1. La maldición

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Dejadme que os expliqué un pequeño relato. Hace unos cuantos años vivía un hombre lobo llamado "Dientes de sable" debido a sus largos colmillos. Era un hombre fuerte y apuesto, todas las muchachas del pueblo suspiraban por el, pero el sólo tenía ojos para una, la princesa Esmeralda. Era la hija del rey del reino, era hermosa pero su corazón no guardaba ni un ápice de amor. El las noches de luna llena le dedicaba sus aullidos y siempre que podía intentaba verla de más cerca, pero ella ni se lo miraba y cuando lo hacía le dedicaba una sonrisa llena de desprecio y odio. Pero el continuaba insistiendo esperando una sonrisa, una mirada que le dijera unas simples palabras: Te quiero. 
Un día la princesa lo llamo a Palacio, el ilusionado se presentó de inmediato, vestido con sus mejores galas y con los colmillos limpios.

-Sé que me amas, por eso te voy a pedir un favor. Si lo cumples te amaré igual que tu me amas a mi. -le dijo con su sonrisa de perlas. El asintió decidido y dispuesto a todo.

-Esta noche vas a ir al Palacio de la princesa Jade y le vas a robar su coronita, me encantan los rubíes... Si te pillan miente diciendo que yo no te ordené nada y que ibas por tu cuenta, si no lo cumples, te quedarás sin mi amor. -dijo maliciosamente. No se lo pensó dos veces, esa misma noche se coló bajo su forma lobuna para hacer el encargo. Como era de esperar, lo pillaron. El, triste no dijo nada y se responsabilizó de sus actos. Por dentro ardía una llama de odio, no a Esmeralda, sino a sí mismo por haberse enamorado de una bruja despiadada. Una vez haber cumplido su condena, volvió a su pueblo con el alma en sus pies. Suerte que conoció a una bella pueblerina llamada Hera, la cual le dio todo el amor que nadie le había dado. Ambos se enamoraron y disfrutaron de la compañía del otro. Hasta que Hera se quedó embarazada, la noticia del embarazo de proclamó a los cuatro vientos y llegó a los oídos de la princesa. Esmeralda, todavía enfafada por lo sucedido con Dientes de sable, se dirigió a la cabaña de la pareja y anunció:

-¡Maldito! ¿Cómo te atreves a volver después de todo este tiempo? Eres un desgraciado y tu castigo por no haber cumplido el trato que hicimos será horrible. Todos tus descendientes llevarán la sangre de los lobos, una sangre que poca gente aprecia. La maldición acabará el día que nazca un  lobo diferente, un lobo de pelo blanco como la nieve y de ojos castaños relucientes. Ese es tu castigo, tu maldición. -sentenció la bruja. Y así fue, el bebé de Hera nació lobo, y el siguiente, y el siguiente. Hasta que nació un lobo diferente, o más bien dicho, una loba diferente.

Las tres colinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora