamos que lo usaras en el colegio.- frunci el ceño.

-Tengo que irme, ya es tarde.- dije tomando tan solo una manzana y saliendo.

Camine lentamente, había salido tan rápido que no me percate de que aún faltaba demasiado para entrar al colegio.

Llegue a una tienda y me compre un café, era otoño y un buen café caliente me haría olvidar lo sucedido con mis padres.

Llegue a un pequeño parque y me senté en uno de los bancos, tomé de mi bolso uno de mis libros favoritos y comencé a leer mientras bebía mi café.

Todo se encontraba tan tranquilo por ser apenas las 7 de la mañana, unos cuantos pájaros se escuchaban cantar y el poco viento que comenzó a soplar era relajante.

Cerré mis ojos por un momento disfrutando de todo eso, pero fue interrumpido por un grupo de chicos sin neuronas que peleaban detrás del árbol en el que me encontraba.

Me puse de pie dispuesta a encararlos por haber interrumpido mi lectura.

-Te pedí dos semanas, solo eso.-Dijo uno de los chicos.

(PAUSADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora