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Ron y Harry solo habían puesto un pie delante del retrato de la dama gorda cuando Hermione llegó a atacarles con preguntas.

Ron le pidió que les ahorrarse el sermón.

Al entrar a la sala común se dieron cuenta que no se trataba sólo de su amiga; al parecer todo el colegio estaba al corriente de su pequeña aventura. Lee Jordan fue el primero en saludarlos y felicitarlos, seguido por los gemelos Fred y Georg que parecerían bastante orgullosos de Ron, pero también un poco molestos por no haberles hecho participe, y Percy, que parecía listo para reñirles.

Los dos se abrieron paso entre la multitud de emocionados Gryffindor hasta llegar a su habitación, dónde les recibieron igual de excitados sus compañeros de segundo año.

— ¡Increíble! — Declaró Seamus.

— ¡Formidable! — Acompañó Dean.

— ¡Alucinante! — Murmuró Neville, sobrecogido.

Harry no pudo evitarlo. Él también sonrió.

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Al día siguiente, sin embargo, Harry apenas sonrió ni una sola vez. Las cosas fueron de mal en peor desde el desayuno en el gran salón. Hermione les saludo fríamente, mientras tomaba asiento junto con Neville en la mesa Gryffindor.

Mientras comían, una cantidad extraordinaria de lechuzas hicieron acto de presencia, trayendo consigo cartas y paquetes para los estudiantes. Errol, la vieja lechuza de los Weasley aterrizó en la avena salpicándolos a todos.

A Ron le habían mandado un Howler. Uno de los momentos más traumáticos, mientras la voz de la señora Molly chillaba en el gran salón y todos les miraban. Y a Harry le carcomía la culpabilidad.

La profesora Mcgonagall les hizo entrega de sus respectivos horarios y Harry, Ron y Hermione se dirigieron juntos a Herbología. Al parecer ella pensaba que ya tenían suficiente escarmiento, porque al fin volvía a ser amable con ellos. Para rematar tuvo que soportar una incómoda charla con el nuevo profesor de DCAO Lockhart, con quién la profesora Sprout, con tal de deshacerse de él, le dejo.

Harry había acabado la clase de Herbología agotado y lleno de tierra mientras terminaba de pasar las mandrágoras. La siguiente clase fue transformaciones, y como como siempre, fue realmente pesada, después de ésta venía defensa contra las artes oscuras.

— ¿Porqué — Preguntó Ron cogiendo el horario — has rodeado todas las clases de Lockhart con corazoncitos?

Hermione le quitó el horario y se puso roja.

Momentos después apareció un chiquillo de primer año, quien se presentó como Colin Creevey, nacido de muggles, pidiéndole una foto a Harry.

— Podrías firmármela luego, ¿por favor?

— ¿Firmar fotos? ¿Te dedicas a firmar fotos, Potter?

En todo el patio resonó la voz potente y cáustica de Draco Malfoy. Se había puesto tras de Colin, flaqueando por Crabbe y Goyle.

— ¡Todo mundo a la cola! — Gritó a la multitud —. ¡Harry Potter firma fotos!

— ¡No es verdad! — Dijo Harry de mal humor, apretando los puños —Cállate, Malfoy, ¿Se puede saber por qué te estás comportando así? Fue lo mismo en la librería...

— Lo que pasa es que le tienes envidia—Interrumpió Colin, cuyo cuerpo entero no era más grueso que el cuerpo de Crabbe.

— ¿Envidia? ¿De qué? ¿De ser un cabeza rajada? ¿De ser un inminente y potencial suicida? No, gracias.

Toma mi mano. (Drarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora