Capítulo 18

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—¿Como estas Lucy?

Una bolsa con hielo fue puesta en mi cabeza con cuidado. Casi gimo de placer.

—Mejor que hace una hora—murmuré llevando mi mano a sujetar la bolsa mientras que en la otra tenia un vaso con agua cristalina.—Nunca me pasó algo así en los entrenamientos. La magia de Sting, aunque reproducida por Rufus, siempre me trataba bien. Pero en esta ocasión parecía venenoso... Por cierto ¿como está el?

—Inconsciente. Las marcas subieron de golpe a los codos—Minerva suspiró mientras paseaba por su pequeño cuarto de la resi. Como esperaba era pulcramente ordenado con montones de libros de cocina y, sorpresa, algunas fotos de mi parejita principal, MiRo.

Me obligué a concentrarme en el asunto.

—¿Que carajos significan esas marcas?—exclamé pateando el suelo como una niña. Necesitaba descargarme en algo. O golpear algo, preferentemente un Rubio shizofrenico.

—Mientras estabas reconponiendote, por cierto quiero saber cómo es que reflejaste la magia de Sting, decidimos que yo, Yukino y tu iremos en busca del antídoto. Las gemelas Mao también querían venir, pero son las únicas chicas S clase aparte de mi. Así que ellas se mantendrán aquí.

—¿S clase?—espeté sin poder creermelo. Nunca hubiera adivinado eso. De hecho ambas parecen sólo dos humanas y no magas. ¿Siquiera qué magia usan?

—Si, y consiguieron el título con el anterior maestro.

—Oh—me obligué a morder la lengua. ¿Cuan fuerte serían? Si tener en cuenta que todo era diferente antes ¿acaso su poder se nivelaría con poder Santo?

Sacudí mi cabeza, los santos son por algo, sino, habría mogollones de magos Santos.

Bebí lo que quedaba de agua en el vaso y saqué el hielo de mi cabeza con desgana—Cuanto antes salgamos, mejor será para Sting—me puse de pie y casi salté de alegría al notar que no estaba mareada y estaba casi perfecta. Simplemente un poco de miopía.

Minerva me sonrió—Solo quedabas tu. Incluso Yukino ya fue a recoger tus cosas y las suyas.

Me la quedé mirando. ¿Acaso la chica sabía teletransportarse que lo hizo todo en una hora y algo?

—Los boletos de tren los tenemos para dentro de 40minutos—anunció la pelinegra caminando hacia su armario con una pequeña mochila—Por lo que puedes bajar a comer o algo más

Hize una mueca—No hables de comida por favor, todavía mi estómago está sufriendo.

—Que no sufra en mi sofá.

[...]

—Hola de nuevo Magnolia—suspiré saliendo del tren. Tres chicas me seguían: Fiona, que fue con nosotras porque quizo y cuando empezábamos a decirle no ella empezaba a llorar, Minerva y Yukino.

—Antes estabas en el gremio aquí ¿no?—preguntó curiosa la pequeña. Corrió a mi lado y cogió mi mano .

—Exacto—asentí—Pero hace semanas que ya está disuelto.—observé cada cosa, cada detalle que pudiera, absorbiendo como esponja. Suspiré nostálgica —Vamos, la casa de Polushka esta a las afueras en el bosque.

—¿Ella seguirá allí?—preguntó desde detras mío Yukino.

Frunci el ceño al considerarlo.  Si el gremio se disolvió, ya nada la mantiene unida a estas tierras. Puede que también se fue de viaje o algo parecido.

—Por probar no pasa nada—subí los hombros.

Empezé a caminar haciéndome camino entre todo el gentío. Esperaba que Yukino y Minerva conseguían seguirme, sino, iba a ser problemático buscarlas.

Algún Dia...[1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora