Toma mi mano. (Drarry)

1

— Tendrías que comprarte el uniforme — Le había dicho Hagrid, dejándolo frente a el local «Madame Malkin, túnicas para todas las ocasiones » para luego marcharse.

Madame Malkin era una bruja sonriente y regordeta, vestida de color malva.

— ¿Hogwarts, guapo? — Preguntó, cuando Harry empezó a hablar — Tengo muchos aquí..., en realidad, otro muchacho se está probando ahora.

En el fondo de la la tienda, un chico de rostro pálido y afilado estaba parado sobre un escabel, mientras otra bruja le ponía alfileres en la larga túnica negra. Mándame Malkin puso a Harry en un escabel al lado del otro, le deslizó por la cabeza una larga túnica y empezó a marcarle el largo apropiado.

—Hola — Saludó el muchacho —. ¿También Hogwarts?

—Sí —Respondió Harry.

— Mi padre está en la tienda de al lado, comprando mis libros, y mi madre ha ido calle arriba para mirar las varitas — Comentó el chico con un tono aburrido, arrastrando la palabras. A Harry le gustó el sonido de aquella voz — Luego voy a arrastrarlos a ver escobas de carrera. No sé porque los de primer año no pueden tener una propia: creo que voy a fastidiar a mi padre hasta que me compre una y la meteré de contrabando de alguna manera.

Aunque Harry no entendía ni la mitad de las cosas que había dicho aquel rubio, supo que, seguramente, eso sería romper las reglas y meterse en problemas; una sonrisilla afloró en su rostro.

A él, le encantaban los problemas. El chico le devolvió una sonrisa torcida en respuesta.

— ¿Tú tienes escoba propia? — Continuó el muchacho.

—No.

— ¿Juegas al menos Quidditch?

—No. —Respondió de nuevo Harry, preguntándose qué demonios sería el Quidditch.

—Yo sí. Papá dice que sería un crimen que no me eligieran para jugar por mi casa, y la verdad estoy de acuerdo ¿Ya sabes en qué casa vas a estar?

—No — Dijo Harry, sintiéndose cada vez más tonto.

— Bueno, nadie lo sabrá hasta que estemos realmente allí, pero yo sé que seré de Slytherin, porque toda mi familia fue allí. ¿Te imaginas estando en Hufflepuff? yo me iría, ¿No te parece?

—Hnm — Masculló Harry, deseando poder decir algo más interesante.

—¡Oye, mira ese hombre! — Dijo súbitamente el chico, señalando la vidriera de enfrente. Hagrid estaba allí, sonriendo a Harry y señalando dos grandes helados, para que viera porque no entraba.

— Es Hagrid — Dijo Harry, contento de saber algo que el otro no sabía —, trabaja en Hogwarts.

—Oh — Murmuró —, he oído hablar de él. Es una especie de sirviente, ¿No?

— Es el guardabosques — Refutó Harry. De repente, le gustaba mucho menos aquel chico.

— Sí, claro. He oído decir que es una especie de salvaje, que vive en una cabaña en los terrenos del colegio y que de vez en cuando se emborracha, trata de hacer magia y termina prendiendo fuego a su cama.

— Yo creo que es estupendo — Respondió fríamente.

— ¿Eso crees? —Pregunto el chico rubio en tono burlón — ¿Porqué está aquí contigo? ¿Dónde están tus padres?

— Muertos — Respondió en pocas palabras. No quería hablar de aquel tema y menos con él.

—Oh, lo siento — Dijo el otro —. Pero eran de nuestra clase, ¿verdad?