14. Uvas con queso

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El cuerpo del príncipe reposaba sobre el suelo, la  herida de la pierna causada por los mordiscos de Gaya, había dejado de sangrar. Colmillos se paró durante un instante y acarició las mejillas de Gaya, notó como la piel de ella se estremecía con su tacto.

-Gaya, coge al príncipe y ve a buscar ayuda. No me encuentro bien...- susurró.

-No puedo dejarte aquí sólo, no puedo...-sollozaba ella. Colmillos la miró dulcemente y sin previo aviso, la besó. Fué un beso lleno de ternura, lento y inocente.

-¿Colmillos, recuerdas lo de las uvas con queso?- preguntó.

-Sí.- respondió.

-Mi madre tenía razón, uvas con queso saben a beso. -dijo con timidez. Volvieron a buscar sus labios con necesidad, el la agarraba con fuerza contra el, no quería perderla.

-Para, tenemos que ayudar a Felipe.- dijo Colmillos pícaro, dejando a Gaya con un malsabor en la boca. Asintió con pereza y se dispuso a cargar el cuerpo del príncipe.

-¿Seguro estarás bien?-preguntó al cargarse el cuerpo del príncipe en la espalda. Colmillos la miró y con una sonrisa asintió. Acto seguido, se estiró en el suelo. Gaya, emocionada, corrió por el bosque en busca de ayuda. Después de minutos corriendo, escuchó unos pasos. Se escondió detrás de un árbol y aguardó pacientemente a que los extraños pasaran de largo, pero no lo hicieron.

-¡Gaya! ¿Colmillos? ¿Dónde estáis?-gritaba una voz masculina. Gaya salió de su escondite y descubrió a su padre  junto con su hermano.

-¡Aquí! Rápido, necesito ayuda. Colmillos está herido y Felipe inconsciente. Os lo explicaré todo luego, primero, llevar a Felipe al hospital o al castillo de sus padres.-decía Gaya asustada. Jack cogió al príncipe y rápido como una bala, desapareció del bosque. Fenris siguió a Gaya entre los árboles hasta llegar a la roca del lago. Entró sin demora y se dirigió rápido hasta Colmillos. El lobezno ya se había desmayado y la herida en la cabeza tenía muy mala pinta. Fenris cargó con el cuerpo inerte de Colmillos y lo levó con sumo cuidado al hospital. Por el camino, le preguntaba a Gaya acerca el encuentro con Felipe. Gaya lo explicó todo de forma clara y concisa mientras las lágrimas seguían resbalando por su cara. Una vez dentro del hospital, llevaron a Colmillos hasta una habitación de dos camas. En una, reposaba Felipe con una banda en toda la pierna. Gaya no pudo evitar sentirse mal por el y decidió disculparse nada mas despertara. Por el momento, le importaba más Colmillos, por fin se había dado cuenta de que lo quería y eso era nuevo para ella. Ingresaron a Colmillos junto a Felipe y le hicieron bastantes pruebas hasta determinar si era necesaria una transfusión de sangre o alguna operación.

-Está bien de nivel de sangre y la coagulación es rápida, pero tenemos que hacerle unos pocos puntos, además de que le acabamos de descubrir otra herida en la ceja. -dijo una enfermera. Gaya suspiró y asintió con cansancio. Pasaron horas y horas hasta que Gaya pudo ver a Colmillos, entró en la habitación y se sentó con cuidado en la cama. Observó como dormía plácidamente, como su pecho subía y bajaba. Desvió la mirada por un momento y se encontró con los ojos azules de Felipe.

Las tres colinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora